jueves, 30 de enero de 2014

Capítulo 132



Capítulo 132


Pedro: ¡En 10 minutos llegamos! Vas a ver que está todo bien… No sirve de nada que te angusties así-Me dijo seguro y tranquilo, y le creí, necesitaba su paz ahora. Y sus palabras eran un bálsamo para mi ansiedad y mis miedos.


Cuenta Pedro…


   Por suerte Paula se había tranquilizado. Estaba preocupada por lo que podía llegar a decirle la doctora. Yo también estaba nervioso, pero no quería transmitírselo a ella, no me necesitaba así ahora. Tenía que contenerla y estar bien para los 2, ¡Los 3!

   Ni bien llegamos, nos hicieron pasar al consultorio. Marisa nos estaba esperando.

   Paula le contó todo lo que había pasado y cómo fueron sus síntomas. Le mostró los estudios que se hizo en París, los cuales después de mirar, nos dijo.


Marisa: Bueno. No hay dudas que estás embarazada. Ahora tenemos que ver cómo va todo. Te atendí en este consultorio para que puedas hacerte una ecografía, sin estar paseando por toda la clínica.-Le dijo a mi novia.

Paula: ¡Gracias! Por el momento quiero esperar para contarlo- Le dijo mientras se paraba y la doctora le daba las indicaciones junto a un doctor que manejaba el ecógrafo.


   Una vez que Paula estuvo acostada, le hicieron levantar la remera, para dejarles acceso a la panza, por ahora chata, de mi novia. Paula me agarró las manos y pude notar que temblaban… las mías también. Le pasaron un gel y luego comenzaron a pasarle un aparato sobre ella, mientras los doctores miraban atentos al monitor que había enfrente de nosotros. Nosotros hicimos lo mismo. Aunque no entendía nada de lo que veía, eran solo manchas y rayones… En un momento un sonido fuerte envolvió toda la habitación.


Dra. Marisa: ¡Ahí estás! –Dijo mirando el monitor – Eso que escuchan, es el latido de su bebe- Dijo segura, pero ¡Iba tan acelerado! No parecían latidos.

Pedro: Pero ¿Por qué tan rápido? –Le dije preocupado cuando noté que Paula lloraba, no entendía ¿Algo estaba mal?

Doctor: ¡Tranquilo, papá! Es totalmente normal que sea así cuando son tan chiquitos- Dijo aliviándome por completo y sentí que las lágrimas empezaron a salir descontroladas. Me acerqué más a Pau, para dejar un beso en su cabeza, pero ella solo miraba el monitor sin poder estar atenta a nada más, y la entendía.

Paula: ¿Está todo bien? –Dijo preocupada.

Dra. Marisa: ¡Está todo perfecto! ¿No, doctor?-Mirando a su colega.

Doctor: ¡Sí! Ubicación perfecta y tamaño acorde a 6 semanas de gestación. Fecha probable de parto 28 de Agosto.-Dijo mientras anotaba en la computadora.

Dra. Marisa: ¡Felicitaciones papás! – Paula y yo nos miramos y no podíamos dejar de llorar, era como si todos nuestros miedos se hubieron evaporado de golpe cuando escuchamos que estaba todo bien.

PyP: ¡Gracias!- Le dijimos y después nos dimos un beso para terminar de sellar tanta alegría.


Cuenta Paula…


    No cabía tanta felicidad dentro mío. Nuestro bebé estaba bien. Jamás iba a olvidar este momento. Ni hablar cuando los doctores nos trataban de explicar que esa manchita minúscula en la pantalla era nuestro hijo. Cuando nos dijeron que el tamaño no era mayor al de un grano de arroz, Pedro se puso pálido. No podía creer lo frágil y chiquito que era, y eso lo preocupaba, no lo había podido disimular. En cambio, yo sentía que debía estar más fuerte, mi hijo dependía de mí y solo de mí para crecer sano y fuerte. De repente, lejos de sentir miedo, me sentía feliz, porque tenía la seguridad que iba a hacer todo lo que estuviera a mi alcance y más por él. Iba a ser una madre leona, lo sabía, y lo supe desde antes que estuviera aquí, en mi vientre… El cual no veía la hora que empiece a crecer.

    Abandonamos la clínica, no sin que antes Marisa me de todas las indicaciones de un embarazo responsable. Por el tiempo en que estaba, caí en cuenta de que había pasado las fiestas ya embarazada sin saberlo y recordé haber tomado más de lo debido, lo normal en esas épocas, pero me tranquilizó cuando me dijo que si me hubiera hecho efecto lo hubiera sabido en el momento, que no hay secuelas a largo plazo.


    Después de salir de la clínica nos fuimos a mi departamento, Zaira y Hernán se habían auto invitado para darnos la bienvenida. Y era el momento indicado para contarle a nuestro círculo más íntimo la razón de nuestra alegría.

    El miércoles era el cumpleaños de Horacio, así que aparte del regalo que habíamos comprado para él en París, le daríamos otro, mucho más importante. Íbamos a esperar ese día, que estén todos reunidos para contarle la novedad. Pedro no veía la hora de verles la cara cuando se lo contáramos.

   Yo no aguanté más… Apenas llegué a casa y me conecté vía Skipe con Juampi, alertándole que era urgente y ¡Pobre! se conectó asustado.


Juampi: ¡Hola Pochi! ¿Estás bien? ¿Y Pepe? –Me dijo preocupado al momento que mi novio, que estaba al lado mío, se acercó para poder aparecer por la camarita.- ¡Hola Pepe! ¿Qué pasó? ¿Qué es lo urgente que tenías para contarme?-Nunca le mandaba mensajes con calidad de urgente y entendía que esté así. Así que no quería hacerlo esperar, y menos si se cortaba la señal sin llegar a contarle.

Paula: ¡Hola! ¡Tranquilo! ¡Está todo bien! –Le dije ya emocionada.

Pedro: ¡Hola Juampi! ¡Tenemos algo que contarte!- Le dijo mi novio abrazándome y entregándome el papel que no dejábamos de mirar desde que vinimos.

Juampi: ¡Me alegro! ¡Pensé que les había pasado algo! –Suspiró relajado.

Pedro: ¡Vaya que sí pasó! – Le dijo mi novio divertido y ansioso.

Juampi: ¡Bueno, che! ¿Qué pasa? ¿Por qué esas caras? – Con Pedro nos miramos y reímos al ver que nuestras caras nos delataban… tendríamos que aprender a manejar eso…

Paula: ¡Por esto! –Le desplegué el papel en frente de la camarita, sin dudas él entendía de qué se trataba sin tener que darle tantas explicaciones, era la primer imagen de nuestro bebe. Escuché el silencio mientras observaba y remate.- ¡Vas a ser tío!- Saqué el papel para poder ver bien su cara y pude notar como sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas.

Juampi: ¡No lo puedo creer! ¡Felicitaciones! –Nos dijo emocionado, y yo no pude evitar quebrarme también… cuantas ganas de abrazarlo… de tenerlo acá conmigo ahora, compartiendo todo esto.

    Cami se asomó enseguida, curiosa ante la emoción de su marido frente al monitor, y entre los 2 les contamos cómo había pasado todo, aprovechando que mi ahijado dormía. Ambos estaban felices con nuestra noticia y aunque Juampi no me lo decía, porque no hacía falta, sabía que en ese momento quería ese abrazo al igual que yo.



    Con Pedro ordenamos un poco mientras llegaban los chicos. Zaira me dijo que no nos preocupáramos por la comida que ella y Hernán traían todo. Menos mal, porque yo no me sentía capacitada para cocinar… Había empezado a sentir náuseas. Era raro porque, allá, eran de mañana, y estaba feliz de haber pasado el día bien, pero ahora me sentía pésimo.

    Pedro me sugirió que dejásemos la juntada para otro día, pero no quise. No quería esperar un día más sin contar a los que quería sobre nuestro bebé. Era como si tuviera una bomba en mis manos y tenía que soltarla, quería ver la cara de mi mejor amiga cuando se lo contara, ella estaba tan ansiosa como yo con el tema. A Gege y a Sochi las invitaría otro día para contarles. Al igual que Xime y a Euge con las que nos hicimos íntimas.


    A la hora acordada escucho que nos tocan el timbre. Pedro fue a recibirlos, ya que yo no podía salir del baño. Mi novio se había enojado por no haberle hecho caso, aduciendo que no podíamos tener visitas en estas condiciones, que debería ir a acostarme cuando pudiera salir de acá…


Pedro: ¡Te dije, Paula! –Cuando escuchó el timbre- ¡Mirá cómo estás! –Me dijo mientras estaba, otra vez, abrazada al inodoro.

Paula: ¡Ya voy a estar mejor!- Reamente esperaba que sea así… ya no tenía más nada que dejar. Se refregó la cabeza, exasperado, y fue a atender al tercer timbre.


    A los pocos segundos escuché la voz chillona de mi amiga preguntando donde estaba. Y a Pedro balbuceando sin poder inventar una excusa convincente, solo le dijo que estaba en el baño. Enseguida escuché la voz de mi amiga atrás de la puerta del baño.


Zaira: ¡Pochi! ¿Estás bien? –Me dijo preocupada.

Paula: ¡Sí! ¡Ahí salgo! –Le dije y me levanté rápido, me lavé, tratando de mejorar un poco mi aspecto deplorable, y abrí la puerta, encontrándomela del otro lado, esperándome. Me miró asustada.

Zaira: ¡Pau! ¿Qué pasó?- Me hubiese gustado estar en la cabeza de mi amiga para saber qué cosas fabulaba.

Paula: ¡Nada, Zai! -Me miró confundida y me agarró de los brazos, claramente no iba a dejarme ir sin que le contara lo que pasaba, no iba a poder hacerlo cómo quería…- ¡Bah! Sí pasa… ¡Vas a ser tía! –Los ojos de mi amiga se hicieron aún más grandes, cuando se abrieron por completo, para luego pegar un grito ensordecedor y empezar a saltar sin soltarme aun de su agarre.


   De repente aparecieron por detrás Hernán y Pedro. Este último fijó su mirada en mí, como queriendo entender lo que estaba claro, ya se lo había contado… y levanté mis manos como señal de ello.


Hernán: ¿Qué pasa, amor?-Le dijo a su novia que nos miraba a Pedro y a mi sin saber si le correspondía responderle. Mi novio tomó la posta y puso una mano en el hombro de su amigo que estaba un pie delante de él, para llamar su atención y le dijo:

Pedro: ¿Cómo te ves siendo tío? –Le dijo con una sonrisa de oreja a oreja, y su amigo no reaccionaba, hasta que Zai habló.

Zaira: ¡Van a ser papás! ¡Pau está embarazada! –Dijo casi gritando. Y yo solo asentí por detrás de mi amiga.

    Hernán y Pedro se fundieron en un abrazo eterno…conmovedor. No sé qué cosas se decían porque Zai me hacía mil preguntas al mismo tiempo sin soltarme. Luego su novio pidió permiso, retándola de que se comporte, que si seguía con los gritos se iba a enterar todo el país. Mi amiga se quejó y le dio paso, liberándome para saludar al futuro padre, que nos miraba riendo. Hernán me abrazó y me felicito, agradeciéndome sentidamente todo lo que había hecho por su amigo y no pude evitar emocionarme… Todas las emociones que sentía, se potenciaban. Era como si me costara procesar tantas en tan poco tiempo… Tantos cambios en los últimos días… horas y ni hablar de los cambios que vendrán…. Que deberíamos hacer…



    Hola!!! Cómo están? Acá les dejo el capítulo de hoy! Y por suerte el bebé está bien! Ahora a contarles a los más íntimos la gran noticia! ;)

    Espero que les haya gustado y no se olviden que el sábado vuelvo a subir y después veremos cuando pueda subir otro ;)

    Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

   Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el Sábado :)



  

    Me dije a mi mismo una vez, que no iba a volver a pedirle que vivamos juntos, por nuestra experiencia fallida. Que iba a tener que ser ella la que plantee volver a dar ese paso, cuando quisiera o sintiera que fuera necesario… Pero los últimos acontecimientos cambiaron por completo mis pensamientos, dejé mi orgullo de lado, y le manifesté mis intenciones.

martes, 28 de enero de 2014

Capítulo 131



Capítulo 131


Pedro: Amor… es obvio que era acá donde quería pedirte matrimonio. Pero ayer no podía esperar más. No aguantaba un día más sin decirte que quiero estar el resto de mi vida a tu lado…-Me dijo dejando un beso en mis manos, precisamente en mi dedo donde ahora estaba el símbolo de nuestro compromiso…


    Lo veía hablar tan sincero, tan emocionado que no podía evitar emocionarme yo también, claramente el embarazo era lo que me sensibilizaba tanto.


Pedro: Y este día, no es un día al azar, en realidad es un día especial para mí…-Lo miré confundida y escuché atenta.-Un día como hoy… hace un año atrás… en otro continente-Reí, empezando a atar cabos y recordar- Vi por primera vez a la mujer de mi vida, de la que me enamoré a primera vista- Me confesó, como ya me lo había dicho antes… ese día, donde coincidimos en el desfile...

Paula: ¡Quiero creer que esa mujer soy yo! ¿No? –Volvimos a reír.

Pedro: ¡Sí! ¡Sos vos! ¿Tenés dudas? – Me preguntó mirándome fijamente a los ojos, y negué con mi cabeza.

Paula: ¡No! No tengo dudas- Le dije segura y él siguió.

Pedro: Sos la que me hace feliz cada día… la que llena mi vida. Y quiero agradecerte por haberme elegido… por estar conmigo…-Mis lágrimas hicieron acto de presencia… él también estaba emocionado- Por haber aceptado ser mi esposa, mi compañera y amiga por el resto de nuestras vidas. Y sobre todo por hacerlo perfecto con la llegada de nuestro bebé.

Paula: ¡Amor, no tenés nada que agradecerme! Al contrario, siempre te dije que sos el que le dio luz a mi vida, el que me enseñó a amar y me hizo saber lo que era sentirse amado. Vos también sos mi mundo, aunque ahora… lo vas a tener que compartir…-Le dije tocándome mi panza- No me imagino un segundo sin vos-Sus ojos emocionados, tocaron cada fibra de mi ser- Y gracias por darme una familia, por hacerme mamá ¡Te amo! -Chocamos nuestras copas y luego sellamos el brindis con un beso.



     No podíamos terminar la noche de otra manera que amándonos. Ni bien atravesamos la puerta de nuestra habitación, nos enredamos el uno con el otro. Era como si fuera una cuestión de vida o muerte, lo necesitábamos.

     Si bien, a principio, Pedro trataba de ser cauteloso, le dejé en claro que no era necesario. Ya habría tiempo para cuidados más adelante. Hoy necesitaba que nos amáramos así… apasionadamente… Y si bien dudó un poco, no tardó mucho entender qué era lo que necesitaba…

     Quería que fuéramos uno, como estaba segura, seríamos el resto de nuestras vidas…



Cuenta Pedro…


   Los días restantes en París pasaron volando. No habíamos podido recorrer mucho ya que los malestares matutinos de Paula la dejaban de cama. Todas las mañanas amanecía con náuseas, vómitos o mareos, aun cuando no desayunaba. Eso la aliviaba y en el resto del día no hacía otra cosa que pensar en comer. Creo que era también mucho de ansiedad, pero no había manera de controlarla. Su doctora le dijo que trate de comer despacio y no mucho, pero no era fácil… cuando tenía comida en frente, no lo recordaba.

    Antes de salir para el aeropuerto, llamé a Luciana para avisarle, de que ya estábamos de regreso y para que se los comunique a todos. A Luciana le conté sobre el compromiso, no me pude contener, ya que me contó que allá, en Buenos Aires se había corrido un rumor de que nos habíamos comprometido en Madrid, con los familiares de Paula. Pero, le dije que seguro fue un rumor que tiraron, que en realidad nos habíamos comprometido en París… Mi hermana comenzó a gritar de alegría, mientras me felicitaba y me preguntaba cómo había sido. Omitiendo muchos detalles le conté parte de la realidad de cómo pasaron las cosas y quedó conforme. Si se puso así de contenta con el compromiso, no quería imaginar cómo iba a ponerse cuando se entere de que va a ser tía. Tuve que contenerme las ganas de contarle, solo porque se lo prometí a Pau, y porque sabía que tenerla frente a frente sería mucho mejor… Ella en cambio lamentaba no poder tener a los suyos así cuando se los cuente. Había hablado con Juampi, que había llamado más que nada para ver si había novedades… tal vez porque pensaba que me podía haber arrepentido del compromiso. Pero al igual que yo con mi hermana, Pau le contó la verdad a medias. Con Zaira también pasó lo mismo, ya que ella estaba al tanto de mis planes y estaba más que intrigada por saber cómo había salido todo.


   Habíamos decidido viajar de tarde, para evitar los malestares matutinos en el avión. Con la diferencia de horario llegaríamos de madrugada a Buenos Aires. Por un lado mejor. Así evadíamos cualquier guardia que podía llegar a haber. No sé cómo, pero ya sabían que en estos días regresaríamos. Y esperábamos que no se filtre la información de nuestro vuelo, no porque nos moleste, solo que no sabía cómo iba a pasar el viaje Pau.

    Pau se había quedado dormida y yo estaba con insomnio cuidando su sueño. Esta vez se había cuidado con lo que había comido. El avión estaba lleno de argentinos que hasta se sacaron fotos con nosotros y no pasaría inadvertido que se descomponga, así que no tuvo opción.

    En un momento se despertó y levantó su cabeza para mirarme.


Paula: ¡Me encanta verte cuando pensás! Pero… ¡Deberías estar durmiendo!- Me dijo somnolienta.

Pedro: ¡Sí! Pero no puedo. –Le dije dejando un beso en su cabeza.

Paula: ¡Vamos a tener un día largo! ¿En qué pensás? –Me dijo mientras se acomodaba para seguir durmiendo.

Pedro: ¿Te parece que no tengo cosas qué pensar? –La escuché reírse y yo lo hice también. Vaya si había cosas para pensar. Pero, esta vez, mi novia tenía razón. Teníamos mucho por hacer de regreso.


Cuenta Paula…


    El vuelo se había demorado y llegamos más tarde de lo previsto. Por suerte me sentía bastante bien, solo algunos mareos, que por suerte no pasaron a mayores. Apenas pusimos un pie en Bs. As., y luego de retirar nuestro equipaje, salimos del aeropuerto. No había periodistas, por suerte, pero si aceptamos sacarnos fotos con algunas personas, que casualmente, estaban en el lugar.

    Llegamos a su casa y dejamos todo tirado en el living, necesitábamos dormir. Pedro, finalmente, no había dormido casi nada y estaba agotado. Siempre le costaba dormir en los vuelos, pero esta vez ni siquiera lo había logrado. Yo, en cambio, necesitaba de la suavidad de una cama, y nos dispusimos a descansar. Puse el despertador, por las dudas, no sin que antes avisemos que ya habíamos llegado bien.


    El sonido de mi teléfono interrumpió mi sueño. Miré la pantalla del celular y era Zaira. ¡Qué raro! Ya le había avisado que llegamos y que íbamos a dormir. Me apuré a atender antes de que despierte a mi novio, aunque lo veía difícil, estaba desmayado al lado mío.


Paula: ¡Zai!- Pude decir bostezando.

Zaira: ¡Ay, Pochi! Seguro que te desperté ¡Perdón! -Me dijo apenada.

Paula: ¡Todo bien, cachorra! Pero… ¿Pasa algo? – Noté preocupación en su tono.

Zaira: ¡No! ¡Bah! Sí, pasa que está circulando por todos lados unas fotos, que al parecer son del aeropuerto donde se te ve posando con Pedro y otra persona, en donde se te ve el anillo… Deben tener una guardia periodística en tu casa para averiguar por el temita.- Tuve que procesar la información que me daba mi amiga, para entender: foto, anillo, periodistas… querían saber si nos habíamos comprometido y no iban a parar hasta saberlo.


   Le agradecí a mi amiga por haberme avisado, y luego de una breve charla cortamos la comunicación.

   Ya no podía seguir durmiendo, y faltaba una hora para que suene mi reloj. Me fui a bañar, mientras pensaba cómo íbamos a manejarnos con la prensa. Hasta ahora no lo habíamos pensado… Hoy a la tarde debíamos salir para ir a mi cita con la doctora y no quería postergarla, tampoco tenía sentido. Llamé al portero del edificio y me confirmó que había varios móviles enfrente. Debía hacer que despejen el lugar si queríamos pasar inadvertidos.

   Después de dejarlo dormir un poco más, desperté a mi novio… Tarea difícil si las había... después de varios intentos pude lograrlo.



Paula: ¡Buen día! – Le dije, mientras él me miraba confundido, como tratando de entender dónde estábamos. Era tan lindo así, todo dormidito, con los ojos achinaditos y el pelo alborotado que me daba pena despertarlo.

Pedro: ¡Buen día! ¿Cómo estás? – Y fue hasta que él me preguntó que noté que no había tenido ningún malestar.

Paula: ¡Bien! ¡Tengo algo que contarte!-Me miró sorprendido.


    Le conté a mi novio lo que estaba pasando. Había prendido el televisor y la foto circulaba en todos los canales. Haciendo un primer plano al anillo que llevaba en mi mano. Inventando miles de escenas distintas de cómo había sido el “supuesto” compromiso.

    Le conté cual era mi idea y estuvo de acuerdo.


    Pedro nos había hecho sacar por el mozo del Restó una foto hermosa, donde se nos veía a ambos mostrando el anillo y al fondo el paisaje parisino, que se podía ver a través de las ventanas. Convenimos que esa era la foto ideal.

    Durante todo el tiempo que estuvimos de viaje no hicimos uso de las redes sociales y qué mejor manera que reestrenarla así. Ambos publicamos la misma foto, con una breve reseña en twitter. Yo puse “Compromiso en París, en el mejor momento, Te amo” y él puso “Mi amor para siempre”. En cuestión de minutos vimos cómo se reproducían en todos lados, con miles de Retweets y favoritos.

   Bajamos con la excusa de que debíamos ir a comprar, cosa que era cierto también, mi novio tenía la alacena y heladera vacía. Y nos encontramos con toda la prensa ni bien salimos con el auto. Nos detuvimos y les contamos cómo había sido todo, omitiendo detalles, obviamente, que por el momento nos queríamos guardar. Después de dejarlos conformes, le pedimos que despejen la entrada y ellos aceptaron gustosos, ya habían hecho su trabajo y el calor que se sentía, lo hacía aún más insalubre. Ya tenían la confirmación del compromiso y la palabra de nosotros, no tenía sentido que se queden. Nos despedimos de ellos y fuimos a hacer algunas compras, contentos de que el operativo parecía, haber salido bien.



    Salimos a hora para la clínica. Cuando salimos en el auto pudimos notar que estaba despejado, por suerte no había nadie. Había pasado el día, casi sin malestares, algún que otra nausea sin importancia.

    No podía sacarme de la cabeza cómo iría todo en mi cita. Era como si todos los miedos me viniesen de golpe, ¿Y si no estaba todo bien? No estaba preparada para escuchar otra cosa que no sea que está todo perfecto… ¿Y sí no era así? Debajo de mis lentes oscuros podía ocultar las lágrimas que se desprendían de mis ojos, sin que mi novio lo notase. Él había estado hablando todo el camino pero no podía escucharlo por estar inmersa en mis pensamientos… en mis miedos. Hasta que lo escuché preguntarme algo.



Pedro: ¿Y? ¿Te parece bien? -¿Qué cosa? Me daba pena decirle que no lo había estado escuchando y busqué la salida fácil.

Paula: ¡Sí! Me parece bien- Dije segura, y él rió.

Pedro: ¡Ah, Bueno! O sea que… ¿Te parece bien que me consiga una amante para los fines de semana?-Me dijo divertido, mientras parábamos en un semáforo.

Paula: ¿Qué?-Le dije indignada.

Pedro: Que me di cuenta que no me estabas escuchando y pisaste el palito. ¡Después te quejás de que hablo poco! ¡Y cuando te hablo no me escuchás! –Me dijo en un tono tierno, lejos de parecer enojado.

Paula: ¡Perdón! Solo que me agarraron todos los miedos de golpe… -Le confesé y sentí sus manos en las mías. Giré para mirarlo.

Pedro: ¡En 10 minutos llegamos! Vas a ver que está todo bien… No sirve de nada que te angusties así-Me dijo seguro y tranquilo, y le creí, necesitaba su paz ahora. Y sus palabras eran un bálsamo para mi ansiedad y mis miedos.

  




    Hola! Y sí! De nuevo en la vorágine de Buenos Aires! Lejísimos de Europa! ;) Cómo les irá en la primer consulta? Lo sabremos en el próximo capítulo.


AVISO IMPORTANTE: Hasta el día sábado 1 de febrero, (El próximo) seguiré subiendo capítulos normalmente. Y después, como ya advertí antes, voy a tener 3 semanas en las que, si puedo, subiré uno por semana. Yo les voy a avisar si es así. Le queda un poco todavía a esta historia y no podía terminarla aun. Así que les pido paciencia, que después voy a retomar con el ritmo de siempre: Gracias!!!

   Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

   Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el Jueves :)





Dra. Marisa: ¡Ahí estás! –Dijo mirando el monitor – Eso que escuchan es el latido de su bebe, dijo segura, pero ¡Iba tan acelerado! No parecían latidos.

Pedro: Pero ¿Por qué tan rápido? –Le dije preocupado cuando noté que Paula lloraba, ¡No entendía! ¡¿Algo estaba mal?!

sábado, 25 de enero de 2014

Capítulo 130



Capítulo 130


    Caminamos abrazados los pasos que nos separaban hasta llegar en frente de la Torre. Mi novio frenó de golpe, parándose en frente mío, me tomó de ambas manos y me dijo.


Pedro: ¡No sé por qué esperé tanto! ¡No quiero que piense que esto es de apuro! –Reímos y otra vez sentí que mis lágrimas empezaban a salir… y mis nervios a crecer…- Lo había planeado hace meses… quería que todo sea perfecto…- Me confesó, y lo sabía.


    Podía notar que de sus ojos color miel, brotaban lágrimas también, ya que yo no había podido controlar las mías. Tampoco podía hacer que mis manos dejaran de temblar, aunque no podía distinguir si eran las mías o las suyas las que temblaban.


Pedro: Pero amor… vos lo hiciste perfecto… ¡La llegada de nuestro bebé lo hace perfecto! Te amo con mi alma y tenía todo un discurso ensayado pero ahora no me acuerdo nada…- Volví a reír, lo notaba tan nervioso y contento a la vez… me acerqué a dejarle un beso en sus labios- Amor… Pau… -Lo vi poner una de sus rodillas en el suelo, soltó una de mis manos para meterlas en el bolsillo de su saco. Yo era un mar de lágrimas y no me preocupaba…


    Sacó de él un estuche de terciopelo rojo y lo abrió delante de mis ojos, dejando relucir un anillo precioso.


Pedro: Amor ¿Querés casarte conmigo? – Ya no cabía en mi cuerpo, tanta felicidad, no habían adjetivos para describir mi estado… Era más de lo que había soñado jamás… ¡No podía creerlo! -¡Estás tardando mucho! –Me dijo ansioso y me di cuenta que él necesitaba que le diera una respuesta, aunque era obvia. Tiré de él para levantarlo y lo abracé.

Paula: ¡Sí, Sí! ¡Quiero! ¡Te amo! ¡Quiero que estemos el resto de nuestras vidas juntos! ¡No tengo dudas de eso! –Le dije emocionada y él solo respondió con una sonrisa de satisfacción, alegría y el amor más grande que podía transmitirme.


   Sellamos nuestro compromiso con un beso. Cargado con una emoción que nos embriagaba. El amor que sentía por este hombre, con el que quería pasar el resto de mi vida, superaba toda razón.

    Sus ojos que brillaban más que la luna que nos iluminaba, más que todas las luces que iluminaban a esa torre que estaba detrás nuestro, que a esta altura, ni siquiera recordaba el nombre. Cualquier lugar en el mundo dejaba de ser importante porque él (Y ahora, nuestro hijo) eran lo más importante del mundo… no existía nada más…


Cuenta Pedro…


   Nunca sentí tanta felicidad en mi vida… ¡Iba a ser papá y estaba comprometido con la mujer que amo! Con la que no tengo dudas, será la madre más maravillosa del mundo.

   Después de que Pau, gracias a Dios, me dijera que sí, me sentí aliviado… no porque tuviera dudas, pero escucharla decirme que “Sí” hizo que me relajara.

   No la retuve mucho tiempo ahí, la noche estaba fría y no me perdonaría que se enfermera por mi culpa… Si antes era sobreprotector con ella, temía por mí por lo que podía llegar a convertirme, ahora que llevaba a mi hijo en su vientre… ¡Mi hijo! ¡Tenía que repetírmelo para poder creerlo!



   Apenas pusimos un pie en nuestra habitación la llevé hasta la cama, sabía que estaba cansada. No había dejado de bostezar en todo el camino desde la Torre hasta el hotel.

   La ayudé a desvestirse… no porque tuviera otras intenciones y creo que lo sabía. Me deshice del vestido, que tanto amaba como le había quedado…

    Zaira era increíble para estas cosas, sin toda su ayuda no podía haber hecho todo esto solo: El vestido, los zapatos, guiarme con el anillo, lo cual no tenía ni idea que había tantos modelos, medidas y precios. Sin dudas había elegido bien, Pau no dejaba de mirarlo desde que se lo puse en su dedo. ¡Ni hablar a la hora de elegir el lugar! Finalmente fue con Juampi con quién decidí que París era el lugar indicado. En uno de nuestros tantos llamados clandestinos, cuando le conté mis planes y después de felicitarme por la decisión, me dijo que recordaba a su prima diciéndole que le encantaba París, que le parecía el lugar más romántico del mundo y que alguna vez le había dicho que soñaba ir a ese restó de la Torre. Por eso no quería dejar de llevarla. Y menos ahora, que no sabía si íbamos a poder volver, ya no estaríamos solos, seguro elegiríamos otros sitios dónde ir. Y si bien ya le había pedido matrimonio y le había entregado el anillo no quería irme sin llevarla a ese lugar. Por eso, y gracias al conserje del hotel que a estas alturas, ya éramos íntimos, me ayudó a cambiar mi reserva para el día siguiente, o sea hoy, ya era demasiado tarde…



   Estábamos acostados. Ella con su cabeza sobre mi pecho, acariciándome los vellos que hay en él. Pensé que iba a dormirse apenas se acostara, pero no, al igual que yo, seguía sin poder conciliar el sueño.


Pedro: ¿No podés dormir? –Levantó su cabeza para mirarme con un brillo único en sus ojos.

Paula: ¡No puedo! Estoy cansada pero mi cabeza no para- Me confesó y dejé un beso en su cabeza.

Pedro: ¡Te entiendo! ¡Yo estoy igual! –Se levantó para sentarse y giró para mirarme.

Paula: ¡Quiero volver lo antes posible a Buenos Aires! Quiero ir a ver a Marisa –Tuve que hacer memoria para recordar que era el nombre de la doctora que la atendió este último tiempo, la que habíamos ido a ver juntos la última vez-quiero que me diga que está todo bien, quiero hacerme una ecografía, quiero…-Me dijo sin respirar ni una sola vez y me senté a su lado.

Pedro: ¡Para, amor! -La frené- Hace menos de 3 horas que nos enteramos de esto. Vamos a hacer todo eso, pero tranquila…

Paula: ¿¡Tranquila!? –Me interrumpió indignada. Reconocí que era una estupidez pedirle a Paula que estuviera tranquila con semejante noticia- ¡Estoy embarazada y me decís que esté tranquila! –Suspiré, sabía que Paula era intensa y sabía también que el embarazo tendía a empeorar estas cosas.


    Juampi me lo había contado en estos días que estuvimos en su casa. Él la pasó bravo en el embarazo con Camila. Y eso que su mujer parecía ser mucho más dócil que mi novia.


Pedro: Te propongo algo. Nos quedamos unos días más acá. Tratás de relajarte. Mientras hablás por teléfono con Marisa para que tenga todo preparado para cuando lleguemos y le preguntás todo lo que necesitas saber. ¿Sí? Pero tenés que estar tranquila. –Creo que esto último sonó como una orden y lo notó.

Paula: ¡Es que necesito saber que está todo bien! Me da miedo pensar que algo anda mal.-me confesó apenada, agachando su cabeza. La tomé de la cara para levantarla y que vuelva a mirarme.

Pedro: ¡Es imposible que no esté todo bien! ¡Lo hicimos con todo el amor del mundo! –Sonrió emocionada asintiendo. Me acomodé a la altura de su panza, donde albergaba a nuestro tesoro más preciado y rodeé mis brazos sobre ella dejando mi cabeza, suavemente, apoyada ahí-¿Puedo dormir así hoy? –Sentí, por sus movimientos que estaba llorando, no necesitaba verla para comprobarlo.

Paula: ¡Obvio! –Dijo con la voz entrecortada- ¡Sos el papá! – Escuchar esas palabras de mi mujer hizo que tuvieran un sentido que jamás había notado, era el fruto de nuestro amor… PAPÁ ¡Voy a ser papá! La sentía acariciarme la cabeza y sentía que la vida me había dado todo, ya no podía pedir más… sí, que salga todo bien, entendía a Pau… sus miedos… y los compartía… pero no quería pensar en ellos ahora, yo los cuidaría. Ahora quería disfrutar de estar así… mi hijo y la mujer que amo en un mismo abrazo…


Cuenta Paula…


    Me desperté con el olorcito del café con leche y el de todo tipo de cosas dulces en una bandeja que sostenía mi novio. Lo vi parado en la puerta de la habitación, sosteniéndola, y cuando notó que estaba despierta protestó.


Pedro: ¡Quería despertarte yo! –Me dijo apenado, y le sonreí al momento que ya me sentaba en la cama.


   Traté de acomodar mi cabeza. Estaba en ese momento del trance en que uno trata de ubicarse en el tiempo y en el espacio… confundida ¿Todo había sido un sueño? ¡No! ¡Estaba embarazada! Miré mi mis manos ¡Y comprometida! ¡Era cierto!


Pedro: ¡Buen día! ¿Cómo amaneciste? –Me dijo con una sonrisa enorme en sus labios, mientras acomodaba la bandeja, repleta de cosas, en la mesita que estaba al lado mío.

Paula: ¡Buen día! ¡Bien! Y con la pinta que tiene eso me di cuenta que con un hambre voraz- Rio con ganas, también era cierto, desde lo que pasó anoche, no había comido nada.

Pedro: ¡Mejor! Anoche no comiste nada… ya sé que no te sentías bien, pero tenés que compensarlo- No pensaba objetar nada, aunque sonara, claramente a una orden.


    Comí tanto y con tantas ganas. Pedro me había advertido que lo haga con paciencia, pero era como si todo el apetito del mundo se hubiera despertado de golpe. Y no lo escuché…

   Terminé en el baño, abrazada al inodoro vomitando todo lo que con tanto placer había comido. Pedro se arrodilló al lado mío, sosteniendo mi pelo, para no hacer un desastre aun peor. Obviamente sin dejar de repetirme, te lo dije… y lo odiaba por tener que darle la razón…

    Después de varios minutos, cuando mi estómago ya estaba vacío y aliviado me sentí mejor… Había sentido malestares otras veces, después de comer, pero como recién, jamás. Tal vez porque era consciente de que era normal y necesitaba hacerlo.


Pedro: ¿Estás mejor? –Asentí, y me levantó para arrastrarme hacia la ducha. Me ayudó a desvestirme, y simplemente lo dejé hacerlo, no tenía fuerzas para nada más.


   Pasamos todo el día en la habitación. Pedro no había querido que salgamos, aun cuando le decía que ya me sentía bien.

   Me había dicho que, solo si seguía así, a la noche iríamos al Restó de la Torre, que había vuelto a reservar la mesa. Le dije que no era necesario. No quería ni pensar en lo que gastaríamos allí, ya había hecho demasiado. Pero el insistió y aunque le discutí no hubo caso de que lo convenza.


   A la noche me sentía genial. Realmente descansar todo el día, estar mimándonos como estuvimos me alivió mucho. También sirvió para que habláramos de muchas cosas, entre ellas habíamos decidido que no le contaríamos nada a nadie hasta que no llegáramos a Buenos Aires y que viera a Marisa. Aunque me moría por levantar el teléfono y contárselo a todos, pero quería primero saber que todo estaba bien, y Pedro estuvo de acuerdo. Él también moría de ganas por contarle a su familia, pero también quería que cuando llegue ese momento sea cara a cara, no quería ni pensar en la cara de su papá cuando se enterase.

    También decidimos que solo pasaríamos un par de días más acá, o sea que para el lunes ya estaríamos en Buenos Aires. El mismo día en que ya había reservado una cita con mi doctora. Ya había hablado con Marisa, que hasta ahora, era la única que sabía la novedad. Después de felicitarnos, me dio una serie de indicaciones para poder sobrellevar las náuseas y los vómitos.


    Al igual que la noche anterior, volvimos al restó, esta vez mucho más tranquila. Escuché a mi novio darle indicaciones al metre que nos recibió. Íbamos al Restaurante 58 Torre Eiffel que tiene una vista panorámica preciosa y se sitúa en el primer piso de la Torre Eiffel. Era ahí donde había hecho la reserva.
   Nos llevó a nuestra mesa, por suerte hablaba español, y no era raro que contraten gente con varios dialectos, acá todos estaban cerca, españoles, italianos, portugueses, etc.
   Nos enseñó que, desde sus ventanas, se podía apreciar una vista excepcional en el Sena y el Trocadéro a 100 metros de altitud. El punto de vista panorámico, de las ventanas del restaurante de la Torre Eiffel, de la capital era increíble.

   Estábamos maravillados. El ambiente del restaurante era tranquilo y cómodo, decorado con muebles minimalistas que no distraían la fantástica vista sobre las luces de la ciudad. Tenía una atmósfera acogedora con una iluminación baja y apacible.

    Mi novio, y futuro esposo, no dejaba de sonreír, creo que estaba tan sorprendido como yo.


Pedro ¿Y? ¿Es como lo imaginabas?-Lo miré confundida.

Paula: ¡No! ¡Sí! ¡No sé! ¿Cómo sabías que quería conocer este lugar? -Lo interrogué.

Pedro: ¡Se dice el pecado pero no el pecador! -Reí al saber que la respuesta era obvia, no necesitaba escuchar de sus labios la repuesta.


   Ahora entendía cuando Juampi me dijo: “Él quiere lo mejor para vos”. Solo a él le había contado de mis ganas por conocer un sitio así algún día, y acá estaba…

   La cena fue deliciosa. No queríamos pedir nada raro. Temía que mi estómago vuelva a traicionarme. Después del postre, Pedro pidió una botella de champagne, con la advertencia de que solo era para brindar y que me iba a dejar tomar solo un sorbo ¡Qué desperdicio! Aunque era otra cosa en la que no pensaba discutir.

    Una vez que el mozo sirvió la bebida en nuestras copas, nos dejó solos de nuevo, y fue cuando mi novio tomó la palabra…


Pedro: Amor… es obvio que era acá donde quería pedirte matrimonio. Pero ayer no podía esperar más… No aguantaba un día más sin decirte que quiero estar el resto de mi vida a tu lado…-Me dijo dejando un beso en mis manos, precisamente en mi dedo donde ahora estaba el símbolo de nuestro compromiso…


    Lo veía hablar tan sincero, tan emocionado que no podía evitar emocionarme yo también, claramente el embarazo era lo que me sensibilizaba tanto.



    Hola! Cómo están? Siguen contentas? Y sí! Pau está con los síntomas a full! ;) Espero que les haya gustado ¿Qué será lo que le va a decir Pepe? En el próximo lo sabremos!

     Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

     Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el Martes :)




   No podíamos terminar la noche de otra manera que amándonos. Ni bien atravesamos la puerta de nuestra habitación, nos enredamos el uno con el otro. Era como si fuera una cuestión de vida o muerte, lo necesitábamos.

jueves, 23 de enero de 2014

Capítulo 129



Capítulo 129


Cuenta Pedro…


   Ver a Paula desvanecerse en mis brazos era algo que no esperara que pasara. La había notado tan nerviosa pero nunca pensé que a este punto… me sentía culpable por arrastrarla a este estado… había llevado todo demasiado lejos, jugando con su ansiedad como si no la conociera… Y lo peor es que ahora ella se sentía culpable ¡No podía haber salido todo peor!

   Tuve que insistirle para que fuéramos a un hospital. No iba a estar tranquilo hasta que un médico la viera, y eso la había frustrado aún más. No dejaba de llorar y no sé si estaba enojada con ella o conmigo.

    Sentía que nada de lo que le dijera podía hacer que se calme, así que preferí no decirle más nada.


    Apenas llegamos al hospital. La ayudé a bajarse y tuvimos que lidiar con el idioma. Paula no entendía casi nada de francés y yo menos. Por suerte había un enfermero que hablaba español, y nos hizo de traductor con los médicos.

   Atendieron a Paula en la guardia. Todavía estaba débil y mareada. Me asustaba verla así. Traté de calmarla, pero parecía no escucharme…

   Todos los signos vitales estaban bien, la presión un poco baja. El enfermero nos informó que el médico que estaba atendiendo a Pau quería hacerle unos estudios, quería controlar su anemia, ya que creí conveniente informarle de ella. Paula se negaba, pero ya no tenía sentido que nos fuéramos sin saber bien lo que le había pasado. Nos dijeron que en caso de que sea eso, deberían suministrarle hierro o hasta hacerle una transfusión de sangre, pero necesitaban los resultados de los estudios para saber qué tratamiento darle.

   La acompañé hasta el laboratorio para que le sacaran sangre. Y nos sentamos a esperar. Uno al lado del otro. Paula estaba con la mirada perdida en la nada misma y tomé su mano para dejar un beso en ella…


Pedro: ¡Amor! ¿Qué pasa?- Le dije buscando su mirada, sus ojos conectaron con los míos… tristes.


Paula: ¡Ya te dije! ¡No quiero estar acá! – La abracé fuerte haciendo que se apoye en mi regazo, mientras llenaba de besos su cabeza… y así, en silencio, esperamos…


   Al rato volvieron a llamarnos. El doctor con el enfermero nos esperaban en el consultorio. Paula estaba durmiendo en mis brazos y tuve que despertarla para poder dirigirnos ahí.


Enfermero: ¡Tomen asiento, por favor! – Nos dijo, y eso fue lo que hicimos.


    Mientras el médico revisaba atentamente los resultados de los estudios de Pau. Ella observaba todo, seria y pude notar que unas lágrimas se desprendían de sus ojos, suspiré y apreté su mano, tratando de confortarla.

   El médico miró al enfermero, mientras le pasaba los resultados y le hablaba en francés. Este sonrió y leyó lo que el doctor le entregaba. ¡Dios mío! ¿Qué es lo que les causa gracia?


Enfermero: Bueno, por lo que me dice acá el doctor, sus síntomas son normales para lo que usted tiene…-Dijo dirigiéndose a Pau, su tono divertido me daba ganas de levantarme y pegarle una trompada en el medio de la nariz ¡No ven que no estamos para chistes ni rodeos!

Pedro: ¿me puede decir qué tiene mi novia?


Cuenta Paula…


   Quería que el suelo me tragara. No solo lo había arruinado todo sino que ahora podía llegar a terminar la noche en el hospital transfundiéndome sangre. ¿Podía ser peor?

    Mientras el doctor miraba mis estudios no podía evitar llorar. El enojo conmigo misma no me ayudaba en absoluto. Encima el enfermero que nos hacía de traductor no dejaba de hacer esa… sonrisita. ¡Si! ¡Podía ser peor! Sí seguía así Pedro iba a terminar pegándole una trompada e íbamos a tener, como próximo destino, una comisaría.


Pedro: ¿Me puede decir qué tiene mi novia?- Dijo con cara de pocos amigos y temía por el bienestar de nuestro traductor. El enfermero sin sacar su sonrisita lo miró al doctor y este asintió para que siguiera.

Enfermero: ¡Está embarazada! Y es por eso todos sus malestares…-¿Qué? Las palabras me cayeron como un balde de agua fría. ¡No puede ser! ¡No lo creía!

Paula: ¿Qué? Debe ser un error... ¿Están seguros?- Le dije tratando de encontrar las palabras en mi cabeza que estaba en shock, haciéndole frente a las lágrimas que no tardaron en aparecer. Pero eran distintas a las anteriores, ya no eran de furia, era otra cosa que no sabía explicar.

Enfermero: ¡Totalmente! No hay dudas- Me dijo sonriendo, y ahora entendía el por qué.


    Lo miré a Pedro que parecía estar paralizado, al lado mío. ¿Embarazada? Desde el último test que me hice hace semanas, no volví a pensar en el tema. Con tantas emociones con el viaje, el nacimiento de Benja, todo este viaje repentino a París nunca noté que mi periodo jamás había llegado… Todo cerraba ahora, mis malestares matutinos a los que seguía atribuyéndole a los festejos, a la mala alimentación y a los nervios. Todo cerraba… Cuando trataba de asimilar la noticia siento los brazos de mi novio, rodeándome y giré para volver a mirarlo, a los ojos. Al parecer, también él había procesado la noticia, y salido de su trance.


Pedro: ¡Amor! ¡Vamos a ser papás! –Me dijo emocionado, dejando escapar las lágrimas. Sentí que el corazón iba a salir de mi pecho, mi pulso estaba demasiado acelerado… En otro momento me hubiera asustado. Ahora entendía que era la Felicidad. Tomé a mi novio de la cara y lo besé.

Paula: ¡Sí! ¡Vamos a ser papás!- Nos unimos en un beso cargado de sentimientos. Y perdimos la noción del tiempo y el espacio, solo debimos separarnos cuando escuchamos que alguien tosía. Había olvidado que había 2 personas aparte de nosotros en esa habitación.


   Nos disculpamos, y después de que me dieran unas cuantas indicaciones, salimos del consultorio. No sin que antes, Pepe abrazara al enfermero como si le debiera la vida, tan distinto a minutos atrás que estaba a nada de pegarle… Ahora lo veneraba.

   Salimos tomados de la mano con una sonrisa que nada en el mundo podía borrar. Estábamos en la calle, esperando que algún taxi hiciera acto de presencia por ahí.


Pedro: ¿Estás bien?- Entendí la preocupación de mi novio. Pero pareciera que cualquier malestar que haya tenido se había disipado con la noticia. No había lugar para eso, ahora.

Paula: ¡Nunca me sentí mejor! – Él volvió a acercarse, para abrazarme y me besó.


    Sentí que sus manos que acariciaban mi espalda, lentamente iban yendo hacia adelante, para detenerse en mi panza. La emoción que sentí al sentir su tacto no la podía controlar, no podía sentirse tan bien. Se separó lo suficiente solo para chocar su frente con la mía, mirándome a los ojos.


Pedro: ¡Está acá, amor! –Me dijo como para creérselo a él mismo. Asentí besándolo, sin poder decir nada más, la emoción había bloqueado la capacidad de pensar… de decir algo.


   Nos tomamos un taxi para regresar a nuestro hotel. Íbamos tomados de la mano y no dejábamos de hablar de lo que había pasado. No lo esperábamos, y menos así.

   Cuando pasábamos por la Torre, donde horas atrás me había desmayado, me dice.


Pedro: ¿Te sentís bien?-Lo miré y entendí sus intenciones.

Paula: ¡Ya te dije que sí! –Sonrió satisfecho y le dio las indicaciones al taxista, como pudo, para que nos detuviéramos. Bajamos del taxi sin soltarnos de las manos.


   Caminamos abrazados los pasos que nos separaban hasta llegar en frente de la Torre. Mi novio frenó de golpe, parándose en frente mío, me tomó de ambas manos y me dijo.


Pedro: ¡No sé por qué esperé tanto! ¡No quiero que pienses que esto es de apuro! –Reímos y otra vez sentí que mis lágrimas empezaban a salir… y mis nervios a crecer…- Lo había planeado hace meses… quería que todo sea perfecto…- Me confesó, y lo sabía.


    Podía notar que de sus ojos color miel, brotaban lágrimas también, ya que yo no había podido controlar las mías. Tampoco podía hacer que mis manos dejaran de temblar, aunque no podía distinguir si eran las mías o las suyas las que temblaban.





   Hola!!! Cómo están??? Contentas? Sí, esta vez sí está embarazada! Y comprometida tal vez? veremos qué es lo que intenta decirle Pepe!

    Si tengo que dedicarle el capítulo a todas las que supusieron que "esta vez" estaba embarazada, tendría que dedicárselo a todas las que venían embarazando a Pau desde que conoció a Pedro! Jajaja Siempre piensan que está embarazada!!!

   Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

   Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el Sábado :)



     
   No la retuve mucho tiempo ahí, la noche estaba fría y no me perdonaría que se enfermera por mi culpa… Si antes era sobreprotector con ella, temía por mí, por lo que podía llegar a convertirme, ahora que llevaba a mi hijo en su vientre… ¡Mi hijo! ¡Tenía que repetírmelo para poder creerlo!

martes, 21 de enero de 2014

Capítulo 128



Capítulo 128


Paula: ¡Amor! ¿Me podés decir dónde vamos? ¡No aguanto no saber adónde voy! –la miré y le di un beso, se lo diría, igual lo sabría cuando subiesemos al avión.

Pedro: ¡No tengo opción! Van a pensar que te estoy secuestrando si no sabés adonde te llevo- Le dije irónico y ella escuchó atenta sin reírse por mi comentario- ¡Vamos a París!


Cuenta Paula…


   ¿París? Mis nervios y ansiedad, ahora, llegaban a su punto máximo. ¡París! El lugar más romántico del mundo, en donde festejamos nuestro primer mes, en nuestro primer intento… el lugar al que prometimos volver algún día…

    Cuando escuché el destino me quedé muda y me dejé guiar cuando llamaban para arribar, sin hacer preguntas… Lo veía a él tan ansioso y nervioso también, que no quería arruinar lo que sea que haya planeado para nosotros…

    En menos de 2 horas, pisamos suelo parisino. Casi no hablamos en todo el viaje. Él no dejaba de acariciarme… ni de besarme… y yo no necesitaba nada más. Sus ojos me transmitían tantas cosas que las palabras sobraban…

   Nos instalamos en el mismo hotel que aquella vez que vinimos. Una vez que estuvimos en nuestro cuarto le dije…


Paula: ¡Amor! No quiero que me anticipes nada, pero por lo menos decime cuantos días vamos a estar acá… sí tengo que acomodar las cosas o dejarlas en las valijas…-Le dije seria y él me escuchaba atento ante mi verborragia repentina después de tanto silencio.

Pedro: ¡No sé! Lo que tengo pensado es para esta noche, después no sé. No sé qué va a pasar… no sé qué querrás hacer…- Lo miré confundida y lo vi darse vuelta para buscar algo en uno de sus bolsos, los cuales no me dejó tocar una vez que vinimos a Europa y tuve que contenerme para no inspeccionar… Sacó del fondo 2 cajas y me las dio, sin pensarlo las agarré y abrí la primera…

Paula: ¿Un vestido? ¡Es precioso! –Era el vestido más hermoso que había visto jamás, del diseñador más reconocido de la Argentina para el cual había desfilado tantas veces, enamorándome de cada uno de sus diseños. De un color coral impresionante, a la moda con lo que se estaba usando acá, con una textura soñada. Parecía al cuerpo, con una espalda importante y lo bastante largo como para cubrir un poco mis piernas- ¿Lo elegiste vos? – Sonrió y entendí ¡Qué ilusa! Era obvio que mi novio no sabía de todos esos detalles…

    La imagen de mi amiga y nuestras charlas sobre moda vinieron a mi mente. Claramente la mano de Zaira estaba metida en esto. Abrí la otra caja para encontrarme con unos zapatos y un pequeño sobre de Sarkany, haciendo juego ¡No podía ser más perfecto! Levanté mi mirada hacia Pedro, que me miraba tan divertido como nervioso.

    Podía ver en su frente unas gotitas de sudor, y eso que hacía frío, claramente no era la única nerviosa en la habitación. Me acerqué los pasos que nos separaban y lo llené de besos para relajarlo, él rodeo sus brazos en mi cintura…


Paula: ¿Tenemos una cita esta noche? –Le dije separándome apenas de sus labios.

Pedro: ¡Sí! A las 9 tenés que estar lista. ¡Te aviso con tiempo! –Mirando de reojo su reloj, apenas eran las 3 de la tarde y sonreí.

Paula: Pero… ¿Y vos? ¿Qué te vas a poner?- No recordaba haber visto ninguna ropa formal en los placares de mi novio.

Pedro: ¡Ya me vas a ver! ¡No seas ansiosa! – Me dijo cargándome, ¡Sabe que estoy al borde de un ataque de nervios y lo vengo manejando increíblemente bien! Me abrazó por sorpresa haciendo que caigamos a la cama que estaba detrás de nosotros… Me perdí en su boca… dejándome llevar por sus caricias. Sin preocuparme por el tiempo, ni el lugar, ni nada de lo que pasaría más tarde…



    Con el tiempo necesario me encerré en el baño, mientras que mi novio se preparaba en el cuarto. Después de ducharme, me puse el vestido, parecía haber sido hecho para mí… Resaltaba mis curvas de una manera que ni yo misma hubiera imaginado. No podía detenerme en el maquillaje con mis manos temblando de esta manera, solo una base, un brillo en mis labios, sombra y un poco de delineador en mis ojos, de esos que no se corren con nada, algo me decía que esta noche iba a necesitarlo así…

   Me subí a los zapatos y pude verificar que no eran tan altos. Sonreí al pensar que este había sido un pedido especial de mi novio para que no le llevase una cabeza de diferencia.

   Eché un último vistazo y no podía sentirme mejor. Todo sería perfecto, si la expectativa y la ansiedad no me estuvieran matando. Vi en mis ojos un brillo especial, seguro era emoción, no quería reparar mucho en ello. Quería salir y ver a mi novio, no podía dilatar más esto.

   Salí del baño y lo vi ahí paradito al lado de la cama. Vestido con un traje oscuro, con una camisa blanca… aun descalzo con la corbata en la mano… No podía ser más hermoso. Me detuve en su rostro… en sus ojos… en su sonrisa mirándome… iluminando mi universo entero.


Paula: ¡Qué lindo estás! –Sonrió-¿Y yo? ¿Cómo estoy?–Le dije dando una vuelta para que pueda verme por completo. Lo volví a mirar y su sonrisa seguía igual de perfecta.

Pedro: ¡Estás aún más hermosa de lo que te imaginé! –Me confesó tierno y solo pude morderme los labios y acercarme a él para abrazarlo y dejar un beso en agradecimiento por su cumplido- ¡Bueno! No sigas porque podemos no llegar a salir de acá y mi plan es llevarte a otro lado- Sonreí, separándome un poco de él- Tenemos que salir, pero tengo un problema- Me dijo levantando la corbata que tenía en las manos- ¡Se me deshizo el nudo y no sé cómo hacerlo de nuevo!-Reí ante su cara de preocupación.

Paula: ¡Bueno! Cuando bajemos le pedimos a alguno que te ayude y problema resuelto- Asintió conforme y sonrió también.



    Bajamos y mi novio habló con el conserje, que gracias a Dios, hablaba español, quién fue el que finalmente le arregló el asunto de la corbata, lo que le agradeció enormemente. Con él también había hablado para reservar el taxi que nos llevará vaya a saber dónde.

    El típico taxi parisino nos esperaba estacionado en la puerta del hotel, tan fino y elegante. Un auto último modelo, que se diferenciaba del resto, solo por el cartel luminoso que decía “Taxi Parisien” en la parte superior. Salimos bajo la noche fría, obviamente tuve que completar mi atuendo con un abrigo… agradecía haber traído uno bastante formal.

    Mi novio me ayudó a subir y después de que saludáramos al chófer, me di cuenta que este arrancó sin preguntáramos adonde íbamos, por lo que deduje que ya le habían informado el destino desde el hotel.

   Todo el viaje fuimos tomados de la mano, en silencio. Él me acariciaba con sus dedos constantemente y lo notaba más ansioso que nervioso, en cambio yo, era una bola de nervios… no podía evitarlo.

   En el recorrido noté que nos íbamos acercando a la Torre Eiffel, iluminada de noche era aún más mágica A los 10 minutos el auto frenó, y ante mi sorpresa, nada más y nada menos que en frente de ella…

   Lo miré a mi novio sorprendida, sin entender del todo…


Pedro: ¡Llegamos! Reservé una mesa en el Restó de la Torre –Me soltó sonriendo y yo quedé helada ¿El restó más exclusivo y romántico de Francia? ¿En la mismísima Torre Eiffel?


    Sentí un nudo en el estómago, cuando lo veo bajar del auto y pegar la vuelta para abrir la puerta de mi lado. Me ofreció su brazo y me ayudé a salir sosteniéndome de él. Realmente lo necesitaba, difícilmente pudiera salir sin su ayuda.

   Sentía que volaba entre nubes, mis pasos eran lentos… me costaba seguir el ritmo a mi novio. La puerta de entrada que estaba a unos metros parecía cada vez más lejos a medida que nos acercábamos… de golpe mi visión se puso amarilla y todo comenzó a darme vueltas…



   Me desperté en los brazos de mi novio. Pedro trataba de comunicarse con alguien, pidiéndole ayuda para llevarme a un hospital. Cuando notó que había despertado.


Pedro: ¡Amor! ¿Estás bien? –Me preguntó angustiado, cuando noté que mis mejillas estaban empapadas con mis lágrimas.

Paula: ¡Sí! –La realidad es que mi cabeza no dejaba de darme vueltas, me sentía mareada- ¡No sé!- Escuché que un auto estacionó y ayudaban a Pepe a levantarme- ¿Qué? ¿Qué pasa?

Pedro: ¡Vamos al hospital! –Me dijo mientras caminaban llevándome a rastras.

Paula: ¡No! ¡Ya estoy bien! Solo me habrá bajado la presión por los nervios. ¡Volvamos! –Le dije señalando la Torre que estaba aún a unos metros.

Pedro: ¡Amor! ¿Vos pensás que yo me voy a sentar en un restaurante sin que te vea un médico antes? –Sentía que el mundo se derrumbaba… ¡Estuve días… meses, esperando este momento y lo estaba arruinando por no saber controlar mis nervios!

Paula: ¡No! ¡No quería arruinarlo! –Le dije llorando.

Pedro: ¡No arruinaste nada! ¡No vamos a discutir esto! Podemos venir mañana o cuando te sientas mejor- Me dijo tratando de aliviarme- Ya le pedí al muchacho que me cancele la reserva ¡Quedate tranquila! – Sabía que me mentía pero para esto ya me había subido al auto, y éste, había arrancado. Sentía que mis piernas eran de gelatina y tenía una bronca conmigo misma como pocas veces sentí.



Cuenta Pedro…


   Ver a Paula desvanecerse en mis brazos era algo que no esperara que pasara. La había notado tan nerviosa pero nunca pensé que a este punto… me sentía culpable por arrastrarla a este estado… había llevado todo demasiado lejos, jugando con su ansiedad como si no la conociera… Y lo peor es que ahora ella se sentía culpable ¡No podía haber salido todo peor!



   Hola! Y sí! Tanto esperar que a Pau la traicionaron los nervios! Y bueno! Pasa! Espero que les haya gustado! ;)

   Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

   Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el Jueves :)




   Apenas llegamos al hospital. La ayudé a bajarse y tuvimos que lidiar con el idioma. Paula no entendía casi nada de francés y yo menos. Por suerte había un enfermero que hablaba español, y nos hizo de traductor con los médicos.

sábado, 18 de enero de 2014

Capítulo 127



Capítulo 127


Pedro: ¡Parece que Benja acaba de hacer su primera travesura! –Rompió el hielo, mientras yo arrancaba el auto, Juampi y Cami se miraron y sonrieron.

Juampi: ¡Es cierto! ¡Ya es hora, amor! –Le dijo a Cami y ella con rastros de dolor y alegría le dijo.

Cami: ¡Ya es hora!- No pude evitar emocionarme al verlos mientras se besaban y sentí la mano de mi novio en mi pierna, lo miré y me sonrió. Volví a ser consciente de que tenía un par de minutos de distancia, que claramente no debía prolongar, aceleré por las calles madrileñas rumbo a la clínica.


Cuenta Pedro…


    Apenas llegamos a la clínica, ayudamos a Cami para que baje del auto. Por suerte unos enfermeros la asistieron con una silla de ruedas al vernos, y fue directamente a que la revisen. Juampi entró con ella y a Pau y a mí nos tocaba esperar. Después de estacionar el auto llegaron todos los que estaban en la casa y le notificamos que ya había entrado y que se sentía bien, dentro de lo que podía, ya que durante el trayecto con sus gritos, pensé que iba a presenciar el primer parto en mi vida… Agradecía no haber sido yo el que estaba manejando y creo que por esa razón misma, mi novia decidió tomar mando del volante, cosa que no insistí, con la excusa de no conocer las calles.


    Los minutos pasaban y nosotros, que tomamos posesión de la sala de espera, empezábamos a ponernos ansiosos. Pau, en particular no dejaba de refregarse las manos, síntoma de sus nervios, mientras caminaba de un lado a otro. Me levanté y me fui a su lado, ya que estaba alejada en rincón de la habitación.


Pedro: ¡Tranquila, amor! ¡Va a salir todo bien!-Le dije mientras la abrazaba y le daba un beso en los labios. Ella sonrió.

Paula: ¡Lo sé! Es que nadie nos dice nada…

Pedro: ¡Tranquila! ¡Cuando haya novedades nos vamos a enterar! –La abracé fuerte y ella hizo lo mismo.


    En eso escuchamos un montón de explosiones, miré mi reloj ya eran las 12 de la noche. Y nos miramos.


Pedro: ¡Feliz año nuevo, mi amor! – Ella sonrió y me dio un beso.

Paula: ¡Feliz año! –Volví a besarla.

Pedro: Estoy seguro que este año va a ser el más inolvidable de nuestras vidas.-Le dije seguro mirándola a los ojos

Paula: Y si lo empezamos así… ¡No tengo dudas! –Reímos y nos besamos nuevamente y luego nos acercamos a saludar a todos los que estábamos en la sala y, que al igual que nosotros, no podía creer lo oportuno que había sido Benjamín.


   Durante la espera, llamamos a Buenos Aires para hablar, especialmente con mi familia. A ellos, con la diferencia horaria le faltaban varias horas para la llegada del nuevo año pero quisimos saludarlos igual.
    Al igual que en  navidad, estaban todos reunidos en lo de papá. Eran los mismos, solo faltábamos nosotros. Hablamos fugazmente con cada uno de ellos, hasta Inés habló con Paula, y no sé qué le habrá dicho porque ella sonrió emocionada… Ni hablar cuando hablé yo con mi papá, era la primera fiesta que pasaba lejos de casa, y escucharlo emocionado me hizo sentir la distancia en el pecho.

   Después de cortar la comunicación, una enfermera abrió la puerta que daba a la sala y por atrás pudimos reconocer a Juampi vestido con un mameluco celeste de pies a cabeza, y en sus brazos sostenía algo envuelto en una manta celeste. Todos nos acercamos, ya que la enfermera nos aclaró que solo hacía la excepción de que lo viéramos así unos segundos.

   Como pudimos lo vimos, era hermoso, y tan chiquito, aunque era de peso normal, 3 kilos nos contó el flamante y orgulloso padre. Luego nos hizo un resumen rápido contándonos que presenció el parto, que fue increíble (Dijo emocionado sin poder sacar la vista de su hijo, el que sostenía firmemente), que Cami ya estaba descansando en su habitación y que todo había salido bien.

    La enfermera nos indicó los horarios de visita para el día siguiente y nos recomendó que dejásemos la sala de espera, ya que no tenía sentido quedarnos ahí.

    Después nos despedimos de Juampi y de Benja, dejándole saludos a su mamá. Todos estábamos muy emocionados y, con mucho pesar, ya que querían sostener al bebé, abandonamos la clínica. Todos estaban como shockeados, no se esperaban todo lo que sucedió en estas horas, Benjamín había revolucionado todo con su llegada.

   Volvimos al departamento de Juampi, a comer lo que ya estaba preparado para festejar algo más que año nuevo.


Cuenta Paula…


    A las 11 en punto estábamos en la clínica. Anoche me costó horrores dormirme. Pero ya estaba acá, no veía la hora de tener a mi ahijado en brazos.

    Por suerte cuando llegamos con Pepe, aún no había llegado ningún otro familiar y entramos directamente a buscar la habitación, golpeamos y entramos.

   Ni bien ingresamos a la sala, vimos a Cami con Benja en brazos, amamantándolo y a Juampi mirándolos embobado sentado al lado de ellos. Mi primo levantó su vista hacía nosotros.


Juampi: ¡Hola! ¡Acá estamos con Benja!- Dijo con una sonrisa que jamás había visto en él, y no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, en ella había tanta felicidad, orgullo y amor que sobraban las palabras.

Paula: ¡Felicitaciones, papá! –Lo abracé fuerte cuando se levantó para saludarnos. Cami desprendió a su hijo del pecho para que pudiéramos verlo y Juampi lo agarró para dejarlo en mis brazos.

Juampi: ¡Benjamín, esta es tu madrina- Lo sostuve en mis brazos y casi no podía ver por culpa de las lágrimas que me distorsionaban la visión. Pero claramente, fue amor a primera vista. No podía ser más hermoso. Tan perfecto… tan frágil. Dejé muchos besos en sus cachetitos rosados y él parecía mirarme atento, aunque en realidad no sabía si era así. Lo amaba.


   Sentí una mano rodearme la cintura y acariciarme… mi novio, que estaba detrás mío, apoyó su mentón en mis hombros.

Pedro: ¡Hola, Benja! –Me ahijado se removió en mi regazo al escuchar su voz suave.

Paula: ¡Es hermoso! –Le dije con un hilo de voz.

Pedro: ¡Muy hermoso! ¡Ya me estoy poniendo celoso! – Remató e hizo que todos riéramos, felices, plenos y repletos de amor.


Cuenta Pedro…


    Ya habían pasado 10 días desde que nació Benja. Convivimos con ellos todo este tiempo, como habíamos acordado.

    Si fuera por Paula, estaba las 24 horas del día encima de él. Y cada tanto debía recordarle que debía dejarles espacio para que estén solos. Lo que, por suerte, sabía entender… Yo también entendía que necesitara absorber y aprovechar cada minuto que pasaba con ellos, sabiendo que ese tiempo se agotaba…

    Le había tenido que recordar también que debíamos seguir viaje. Habíamos dicho que para estas fechas nos iríamos, nunca le dije el destino… y no pensaba hacerlo, por ahora.


Flash back…


    Paula estaba parada en el ventanal de la habitación, respirando el aire puro que provenía de afuera, pensativa…

    Me acerqué y la abracé por la espalda, envolviéndola con mis brazos, fuertemente, interrumpiendo lo que sea que haya estado pensando.


Paula: ¡Hola, amor! ¿Te bañaste ya?- Me dijo levantando los brazos para acariciarme la cabeza.

Pedro: ¡Sí! ¡Mirá! – Le sacudí el agua que caía de mis pelos mojados y se corrió, riendo. Volví a abrazarla pero esta vez quedando frente a frente.- Gorda, ¿Te acordás que habíamos dicho que nos quedábamos solo 2 semanas acá? ¿No? –Ella asintió.

Paula: ¡Sí! Recuerdo… como recuerdo que nunca me dijiste adonde iríamos luego- Volví a abrazarla fuerte y la besé.

Pedro: Y no te lo voy a decir...  todavía… -Suspiró resignada y yo le dije sonriendo- ¿Confías en mi?

Paula: Completamente- Me dijo dejando un beso en mis labios…

Pedro: ¿O preferís quedarte acá?- Pregunté con miedo, eso cambiaría todos mis planes.

Paula: ¡No! –Dijo segura- Ya es tiempo que dejemos a la familia sola- Asentí, y suspiré aliviado.

Pedro: ¿Bueno! Dentro de 2 días nos vamos. Tenemos que ir empacando- Ella solo asentía lo que decía, con un brillo especial en los ojos. Me pareció raro que no me haya interrogado para saber algo más o discutido por nada… Su actitud me hacía todo mucho más fácil, y agradecía que fuera así.


Fin del Flash Back


    Hoy a después del mediodía nos tomaríamos nuestro vuelo hacía nuestro próximo destino. Toda la familia de Paula ya se había despedido de nosotros. Anoche habían organizado una cena especial para ello. Donde no faltaron las lágrimas y los abrazos.

   Ya teníamos todo preparado. La despedida con Juampi y Cami, ni hablar con Benja fue muy triste. Paula no dejaba de llorar y no dejaban de decirse cuanto iban a extrañarse. Aunque el contacto virtual, estaban seguros, que sería tan o más fluido como hasta ahora, la distancia pesaba.

   Cuando llegamos al aeropuerto, las preguntas de mi novia no tardaron en llegar.


Paula: ¡Amor! ¿Me podés decir dónde vamos? ¡No aguanto no saber adónde voy! –la miré y le di un beso, se lo diría, igual lo sabría cuando subiésemos al avión.

Pedro: ¡No tengo opción! Van a pensar que te estoy secuestrando si no sabés adonde te llevo- Le dije irónico y ella escuchó atenta sin reírse por mi comentario- ¡Vamos a París!



    Hola!!! Y sí, El Lugar elegido es París!!! Espero que les haya gustado y en el siguiente van a pasar muchas cosas!

    Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el Martes :)



    Cuando escuché el destino me quedé muda y me dejé guiar cuando llamaban para arribar sin hacer preguntas. Lo veía a él tan ansioso y nervioso también, que no quería arruinar lo que sea que haya planeado para nosotros. Así que preferí no hacer más preguntas.

jueves, 16 de enero de 2014

Capítulo 126




Capítulo 126


    Lo escuché a mi novio salir del baño y me enredé entre las sábanas y acolchados para simular que dormía. Recordar la charla con Cami había provocado ese sentimiento amargo de nuevo y no tenía ganas de lidiarlo con él a mi lado. Tenía que superarlo sola.


Pedro: ¿Pau, dormís? – No le respondí nada y lo sentí acostarse al lado mío y abrazar mi espalda. Sentí su respiración en mi cuello y empezó a besarlo, era obvio que no tenía intención de dejarme dormir. Levanté un brazo empujándolo para que piense que era una reacción reflejo ante sus caricias- ¡Ey, Pau! ¡Sé que no dormís! – Me dio vuelta y abrí mis ojos para chocar con los suyos- ¿Qué te pasa?


Cuenta Pedro…

   Conocía tanto a mi novia que sabía cuándo estaba molesta con algo y hacía fuerza para disimularlo, tanto como que quisiera simular que dormía, cuando en realidad no lo estaba y que encima me empuje era algo que no le iba a dejar pasar. Quería saber que le pasaba aunque tuviera que estar toda la noche en vela para que quiera hacerlo.


Paula: Nada- Me dijo y no le creía.

Pedro: ¡Dale, amor! ¿Qué te pasa?-Sus ojos se llenaron de lágrimas y no entendía nada.

Paula: Me hice un test de embarazo… no estoy embarazada… de nuevo… -Corrió su mirada de la mía, dejando escapar un suspiro y la abracé.

Pedro: Dijimos que no ibas a volver a hacer eso sola… -Le reclamé y me arrepentí apenas lo dije, no quería hacerla sentir aun peor, tenía que contenerla, calmarla- ¡Tranquila amor! ¡Paciencia! –Le dije mientras la abrazaba fuerte y ella se dejaba abrazar.

Paula: Ya sé solo que… -Me separé para mirarla y sabía lo que le pasaba.

Pedro: Si ya sé… la viste a Cami con semejante panza y te removió todo –Asintió- ¡Ya va a llegar! ¡Cuando menos lo esperemos! No te pongas así, amor – Volvió a asentir y la acomodé en mi pecho para que se tranquilice y pudiera dormir, mientras le acariciaba el pelo y dejaba besos en su cabeza.


    Poco a poco sentía como su respiración se hacía más pausada… se estaba durmiendo. Y yo, ahora estaba desvelado. Me preocupaba que Pau se obsesione a este punto todos los meses, pero a la vez entendía que verlos a Juampi y a Cami le produjera ese sentimiento… Yo tampoco pude evitar imaginármela a mi novia con una panza enorme así como la de ella. Pero estaba seguro que ese momento no iba a tardar en llegar. Al menos tenía que transmitirle esa tranquilidad a Pau… los 2 ansiosos seríamos un desastre. Y, aunque yo lo desee igual que ella, tenía que mantener la calma por los 2.


Cuenta Paula…


    31 de diciembre. Era el mediodía y estábamos los 4 en la casa. Juampi se ocupaba de cocinar algo, mientras yo lo ayudaba a ordenar un poco. Cami no se sentía bien y le dijimos que vuelva a la cama, a acostarse. Pedro seguía en el cuarto, le había pedido que ordenara un poco también.

     Desde la noche que llegamos, en la que no me animé a decirle a Pedro la verdadera razón de mi estado, estaba pendiente de mí todo el tiempo y más cuando estábamos con Cami, como si pensara que me hacía mal estar cerca de ella. Y estaba lejísimo de eso. Pero me hacía cargo de la excusa que inventé (Aunque en parte era cierto) para evadir lo que realmente me pasaba.

    Mientras terminaba de ordenar en el living siento unos brazos que me rodean de golpe, haciéndome salir del trance con un susto.


Paula: ¡Amor! ¡Me asustaste! –Le reclamé mirándolo y me volví a dar vuelta.

Pedro: ¡Ay, perdón! –Me dijo burlándome y no reí, y me dio vuelta de nuevo- ¿Qué te pasa?- Otra vez esa pregunta que abría un abismo entre nosotros.

Paula: ¡Nada, gordo! –Lo abracé viendo que no estaba conforme con mi respuesta…-¿Te dije que te amo?

Pedro: ¡Sí! Y me encanta escucharlo, pero no me gusta que me lo digas para escapar a lo que te estoy preguntando- Me dijo serio.

Paula: ¡No me pasa nada! ¿Por qué me hablás así?- Suspiró resignado.

Pedro: Sí, sé que te pasa algo y no me lo querés decir. Cuando tengas ganas y quieras contarme ahí voy a estar para escucharte- Me dio un beso fugaz y se dio vuelta para volver al cuarto sin que pudiera reaccionar a decirle nada.

    Atrás mío escuché los pasos de mi primo que salía de la cocina.

Juampi: ¿Problemas?-Giré para mirarlo y levanté los hombros. Me hizo señas para que nos sentemos y una vez que estuvimos ubicados me dijo.-Algo escuché ¿Qué te pasa?

Paula: ¡Nada! Solo que me enrosco sola…- Sabía que mi primo me conocía demasiado como para dejarme pasar una.

Juampi: ¿Con qué? Mirá Pau, si Pedro te conoce la mitad de lo que te conozco yo, se va a dar cuenta que algo te pasa. ¡Contame! –Me removí incómoda en el sillón, era imposible evadir a mi primo.

Paula: Es que… con Pedro vivimos proyectando a futuro. Te conté que habíamos decidido dejar de cuidarnos- Él abrió grandes sus ojos- ¡No! No estoy embarazada-Me atajé- Solo que hasta ahora son solo proyectos y nada se concreta, son solo palabras…

Juampi: ¡No te entiendo! –Me apuró. ¡Uf! ¡No me la estaba haciendo fácil!

Paula: Es que… hace tiempo me dio a entender que me iba a pedir casamiento y hasta ahora no lo hizo…

Juampi: ¡Jodeme que es por eso que estás así! –Me interrumpió casi en tono de burla.

Paula: mmm ¡No! ¡No te estoy jodiendo! Siento que tal vez sus tiempos son otros… que tal vez no quiera hacerlo y me duele…-Mi primo me miraba divertido y eso me molestaba más.

Juampi: ¡Pochi! Hace meses que volvieron y sé que están bien, que tenían una rutina agitada ¿Y ahora que están más tranquilos venís con eso? Creo que tenés que tener paciencia… cuando menos te lo esperes te puede sorprender. No creo que Pepe se haya arrepentido de algo así…

Paula: ¡Sabés que la paciencia no es una de mis virtudes! –Le recordé.

Juampi: ¡Lo sé! ¡Pero dejá tranquilo al chico! Pedro te ama con locura y quiere todo con vos… -Me dijo serio, mirándome a los ojos- No busques fantasmas donde no los hay, ni hagas especulaciones ¿Sí?-Me dijo demasiado seguro y recordé la sorpresa que tantos problemas había traído con Hernán y Zai, y entre nosotros mismos, y la que nunca supe de qué se trataba. ¿Juampi sabía algo?

Paula: ¿Vos sabés algo?- Se puso aún más serio.

Juampi: ¡No! –Me dijo con tanta determinación que no le creía. Yo también lo conocía, en eso estábamos a mano.

Paula: Y si supieras tampoco me lo dirías-Dije resignada.

Juampi: ¡Exacto! Ahora andá a buscar a tu novio que ya está la comida- Se levantó dejándome con la intriga y dejó un beso en mi cabeza- ¡No lo agobies! ¡Él quiere lo mejor para vos! – Se alejó y mis ojos se llenaron de lágrimas. ¡Dios! ¡Europa me sensibiliza demasiado! Mi primo tenía razón, no podía hacerme la cabeza así. No tenía dudas de lo que Pedro me amaba, no tenía sentido que me ponga así, debía aprender a manejar mi ansiedad si quería que las cosas funcionen. Pedro es mucho más tranquilo y pensante, y aunque me cueste horrores debía aprender a convivir con ello.


   Me levanté y fui hasta el cuarto en busca de Pepe. Cuando abrí la puerta no lo encontré. Vi que el ventanal que daba al balcón estaba entreabierto y deduje que estaba ahí. Salí a su encuentro y ahí estaba, sentado en un banco, fumando. Con la mirada perdida en el paisaje madrileño.

Paula: ¡Hola!-Le dije para romper el hielo y llamar su atención.


Cuenta Pedro…


   Salí a fumar en el balcón… lo necesitaba… Y es que ya no entendía lo que le pasaba a Pau. La notaba rara, pero solo la notaba así conmigo. Como si quisiera decirme algo y no se animara, no sé.

   Ya no sabía qué pensar. Tampoco podía estar preguntándole todo el día lo mismo. Pensé que era por el test, pero eso ya había pasado, no creía que siguiera estando así por eso… ¿Y sí era porque estábamos acá? ¿Y si estaba pensando en no volver? Un nudo en el estómago se hizo presente. Sabía lo que amaba a su familia y todo lo que los había extrañado… y sabía que después de que conozca a Benja le iba a costar horrores alejarse de nuevo… ¡Era lógico! Pero… ¿Será que está pensando en quedarse acá?

   En ese momento la veo aparecer por el ventanal, por donde, minutos atrás había salido yo.


Paula: ¡Hola! –Me dijo sentándose a mi lado, con una sonrisa en su rostro.

Pedro: ¡Hola! –Era lo único que me salió decirle y volví me mirada a algún lugar del paisaje.

Paula: Gordo, yo quería pedirte disculpas si estuve rara estos días… es que no sé… Europa me debe poner así…-La escuché y suspiré.

Pedro: ¿Así? ¿Así, cómo? –Volví a mirarla-Yo sé lo que los extrañabas y sé que amas estar con ellos… y también sé lo que te va a costar irte…-Dije con un hilo de voz y ella abrió grande sus ojos.

Paula: ¡Ey! ¡Pará! –me frenó de golpe, antes de decirle todo lo que pensaba- Amo volver a verlos, estar con ellos y no te niego que me va a costar un montón cuando tenga que despedirme de ellos y más después que conozcamos a Benja, pero si pensás que estoy planteándome quedar ¡Sacatelo ya de la cabeza!- La miré incrédulo… pero sus ojos no me mentían.

Pedro: ¡No sé! Es que… Acá está toda tu familia…

Paula: ¡Basta! –Se acercó más hasta mí y me sujeto la cara para mirarme a los ojos- Vos sos lo que más amo en este mundo. Sos mi presente y mi futuro. En vos está todo lo que necesito- Me empezó a llenar de besos y sentí que mi cuerpo, el que no me había dado cuenta de tener tan tensionado, se iba relajando.

Pedro: ¿Estás segura? –Frenó con sus besos y buscó con sus ojos los míos de nuevo.

Paula: Tan segura que jamás se me cruzó por la cabeza…- Volvió a besarme- ¡Perdón si te hice pensar eso!


    Sus ojos verdes que brillaban increíblemente no me mentían. Sentía que toda la angustia que había acumulado los últimos minutos se disipaba. Mis ojos ardían y ella limpió una lágrima que no pude contener… La abracé fuerte y la besé con todo el amor que podía transmitirle en él… Y es que no sabía poner en palabras todo lo que quería expresarle… lo que sentía por ella. La amaba con mi alma… con mi vida misma…


Cuenta Paula…


  Para la noche la casa de Juampi y Cami estaba repleta de gente. Aparte de nosotros, nuestra familia, había venido la de Cami que, obviamente, quería estar con ella en este día tan especial. Sus padres, hermanos, unos tíos y primos.

  Por suerte, Cami se sentía mejor, y aun cuando quisimos mantenerla en reposo, se había levantado y estaba dando vueltas en la cocina, sin que la dejásemos hacer nada, manos había de sobra. Y es que no soportaba la idea de no colaborar en su propia casa, aparte que le costaba mucho delegar, pero con Juampi no le dejamos otra opción.

   Las mujeres estábamos en la cocina, ultimando todo para la cena y los hombres en living, hablando de futbol, seguramente… Y los más chicos correteaban por la casa de mi primo.

   Ya estaba todo listo, solo faltaba terminar de cocinar la carne que había en el horno. Mientras iba y venía con los vasos y platos para preparar la mesa donde comeríamos en el comedor de la casa, lo vi a mi novio integrado a la charla, cosa que me aliviaba. Levantó la vista y me hizo señas de que estaba todo bien.

    Cuando volví la encontré a Cami parada detrás de la isla que había en el centro de la cocina, mirando hacia abajo. Me acerqué hasta ella:


Paula: ¿Estás bien? –Y fue cuando guié mi mirada hacía donde estaba la suya y pude ver un gran charco de un líquido claro debajo de ella.- ¡Cami!

Cami: ¡Rompí bolsa, Pau! –Me dijo agitada… nerviosa.

Paula: ¡Tranquila, Cami! -Levantó su cabeza para mirarme y a pesar de los nervios que me brotaban, sabía que debía transmitirle paz- ¡Ya vamos a conocer a Benja! –Ella asintió emocionada.


   Todo fue una revolución. Avisamos a todos lo que estaba pasando. Juampi estaba nervioso al lado de su mujer, y en cuestión de minutos salimos hacía la clínica donde nacería Benja.

   Pedro y yo nos encargamos de llevar a los futuros padres en el auto de mi primo, en cuanto al resto se distribuyeron en distintos vehículos con el mismo destino. El festejo por año nuevo quedó relegado, y a nadie parecía importarle.


Pedro: ¡Parece que Benja acaba de hacer su primera travesura! –Rompió el hielo, mientras yo arrancaba el auto, Juampi y Cami se miraron y sonrieron.

Juampi: ¡Es cierto! ¡Ya es hora, amor! –Le dijo a Cami y ella con rastros de dolor y alegría le dijo.

Cami: ¡Ya es hora!- No pude evitar emocionarme al verlos mientras se besaban y sentí la mano de mi novio en mi pierna, lo miré y me sonrió. Volví a ser consciente de que tenía un par de minutos de distancia, que claramente no debía prolongar, aceleré por las calles madrileñas rumbo a la clínica.




    Hola!!! Cómo están??? Acá les dejo el capítulo de hoy! Espero que les haya gustado. Y sí, paula va a tener que aprender a esperar! ;) y ¡Ya se viene Benja! En el próximo veremos qué pasa! Lindo momento eligió para nacer!

    Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el sábado :)




   Los minutos pasaban y nosotros, que tomamos posesión de la sala de espera, empezábamos a ponernos ansiosos. Pau, en particular no dejaba de refregarse las manos, síntoma de sus nervios, mientras caminaba de un lado a otro. Me levanté y me fui a su lado, ya que estaba alejada en un  rincón de la habitación

martes, 14 de enero de 2014

Capítulo 125



Capítulo 125


     Tan solo imaginarme ese momento, y ya me ponía nervioso… Pero sabía que ella lo valía aunque a mí me cueste horrores expresarme a veces. Ese día sería distinto. Ese día sería especial, ya tenía todo arreglado.


Cuenta Paula…


     Arribamos en Madrid a las 11 de la mañana, tal cual habíamos previsto. Después de retirar nuestro equipaje pudimos ver que Juampi y a Camila estaban esperándonos, a pesar de que le dijéramos que no hacía falta… Apenas los vi y no pude contener mis lágrimas y lo dejé a mi novio parado para ir corriendo a saludarlos. Abracé a mi primo, que me miraba emocionado, y luego a Cami y a su panza que parecía explotar en cualquier momento. ¡Gracias a dios nos esperó para el suceso! Benja tenía fecha para nacer en fines de diciembre o principios de enero, el 5 precisamente, pero siempre podía adelantarse.


Juampi: ¡Pochi! ¡Por fin! ¡No podíamos quedarnos esperándolos en casa! Queríamos verlos- Se justificó, y no me importaba nada, estaba feliz de que lo hayan hecho.


    Lo saludaron a Pedro, que se quejaba de que lo había dejado tirado y me burlaban con mi primo que lo ayudó con el carrito de nuestro equipaje.


Juampi: ¡Decime que la trajiste! –Lo miró a mi novio y yo suspiré resignada, mientras Camila reía.

Pedro: ¡Obvio! Y no me costó nada- Me dijo haciéndome burla y yo me mordía los labios para no pelear.

Juampi: ¡Wow! Me parece, Pochi que andás necesitando unas clases de apoyo de tu maestro… -Lo asesiné con la mirada- Pero por el momento me alegra que hayas perdido- Pepe y él festejaban sus hazañas, mientras Cami me sostenía del brazo, ya que estaba cual fiera antes de atacar a su presa.

Cami: ¡Bueno! ¡Bueno! Va a ser mejor que nos vayamos- Del brazo que me tenía agarrada, salimos del aeropuerto hasta la casa que compartiríamos los próximos días.


    El reencuentro con mis otros primos, Facundo y Victoria, y toda la familia de ambos no se hizo esperar. Esa misma noche Juampi había organizado una cena para que todos vinieran a darnos la bienvenida en su casa y, a la vez hacer una despedida de año, aprovechando que estábamos todos juntos de nuevo.

   Mis sobrinos, Luly y Lucas, de Victoria y Guada de Facundo se pegaron a mi novio ni bien lo vieron. Parecía que tenía un imán con los más chicos y yo no podía evitar mirarlo embobada cuando interactuaba con ellos.

    Con Cami, Victoria e Isabel (Esposa de Facundo) estábamos organizando la cena del 31, que sería, obviamente, en esta casa. Ya que Cami apenas podía caminar con semejante panza. Panza que no podía dejar de tocar y hablar desde que llegué.

    Tarde, cuando mis primos y sus familias se fueron, nos volvimos a quedar los 4 solos.


Juampi: ¡Por fin se fueron! –Reímos por la maldad de mi primo, que claramente hablaba en broma, él amaba a sus hermanos, de eso no había dudas, y era el mimado por ellos por ser el más chico.

Cami: Chicos… Pau… queríamos hablar con vos de algo importante- me dijo al momento en que se sentaba despacio en el sofá de su living y los 3 imitamos la acción.

Paula: Sí, Cami ¡Decime! –Juampi, que se había sentado a su lado, la tomó de la mano luego de acariciarle la panza donde estaba su hijo.

Juampi: Pau… Vos sabés lo importante que sos para nosotros y lo que te queremos- Lo escuchaba atenta y pude sentir la mano de mi novio que se posicionaba alrededor de mi cintura, acariciándome, acompañándome… y no sabía… no quería ilusionarme con lo que ellos querían decirme.

Paula: ¡Sí! ¡Lo sé! Y yo a ustedes 3- Le dije ya emocionada.

Cami: ¡Lo sabemos!-Le dedico una sonrisa cómplice a su marido y éste volvió a tomar la palabra.

Juampi: Queríamos decirte, que ya desde hace tiempo, decidimos que queríamos que seas la madrina de Benja- Mis oídos escucharon lo que querían escuchar y mis ojos se inundaron de lágrimas… de pura felicidad… sentí los besos de mi novio en mi mejilla y no podía reaccionar.

Cami: ¡Y Pau! ¿Qué decís? ¿Aceptas? –Dijo sonriendo.

Paula: ¡Ay, sí! –Me levanté de un saltó y los abracé a los 2 (A los 3), agradecida.

Juampi: Sabía que ibas a reaccionar así- Me dijo sonriendo con sus ojos brillosos.

Pedro: ¡Yo también! – Reímos los 4. Hasta caí en cuenta de la realidad.

Paula: Pero Victoria… Ella es tu hermana… ¿Ella no se va a sentir mal con esto? –Le dije preocupada a mi primo.

Juampi: ¡Vos también sos mi hermana! Y ella ya lo sabe, como sabe el cariño que nos tenemos. Nosotros queremos que seas vos y el padrino va a ser Marcos (hermano mayor de Cami). Todos lo sabían… hasta Pedro. –Remató y yo lo miré a mi novio que abrió grandes los ojos.

Paula: ¿Vos lo sabías y no me dijiste nada? –Le reclamé en una mezcla de emociones. ¿Cómo podía ocultarme algo así?

Juampi: ¡Ey! ¡No te enojes con él! Que fui yo el que le pedí que no te contara nada. Y sí, lo sabía y con él decidimos que era mejor que te lo contaramos así, frente a frente… para ver tu reacción así, en vivo y en directo, sin un océano de distancia y para que tengas la posibilidad de darnos este abrazo que nos diste- Si antes estaba llorando, ahora era un mar de lágrimas, entendía la decisión que tomaron, no podía haber sido mejor con la distancia en medio.

Pedro: ¡No te enojes, gorda! Aparte no era yo el que tenía que contarte- Se justificó innecesariamente, ya lo había entendido. Me volví a sentar a su lado y le di un beso.

Paula: ¡Te amo! –Le dije bajito al oído y él solo sonrió.


     Esa noche cuando estábamos en la habitación que Juampi acondicionó para nuestra estadía. Me costaba dormir. Pedro se estaba bañando y yo no paraba de dar vueltas en la cama, a pesar de que era muy tarde. Mi novio y mi primo no quisieron perderse la primera noche juntos sin jugar un partidito en la play. Mientras, con Cami, nos quedamos charlando mientras me mostraba el cuarto de mi “Ahijado”, a la vez que guardaba las cosas que yo le había regalado.

     Había tanta ansiedad y expectativas por la llegada de Benja que se respiraba en el aire. Cami se sentía a punto de explotar y era la que más relajada se veía, aunque me confesó que no siempre fue así.

     Me contó que con mi primo pasaron por varios roces grandes, a los que no se animó a llamarles “Crisis” y que responsabilizaba completamente a sus hormonas alteradas por el embarazo…


Cami: ¡Te juro, Pau! Ni yo me entendía… ¡Me molestaba todo! ¡Vivía llorando y a los 5 minutos estaba enojada! ¡Todo me molestaba! ¡De todo hacia escenas! ¡No sabés como se la banco tu primo! – Me confesó apenada.

Paula: ¡Ay! No me digas ¡No te imagino así! – Y era cierto, si había alguien más serena y tranquila, esa era Cami. Me alegraba que Juampi haya podido con esos cambios. Temí por mí en esa situación, ya soy alterada sin estar embarazada, ¿¡Qué me espera entonces!?

Cami: ¡Y dicen que el post parto es peor! –Dijo aterrada y yo abrí grande mis ojos- ¿Y ustedes? Se los ve tan bien juntos. Menos mal que pudieron superar la crisis que tuvieron.

Paula: Si, por suerte, eso nos unió más. Desde que volvimos más centrados, tranquilos… no te digo que no peleamos, pero lo manejamos de otra manera.-Ella asentía con mis dichos.

Cami: ¿Y? ¿No hay propuesta? Digo de formalizar…-Sonreí incómoda.

Paula: ¡No! Por el momento estamos bien así…-Tenía que cambiar rápido de tema, sentía un nudo en mi garganta. Y es que siempre hablábamos con Pepe de una vida juntos, de hijos, pero lo de la propuesta había quedado en la nada misma…- ¿Tenés muchas contracciones?


   Seguimos hablando del embarazo hasta que decidimos ir a descansar.


    Lo escuché a mi novio salir del baño y me enredé entre las sábanas y acolchados para simular que dormía. Recordar la charla con Cami había provocado ese sentimiento amargo de nuevo y no tenía ganas de lidiarlo con él a mi lado. Tenía que superarlo sola.


Pedro: ¿Pau, dormís? – No le respondí nada y lo sentí acostarse al lado mío y abrazar mi espalda. Sentí su respiración en mi cuello y empezó a besarlo, era obvio que no tenía intención de dejarme dormir. Levanté un brazo empujándolo para que piense que era una reacción reflejo ante sus caricias- ¡Ey, Pau! ¡Sé que no dormís! – Me dio vuelta y abrí mis ojos para chocar con los suyos- ¿Qué te pasa?




    Hola!!! Cómo andan? Acá les dejo el capítulo de hoy. Y sí, ya llega Benja y ya tiene madrina! Y en cuanto a Pau y Pepe, la ansiedad de Pau le está jugando una mala pasada…



    Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)



    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el jueves :)




    Conocía tanto a mi novia que sabía cuándo estaba molesta con algo y hacía fuerza para disimularlo, tanto como que quisiera simular que dormía, cuando en realidad no lo estaba…Y que encima me empuje era algo que no le iba a dejar pasar. Quería saber que le pasaba aunque tuviera que estar toda la noche en vela para que quiera hacerlo.