jueves, 27 de febrero de 2014

Capítulo 138



Capítulo 138


Cuenta Pedro…

2 meses después…


   Ya pasamos la mitad del embarazo. Nuestro bebé estaba cada día más grande y sano, y nosotros felices. 

   Hace unos días volvimos a hacer una ecografía con la esperanza de saber si finalmente podíamos saber su sexo, pero no hubo caso, no se dejaba ver. Esto no frenaba a Paula que aun así seguía comprando cosas para nuestro hijo. Habíamos visto las opciones que teníamos para decorar su cuarto una vez que nos mudáramos…

   Días atrás nos decidimos por nuestro futuro hogar. Era un departamento mucho más grande, cerca de este. En Palermo. Estaban terminando de hacerlos por lo que teníamos la opción de decidir los últimos detalles, cosa que a Pau le había encantado.

   No tuvimos que discutir la elección, ya que los 2 estuvimos de acuerdo. Tenía 3 cuartos bastantes amplios. 2 baños, uno que daba a la habitación principal, que habíamos elegido como la nuestra. Un living enorme, donde ya podía ver instalado un enorme LCD y mi play, con la que aun puedo jugar de vez en cuando. Y una cocina que Pau quiso reformar para que esté más conectada al comedor. Amplios y hermosos balcones terminaban de hacer ese lugar aún más perfecto para lo que necesitábamos, así que no tardamos en llegar a ese acuerdo. Recién podíamos habitarla dentro de 2 meses como mucho, cuando terminaran de hacer todo el trabajo y pintarla a nuestro gusto, cosa que aun debíamos definir, sobre todo la habitación de nuestro hijo.

    Por este motivo hoy habíamos decidido invitar a toda mi familia a cenar a casa. Teníamos mucho que celebrar con ellos, que estaban al pendiente de lo que nos pasaba y nos acompañaban a todo momento. Nosotros, en particular, estábamos mejor que nunca. Aunque siempre me sorprendían los cambios de humor de mi mujer, pero era algo con lo que había podido lidiar.

    A Martín, mi psicólogo, no lo volví a ver. Pese a la insistencia de Pau y de mi familia de que no dejase de hacerlo. Pero sentía que debía desprenderme de eso, que ya era una etapa superada, que podía hacerlo solo. Cada vez que necesitaba hablar con alguien lo hacía con Pau, con Hernán, con Gus o con mis hermanos o mi papá, sentía que tenía los pies en la tierra. Me parecía mejor, quería sentirme independiente de la terapia, y quería creer que lo estaba haciendo bien.

   Hoy puedo decir que soy el hombre más feliz del mundo, ni hablar cuando hace pocos días empecé a sentir las pataditas de mi bebé. Pau ya las venía sintiendo hace varias semanas pero, por más que hiciera el intento, no fue hasta hace una semana atrás que pude sentirlo yo también…


Flash Back…


    Estábamos en la cama, con un pote de helado que Pau me había insistido en que lleve camino a casa, adjudicándolo como un antojo, aunque yo no estaba seguro que sea así... Pero no dudé en detener mi camino de regreso a casa, después  de un largo día después de participar en la apertura del Bailando. La verdad es que con la cena estaba satisfecho así que mi novia se apoderó del pote sin importarle en absoluto, sino todo lo contrario. Amaba verla comer así, aunque, luego, ella se sintiera con culpa por temor a lo que repercutiría en su cuerpo. Pero era lo que ella y mi bebé necesitaban, así que disfrutaba ver con el placer que lo hacía. Hasta que la escuché decir.


Paula: ¡Pepe! ¡Mirá!- Me hizo ver el pote que apoyaba en su panza y no entendía.

Pedro: ¿Qué querés que vea, Pau? –Ella río y agarró mi mano para apoyarla levantando el pote y ubicándola en su lugar.

Paula: ¡Decime que lo sentís! –Entendí lo que pretendía y me dispuse a esperar sin demasiadas ilusiones…


    Ya era un clásico que después de decirme eso nada pasaba. Había pasado varias veces, pero sentir a nuestro hijo era un honor que solo ella había tenido. Esperé y esperé… mientras Pau me miraba atenta a mi reacción, a mis gestos… que ahora trataba de no demostrar desilusión que sentía, no quería hacerla sentir mal, y cuando estaba por sacar la mano, ocurrió... Debajo de mis dedos, de mi mano podía sentir un movimiento firme y seguro, no sé si eran pataditas o esos movimientos bruscos que veíamos hacer en las ecografías. Puse toda mi concentración en ello, esperando que ocurra de nuevo, y así fue, otro movimiento más suave pero más duradero, como si fuera una caricia desde adentro de la panza de su mamá… mis ojos ardían, y pude sentir la mano de Pau secando las lágrimas que caían de mis mejillas sin que yo haya reparado en ello. La miré y noté que también lloraba.


Pedro: ¡Amor, puedo sentirlo! –Le dije con un hilo de voz, ella seguía acariciando mi cara, y se acercó para dejar un beso en mis labios.

Paula: ¡Lo sé! ¡Me di cuenta! –Reímos y los 2 nos quedábamos con nuestras manos unidas en su panza, atentos a las señales de vida de nuestro hijo.

Fin del Flash Back...


   ¡Feliz! Así me sentía, así como sabía que todavía faltaba aun más: nuestro hijo creciendo día a día, nuestro nuevo hogar, su nacimiento, verlo crecer y el casamiento… Con Pau habíamos decidido casarnos el año que viene, no quiso casarse con panza y le había gustado la idea de que nuestro hijo o hija llevara nuestros anillos al altar. A mí también me gustó la idea, aunque no me molestaba, en absoluto, firmar ahora mismo, amaba a mi mujer y sería de por vida. Pero respeté su decisión, y me pareció que este año debíamos dedicárselo a nuestro hijo, a vivir tranquilos el embarazo, sin la presión de organizar un casamiento, que queríamos que sea tradicional. Ya la veía a Pau volviéndose loca con eso, sí era mejor esperar, hacer las cosas tranquilos y que ella se sienta cómoda con su figura también.


Cuenta Paula…


   Hoy venía toda la familia de Pedro así que los estábamos esperando. Era sábado y después de un largo día en La Cocina, Pedro no me había podido ayudar mucho, pero Luciana, Caro, Sonia e Inés vinieron temprano a hacerlo. Amaba pasar tiempo con ellas. Amaba la relación que había entre ellas, y para conmigo. Tanto Inés como yo fuimos afortunadas al ser aceptadas y adoptadas así, el lazo familiar que estábamos formando era basado en el afecto y la confianza, sin dudas.

   Prácticamente no me dejaron hacer nada, se ocuparon de las compras y de preparar la cena, hasta me ayudaron a limpiar. Y, si bien mi panza aún me permitía moverme, no quería saber lo que sería cuando ya esté a punto de parir. Amaba que me cuiden así, aunque a veces me sentía mal por tantos cuidados. Pero “eso era una familia, eso es lo que hacen” me habían dicho, y no tuve más que decir a eso.

   Había días en que extrañaba horrores a mis primos y sobrinos, con Juampi hablábamos seguido, y Benja estaba enorme y hermoso. Su papá siempre que hablábamos vía Skipe lo traía para hablar con él y que nos viéramos, y yo no podía evitar emocionarme cuando reconocía mi voz y la de Pepe. La distancia dolía, pero esas pequeñas cosas me llenaban de alegría y me emocionaban al límite tal que mi novio tuvo que dar por terminada varias veces la comunicación cuando veía que me ponía así. Y es la realidad, estoy demasiado sensible y los extraño horrores. Pero por suerte no estoy sola ¡Para nada! Aparte de Pepe y su familia… nuestra familia. Mis amigas, (en especial Zaira, Gege y Sochi) siempre están firmes al lado mío, malcriándome a mí y a mi bebé ya desde la panza, ansiosas por cada paso en mi embarazo.

   Me sentía tan plena y feliz, con mi panza enorme, adaptándome a los cambios de hoy y los que vendrán.

   Nuestra casa se llenó a la hora de la cena. Nos habían llenado de regalos para nuestro bebé, aunque todavía no se había dejado ver, todos sus tíos y sus abuelos habían decidido traer un regalo por su quinto mes.

   La cena fue armoniosa y divertida, entre Pedro y Federico se ocuparon de animar la noche contando anécdotas de cuando eran chicos… muchas de ellas avergonzaban a sus hermanas que, a pesar de amenazarlos, no lograban su cometido. Horacio varias veces se encontró tratando de frenar una posible pelea, como si fueran adolescentes y con Inés no dejábamos de reírnos. Delfi y Fran estaban enloquecidos con su primito, y mi hijo les dio el gusto de hacerse notar cuando apoyaron sus manitos. Después de eso todos hacían fila para ver si corrían suerte, pero solo ellos y su papá tuvieron el honor.

   Llegada la medianoche todos se habían marchado, menos Inés que había querido quedarse a ayudarme con las cosas que quedaban y aunque le insistiera, sabía que sería en vano. Ella vivía cerca de casa, por lo que se tomaría un taxi para ir a ella cuando decidiera irse.

    Pedro estaba ayudando también y de golpe me empecé a sentir descompuesta. Un dolor profundo en la panza, que jamás había sentido   me sorprendió. Sin decir nada me fui al baño, debía ser algo que comí…


Cuenta Pedro…

   La noche había sido ideal. Toda mi familia reunida con nosotros. Acompañándonos y demostrándonos lo mucho que nos quieren y a nuestro hijo.


   Inés se había quedado a ayudarnos a terminar de ordenar todo, ella conocía muy bien la obsesión de mi novia por dejar todo ordenado antes de acostarse. Por lo que me pareció bien, ya había estado levantada mucho tiempo, aunque sabía que mis hermanas no iban a dejarla hacer nada y seguro habían cuidado de ella. Quise pedírselos cuando arreglamos por teléfono en reunirnos, aunque no hizo falta que terminara de hablar,  no podían hacerlo de otro modo.

   Estaba terminando de acomodar el living cuando noté que Pau no estaba. Le llevé a Inés las últimas copas en las que habíamos servido el postre.


Inés: ¡Salió todo muy lindo! ¿No? –Me dijo agarrando las copas que yo le entregaba.

Pedro: ¡Sí! ¡Gracias por estar con nosotros! ¡Nos encanta tenerlos a todos acá! –Ella me respondió con una sonrisa y antes de que decirme algo…

Paula: ¡Pedro! ¡Vení! –El grito de Pau, proveniente del baño nos asustó. Un escalofrío me recorrió por completo… su voz sonaba desgarradora.

  Inés y yo fuimos corriendo hasta ella, abrí la puerta y me quedé paralizado con lo que veía…




   Hola! ¡No me odien! Reconozcan que venía muy tranquilo todo, o ¿No? Ya veremos qué sucede en el siguiente. ;)

   Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

   Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que subiré el día sábado seguro. Estos capítulos me inspiran así que sí subiré 3 esta semana! Beso






    Apenas salimos del ascensor al estacionamiento del edificio corrí hasta mi auto. Parecía que mis acciones eran mecánicas, no podía pensar… no quería hacerlo, solo hacía lo que tenía que hacer… y lo más rápido que podía…

martes, 25 de febrero de 2014

Capítulo 137



Capítulo 137



    Hasta ayer iba a tener un hijo sin una abuela presente y hoy habíamos conseguido una, que sin dudas, sabría muy bien cómo hacer ese papel. Que estaría para nuestro hijo incondicional e ilimitadamente. Que lo malcriaría, sin dudas, como toda abuela… Pero que por sobre todas las cosas lo amaría como el nieto que es y será. Su emoción nos transmitía eso, y que Pedro la acepte así, me emocionaba doblemente.



Cuenta Pedro…

2 semanas después…



    La semana 12, los 3 meses cumplidos. Y acá estamos esperando a Marisa para que nos atienda.

    Durante estas 2 semanas Paula se sintió mucho mejor. Hace una semana atrás empezó a trabajar de nuevo. Por suerte sus malestares la dejaban hacerlo, ya que solo eran a la noche, durante el día la llevaba bastante bien, a pesar de los días de calor.

    Su pancita se hacía notar cada día un poquito más y estábamos embobados con ella. Era como si tuviera un imán con nuestras manos, ya que cuando estábamos juntos no podíamos hacer otra cosa que acariciarla. La emoción en los ojos de Pau cuando lo hacíamos era mi mejor momento del día… Lamentablemente, el trabajo me robaba muchas horas del día que podía estar con ella, y lo padecía. Caí en cuenta que desde que volvimos de Europa con semejante cambio en nuestras vidas, se acabaron las reuniones de amigos y las juntadas de antes. Algunos me pasaban facturas, pero entendían mi situación. Ya que todos sabían la verdadera razón que me alejaba de todo.

   Pau tuvo que lidiar toda esta semana con la prensa que seguía insistiendo en sacar más información sobre, hasta ahora, “supuesto embarazo”, pero ya se había hecho experta en evadir el tema, en cambio a mí me costaba más… más aun cuando tenía que soportar las 6 horas de La Cocina con Mariano, que me buscaba todo el tiempo para que pise el palito. O algún otro móvil con Josema y Denisse, con mis amigos era aún más difícil que con otros periodistas que venían por lo mismo. Por eso no veía la hora de que se cumpla este plazo, saber que está todo bien y gritarlo a los 4 vientos.



   Entramos al consultorio, como tantas veces antes. Después de revisarla, Marisa nos dijo que estaba todo bien. El embarazo seguía su curso normalmente. Y, como hacía siempre mi novia, la atacó con preguntas que parecía haber estudiado anteriormente como si fuera un guión. Después de escuchar las repuestas y otras indicaciones de la doctora salimos, contentos para nuestra casa, hoy había pedido el resto del día libre, ya que había estado trabajando toda la mañana.



Paula: ¡Estoy tan feliz! –Me dijo mi novia, ni bien pusimos un pie en nuestro departamento. Me acerqué y la abracé fuerte.

Pedro: ¡Yo también! –Le dije dejando un beso en sus labios y me agaché a la altura de su panza- ¡Ya voy a poder decirle a todo el mundo que voy a ser tu papá! –Le hablé a mi hijo, dejándole un beso. Levanté mi cabeza para ver a Pau emocionada.

Paula: ¡Ay, gordo! ¡Me matás de amor cuando hacés eso! – Sonreí y volví a levantarme para estar a su altura y abrazarla de nuevo.

Pedro: ¡Ustedes me llenan de amor! –Tomé una de sus manos, la que llevaba el anillo de compromiso y la besé- ¡Me hacen inmensamente feliz, como jamás imaginé que podría ser!- Los ojos de Pau se envolvieron en lágrimas, para fundirnos luego en un abrazo, sequé las lágrimas que empezaban a recorrer un camino por su mejilla y nos besamos.



     ¿Podía ser más feliz? ¿Estaré preparado para eso? Ahora mismo siento que no me entra tanto amor en el pecho y… ¿Cuándo vea a mi hijo? Tal vez mi médico tenía razón, ¿Estaré preparado para todos esos cambios? ¿Tenía que descubrirlo solo o aceptar su ayuda? Paula había insistido en que no lo abandone, pero es que la siento a ella tan vulnerable con sus emociones que no había reparado en las mías. Ahora más que nunca siento que debo protegerla y para eso necesito estar fuerte… sacar esa fortaleza de algún lado.



Cuenta Paula…



    Escuchar que todo iba bien era lo único que quería escuchar. Cada vez que tocaba un control mis nervios explotaban, pero por suerte todo iba excelente. Marisa me dio una cantidad de indicaciones, entre ellas que cuidara un poco de mi peso, cosa que me costaba horrores, la comida funcionaba muy bien para controlar mi ansiedad. También respondió a mis tantas preguntas que tenía grabada en mi cabeza, incluyendo sobre sexo. Ya que durante el reposo no estaba incluido. Por lo que hace más de 2 semanas que no había nada de eso, si bien el reposo era por una semana, no queríamos arriesgarnos hasta no hablar con ella.

    Así que tuve que lidiar con mis hormonas revolucionadas que parecían afectarme en ese aspecto también. Y es que extrañaba sus besos que invitaban a algo más… a sus caricias que rondaban el límite de lo prohibido. No me quejaba, porque a cambio fueron reemplazados por sus besos dulces, sus brazos contenedores y por sus manos, acariciando mi panza. Como tanto amaba que hiciera. Pero extrañaba lo otro. Marisa nos dio el Ok y yo ya estaba en llamas como esperaba que estuviese él también.



    Ni bien nos fuimos a nuestro cuarto, me acosté y le di a entender qué era lo que necesitaba y se acercó hasta mí como un tigre acechando a su presa. Nos besamos desaforadamente. Sí, por suerte él estaba en llamas igual que yo, y las pruebas estaban a la vista…

   Sin demasiados preámbulos nos deshicimos de las pocas prendas que llevábamos y nos dispusimos a recorrer entre besos cada recoveco de nuestra fisionomía. Era como si muriéramos de sed y el cuerpo del otro nos diera lo que necesitábamos para aliviarla, una cuestión de vida o muerte.

   Volvimos a hacer el amor, como tanto extrañaba. Sentirme unida al hombre que amo así era algo imprescindible en mi vida, como él me hacía sentir que era en la suya. No faltaban las miradas que decían todo, ni los besos que nos llevaban a otro universo. Ese que tanto conocíamos y del que nos costaba volver…



    Nos levantamos juntos muy temprano. Nos esperaba un largo día y sobre todo especial. Hoy era el día en que daríamos la noticia a los medios de nuestro embarazo, que era más que un secreto a voces. Ya estaba elegido el lugar. Nos encontraríamos con Pedro en Ideas para hacer un móvil para EEES. Ya que era lo que nuestra agenda podía hacer. Tanto porque Pedro estaba trabajando con los nuevos productos de Ideas, como figura como como productor, sus horarios allí eran eternos. Y yo estaba tratando de poner algunas campañas al día antes de que me sea imposible hacerlas, debido a los cambios físicos que prontamente tendré. Había rechazado muchas propuestas, aparte del Bailando que nos ofrecían hacer juntos, ya que mi prioridad era mi embarazo y quería cuidar responsablemente de él. Solo tomaría trabajos que puedan ir en paralelos con mi maternidad.



   A las 3 de la tarde estaba pautado el móvil. Ya que habían anunciado mi llegada, la entrada a la productora era un caos. Estaba lleno de gente y periodistas por lo que decidieron habilitarme la otra entrada, solo por hoy, para poder evadirlos.

   Entre los productores me fueron guiando hasta el lugar donde haríamos la nota, en dónde Mariano ya estaba firme en su puesto, con micrófono en mano. Miré para todos lados buscando una señal del padre de mi hijo, pero nada.

   Me dediqué a saludar a cuanta persona encontraba a mi paso, y cuando llegué hasta Mariano lo saludé…



Paula: ¡Hola Marian! –Mientras este me daba uno de sus abrazos efusivos, tan típicos en él.

Mariano: ¡Pocha! ¡Llegaste!- Me dijo casi a los gritos. Y no esperé a preguntarle…

Paula: ¿Y Pepe? ¿Dónde está? Me dijo que iba a estar acá para cuando llegue… ¿Por qué no está? –Le dije verborrágica, sin poder disimular mi malestar al no encontrarlo allí.

Mariano: ¡Para Pocha! ¡Allá viene! –Me dijo señalando atrás mío. Para lo cual giré para encontrarme con mi novio que se acercaba corriendo hasta nosotros.

Pedro: ¡Llegaste! –Se acercó para saludarme y yo me quedé dura, aun enojada.

Paula; ¿Dónde estabas? –Le dije sin importarme si Mariano o quien sea pudiera escucharnos.

Pedro: Me fui a esperarte a la puerta y cuando llegué hasta ahí me avisaron que te iban a hacer entrar por la otra. Cuando fui a buscarte me dijeron que ya estabas acá… ¡Nos habremos cruzado!- Me abrazó tratando de hacer que ceda- ¡Ey! ¿Qué pasa, amor?

Paula: ¡Nada! Solo que no sabía dónde estabas… ¡No sé! – Lo vi sonreír y no me dejó opción y reí también. Creo que ya se estaba acostumbrando a estos arranques en mí, y no sabía si estaba bien que sea tan bueno para controlarlos.



   Esperamos juntos a Mariano y a su equipo a que saliéramos al aire. Entre bromas y cargadas de ellos hacía nosotros sobre la razón del móvil. Todos se hacían los desentendidos, cuando sabía que estaban al tanto de todo… ellos eran amigos de Pedro, y sabía que él no pudo ocultarles la verdad. Todo Ideas lo sabía.

   Minutos más tarde hicimos conexión con el piso donde los conductores nos dieron la bienvenida.



Denisse y Josema: ¡Hola Chicos! ¿Cómo andán?

P Y P: ¡Muy bien! -Respondimos tomados de la mano, sorprendentemente tranquilos.

Josema: ¡Bueno! Después de tantos ir venir, tantas especulaciones de los diarios y revistas…

Denisse: ¡Tantas bajas de presión! –Interrumpió.

Josema: ¡Tantos desmayos y eso! –Remató divertido y me defendí.

Paula: ¡Dijeron que estaba gorda! –Recordándoles una de las tantas cosas que habían dicho este tiempo, aunque no era exactamente esa la palabra.

Denisse: ¡Nunca dijimos eso! ¡Dijimos rozagante! –Sonreí recordando el adjetivo que habían utilizado y asentí.

Josema: ¡Sí! Se te ve rozagante y eso… ¿Qué quiere decir? ¿Hay alguna noticia por parte de ustedes? -Nos quedamos mudos hasta que lo escuchamos a Mariano.

Mariano: Pedro, Paula, el aire es de ustedes…Si hay algo que quieran contar… yo los veo muy felices -Mariano me acercó el micrófono, era el momento… -De golpe los nervios vinieron a mí de nuevo.

Paula: Primero quería agradecer sus palabras. Gracias por todo este tiempo que nos estuvieron acompañando… que nos tiraron buena energía y… ¡Me tiembla todo el cuerpo! –Reconocí emocionada.

Mariano: ¡Tranquila! ¡Te veo que estás ansiosa! Tu cara es maravillosa… esto te va a acompañar toda tu vida. Porque tu cara de hoy es radiante.-Me dijo alentándome y suspiré para tomar aire.

Paula: ¡Sí! Es un momento muy lindo… Agradezco que nos hayan acompañado y respetado todo este tiempo! Y sí… ¡Estoy embarazada! –Ni bien terminé de decirlo, y las lágrimas me invadieron. Los festejos que se escuchaban en el piso, así como todos los que se habían agolpado alrededor de nosotros nos hicieron sonreír… Pepe tenía esa luz en sus ojos… no era solamente yo, podía leer en su cara lo feliz y emocionado que estaba. Estiré mi brazo, para acercar su cabeza y darnos un beso, entre medio de los aplausos.

Denisse: ¡Mirá Pepe esa carita! – Pedro estaba como paralizado y tuve que tomar la posta de nuevo.

Paula: Teníamos muchas ganas de gritarlo, como nuestra familia, y nuestros amigos. Pero la verdad es que agradezco a todos, a ustedes y a toda la prensa, que nos respetó esto que es lógico que una quiera cuidar los primeros 3 meses. Por suerte, yo igualmente sabía que estaba recontra agarradito y el nidito re bien formado, pero igual quería esperar los primeros 3 meses. ¡Ya los pasé! Y estamos felices de la vida, tanto nosotros como nuestra familia y nuestros amigos. Es un muy momento super emocionante y super lindo que nos está tocando vivir y estamos felices- Giré mi cabeza para mirar a mi novio.

Josema: ¿Nene? –Dirigiéndose a Pepe- ¡Felicitaciones papá! – Se volvieron a escuchar los aplausos para mi novio, que seguía emocionado sin decir nada. - ¡Decí algo Pepe!

Pedro: ¡Voy a ser papá! –Fue lo único que pudo decir, mirándome, como si no terminara de creerlo.

Mariano: ¿Estás cayendo Pepe? –Tratando de sacar algo más de mi novio que parecía estar en otro planeta.

Pedro: Todavía no… es muy loco… cuando veo las ecografías por ahí un poco, en ese momento tomo dimensión de las cosas… Y como dijo Pau, quería agradecerles a todos por respetar nuestros tiempos. Sobre todo para que Pau pueda estar tranquila los primeros meses y ahora sí lo podemos gritar –Me miró y reí- ¡Estamos embarazados!



   Entre los 2 contamos cómo fue que nos enteramos de la llegada de nuestro hijo, y cómo había dejado trunco la idea de compromiso que tenía Pedro. Cómo fue todo allá en París y cómo había llegado a llenar nuestras vidas.

   Después y como cierre del móvil, Mariano hizo que me levantara para mostrar mi pancita que ya se hacía notar y de la que estábamos enamorados. Pedro se acercó dejando un beso en ella como tanto amaba que hiciera, con esa sonrisa cargada de orgullo que me emocionaba hasta las lágrimas ¿Podía ser más feliz? No tenía dudas de que él sería el padre perfecto que jamás hubiese soñado, simplemente, porque jamás lo imaginé. Pero que me lo demuestre cada día, sin tener nuestro hijo aun en brazos, era más de lo que podía pedir.





    Hola! Cómo están? Espero que les haya gustado este capítulo y se habrán dado cuenta que quise adaptar algunas cositas de cómo fue en realidad. Debe ser una de las últimas adaptaciones ya que de ahora en más la historia corre por sí sola, acercándose al final.



   Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)



    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que subiré el día jueves o viernes. Todavía no sé si subiré como antes. Pero 2 por semana seguro!



     Ya pasamos la mitad del embarazo. Nuestro bebé estaba cada día más grande y sano, y nosotros felices. Hace unos días volvimos a hacer una ecografía con la esperanza de saber si finalmente podíamos saber su sexo, pero no hubo caso, no se dejaba ver. Esto no frenaba a Paula que aun así seguía comprando cosas para nuestro hijo

jueves, 20 de febrero de 2014

Capítulo 136



Capítulo 136


Paula: ¿Qué hacés acá? ¿No tenías turno con el psicólogo?-Me preguntó queriendo disimular lo obvio.

Pedro: ¡Cancelé! Algo me dijo que debía estar acá… no me equivoqué… -Le dije sin pensar- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? – Dejó caer unas lágrimas y sonrió forzada.

Paula: ¡Gracias! Solo que…- Agachó su mirada y yo lo hice también para ver lo ella miraba, lo que tenía en sus manos… Eran fotos de sus papás, varias, que ya me había mostrado antes… Varias de ellos con Pau de chiquita, otras de ellos solos y otras de su madre. El parecido que tenía con Pau era impresionante, hasta para ella.

Pedro: ¡Amor! ¡Ellos siempre están con vos! –Traté de calmarla, pero produciendo todo lo contrario…

Paula: ¡Quiero creer en eso! Pero es que… -Tomó aire para poder seguir-¿Cómo voy a ser para ser una buena madre cuando yo apenas recuerdo a la mía?-Me dijo ahogada en su llanto. Me acerqué para volver a abrazarla. Me partía el corazón verla tan angustiada, por algo que no se puede cambiar y que desafortunadamente pesa demasiado…

Pedro: Pau, vas a ser la mejor mamá del mundo, lo sé.-Se separó de mí para mirarme y yo me senté al lado de ella, en la cama- Sé que vas a encontrar… vamos a encontrar la manera para cuidar de nuestro hijo… ¡Nadie nace sabiendo! Y él también tiene que aprender a ser nuestro hijo, ¡No va a conocer otros papás! va a tener que aceptarnos con nuestros aciertos y nuestros errores- La vi sonreír un poco- Aparte, siempre que tengamos dudas podemos preguntar… todos los que fueron papás deben haber pasado por esto. Que no tengas a la tuya no te va a hacer peor mamá. ¡Sacate eso de la cabeza!

Paula: ¡Tenés razón! Solo que… no es que no haya tenido ejemplos. Mi tía era un amor conmigo, pero siempre supe que era mi tía, el lugar de mi mamá no lo ocupó nunca nadie y siento que ahora me va a hacer falta como nunca antes sentí- Entendí, asintiendo mientras le secaba la catarata de lágrimas que caían insistentemente… ¿Y qué podía decirle? ¡Yo sabía que era así! Lo había vivido en carne propia… Solo volví a abrazarla…


    Está vez se recostó en mi pecho, obligándome a que me acomode más en la cama.

    Nos quedamos así durante minutos, mientras yo la acariciaba sentía que su respiración se iba relajando, se estaba calmando de a poco. Bajé mi mano que estaba acariciando su pelo, insistentemente, como sabía que amaba que hiciera, para posarla luego sobre su panza… Cuando note algo… No lo podía creer…


Pedro: ¡Pau! –Le dije eufórico.

Paula: ¿Qué? ¿Qué pasa?- Tratando de reaccionar y salir del trance que la estaba llevando al sueño.

Pedro: ¡Mirá! –Volví a posar mi mano, y hacerle notar de que nuestro hijo estaba creciendo. La pancita, antes chata de mi novia, ahora formaba una pequeña montañita. Ella posó su mano también y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas… ya no de tristeza, sino de emoción.

Paula: ¡Es cierto! – Sonrió y me dio un beso.

Pedro: Creo que eligió el momento para de decirte que está bien, que confía en vos, haciéndose notar- Suspiró y asintió.

Paula: ¡Lo amo tanto! ¡Los amo tanto! –Se corrigió, volviendo a acostarse como estaba antes, pero ahora tan feliz.

Pedro: ¡Y yo los amo a ustedes! ¡Son mi vida! – Dejé un beso en su cabeza, mientras ambos acariciábamos a nuestro hijo.



   No Había visto la hora de que la pancita de Pau empiece a crecer, que empiece a notarse. Y había elegido este momento, cuando Pau más lo necesitaba… Mi hijo o hija seguro sería muy especial y estaba seguro también, que vendría a cambiar nuestro mundo, a ser el bálsamo para superar todos nuestros malos momentos. No sé si seremos los mejores padres del mundo, pero sí que seremos los mejores padres que podremos ser para él…


Cuenta Paula…


   Había amanecido mucho mejor. La charla con Pepe me había hecho bien, exteriorizar mis miedos había sido un descargo, pero sobre todo ver mi panza crecer era incomparable con nada.

    No podía evitar pararme cada 5 minutos enfrente del espejo para verme, ¡sí! ¡Se notaba! Tanto soñar este momento y estaba ahí, creciendo día a día, enfrente de mis ojos. Tendría que empezar a usar ropa más suelta cuando salga a la calle, por lo menos, estas 2 semanas. Hasta que se cumplieran los 3 meses, y que Marisa vuelva a verme.

   Pedro se había ido temprano a Ideas para preparar los últimos detalles para la Cocina que empezaría este sábado. No quería ir y dejarme sola, pero no podía faltar, así que lo obligué a irse aduciendo que ya me sentía bien, que no tenía de qué preocuparse. Zaira estaba en esa reunión, obviamente, ya que volvería a conducir el ciclo con Mariano, “Equipo ganador no se cambia” dijeron desde producción.

   Gege había quedado en venir, pero tuvimos que dejarlo para otro día porque estaba con fiebre y, sea lo que pueda llegar a tener, no quería contagiarme y Sochi estaba trabajando. Así que parecía que iba a pasar otro día de reposo sola, con mi bebé.

   Me costaba mucho hacer reposo, más cuando me sentía bien, pero sabía que era lo que debía hacer, así que me levantaba lo justo y necesario para mantener la casa en orden. Por suerte, Pedro estaba bastante colaborador con los quehaceres domésticos, y también se encargaba de las compras. Yo, cuando podía cocinaba, o, casi siempre, recurríamos al Delivery. Porque mis náuseas a veces me impedían ingresar a la cocina de noche.

   Cuando me decidía en qué desayunar, ya que iba a esperar a Gege para hacerlo y ahora debía decidir sola, empezó a sonar mi celular…


Paula: ¡Hola! ¡Inés!- Saludé al ver quién era.

Inés: ¡Hola, Pau! ¿Cómo estás?- Me dijo con su voz dulce como siempre.

Paula: ¡Bien por suerte!

Inés: ¡Me alegro! Sabés que estoy a unas cuadras de tu departamento, quería saber si podía pasar a visitarte- Días atrás habían venido a verme con Horacio, y fue cuando conoció mi nuevo domicilio.

Paula: ¡Por supuesto! ¡Estoy sola! –Le dije.

Inés: ¡Bueno! Paso por una confitería y desayunamos juntas- Después de despedirla, solo por unos minutos, fui hasta el cuarto para ponerme algo decente para recibirla.


   Minutos después el portero me dio aviso de su llegada y la hice subir. Atenta, como es ella, me entregó el paquete con lo que sea que haya traído de la confitería y que moría por devorar. Sí, mi ansiedad con la comida era terrible, y más a estas horas. Me abrazó como siempre, como si el tiempo y la vida no hayan hecho nada con nosotras.

   Nos sentamos a desayunar juntas y entre té y té… sí, ella era una de las pocas personas con las que compartía mi gusto especial por esas infusiones. Hablábamos de todos los acontecimientos en nuestras vidas. Horacio y ella estaban cada vez más afianzados, consolidados… y me alegraba verla feliz, se lo merecía después de tanto sufrimiento.


Inés: ¿Y cómo estás con el embarazo? –Me preguntó dedicándome una mirada tierna.

Paula: ¡Bien! ¡Mirá! –Me paré para enseñarle mi insipiente panza y sonrió emocionada…- ¿Estás bien?-Me volví a sentar a su lado.

Inés: ¡Sí! Perdón, solo que me encanta verte así, con esa pancita… -Suspiró tomando aire. -Solo que me cuesta no imaginarme cómo hubiese sido todo si tantas cosas no hubiesen pasado… - Y entendí su dolor, la pérdida de Julián, ella nunca sería abuela de un hijo suyo, y tal vez me imaginó, alguna vez, siendo la madre de él.

Paula: ¡Inés! Yo…

Inés: ¡Perdón! No tengo derecho a traerlo acá, vos amás a Pedro y me hace feliz saber eso, verte así-Me dijo tomando mis manos y mirándome con sus ojos celestes que no mentían- Pau, yo quiero que sepas que siempre, fuiste como una hija para mi… que me encantaría formar parte de tu vida como esa madre que tuviste la desgracia de perder tan chiquita- Sentí que mi corazón dio un vuelco, esas palabras saliendo de su boca, justo ayer yo estaba en busca de esa imagen que ella hoy me ofrecía, esa de madre que perdí tan pronto…

Paula: ¡Me encantaría! –Solo pude decir porque mis lágrimas empezaron a salir, como las suyas, al momento que sus brazos me rodearon, conteniéndome.


   Le conté a Inés lo que me había pasado anoche… mis miedos al no tener un referente de madre y lo que me dolía no recordar la mía.


Inés: ¡Pau! ¡Son tan entendibles tus miedos! Yo sé que vos vas a poner todo de vos para ser una excelente mamá… y si necesitas consejos, o que te ayude o que venga como hoy a hacerte compañía no dudes en llamarme porque voy a dejar todo para estar con vos- Sonreí sabiendo que sería así.

Paula: ¡No sabés lo bien que me hace que estés acá! ¡Era lo que necesitaba! – Volvió a sonreír y luego me dijo.

Inés: ¿Sabés qué hacía por acá? –Negué con mi cabeza- Vine a traer un cuadro de Ana que Horacio tenía guardado y necesitaba restaurar. Me ofrecí a hacerlo, ya que es hermoso y necesita estar colgado, a la vista de todos. A unas cuadras hay un lugar en el que trabajan muy bien, así que…

Paula: ¡Ana! –Ella asintió emocionada.

Inés: ¡Exacto! Se ve que sigue empecinada en marcarnos los caminos…



   Pasamos toda la mañana hablando con Inés. No había cosa que no le haya preguntado, sobre el embarazo, el parto, y si bien habían pasado muchos años en los que ella fue mamá, hablaba como si fuera que fue ayer. Amaba escucharla y me transmitía seguridad y confianza.

   Ya al mediodía escuchamos las llaves en mi puerta, y acto seguido, lo veo a mi novio entrar con una bolsa en la mano.



Pedro: ¡Sorpresa! –Nos vio a las dos y sonrió acercándose a saludarnos a ambas con un beso- ¡Pensé que estabas sola! Como me dijiste que Gege no venía, me escapé para hacerte compañía y traje empanadas del bar de Ideas- Me dijo levantando la bolsa que llevaba en la mano.

Inés: ¡Bueno! Yo los dejo…

Pedro: ¿Qué? ¡No! ¡Quedate Inés!- Lo miré a mi novio asintiendo lo que decía.

Paula: ¡Obvio! ¡Quedate a almorzar con nosotros! – Inés dudo hasta que terminó aflojando.

Inés: ¡Bueno! Pero yo me encargo del postre…- Me miró divertida y me guiñó el ojo- ¿Helado?

Paula: ¡Sí! –Festejé.

Pedro: ¡Bueno! ¡Bueno! ¿Ya de temprano la abuela va a malcriar al nieto?- Los ojos de Inés se volvieron a llenar de lágrimas mirando a Pepe, al igual que los míos.

Inés: ¿Abuela? -Le preguntó a mi novio con un hilo de voz.

Pedro: ¡Sí! ¡Abuela! ¿O no te pensabas hacer cargo? –La voz de mi novio para decir al pasar algo tan importante, la emoción en los ojos de Inés, hacían que me sintiera enormemente feliz. Ella simplemente se acercó y lo abrazó.

Inés: ¡Gracias! ¡Voy a ser la mejor abuela que tu hijo pueda tener! –Los ojos de Pedro también brillaban y por más que quería disimularlo, él también estaba afectado con la situación.

    Me acerqué hasta los dos, uniéndome al abrazo.

Paula: ¡No me dejen afuera! –Y los 3 reímos abrazados.



   Hasta ayer iba a tener un hijo sin una abuela presente y hoy habíamos conseguido una, que sin dudas, sabría muy bien cómo hacer ese papel. Que estaría para nuestro hijo incondicional e ilimitadamente. Que lo malcriaría, sin dudas, como toda abuela… Pero que por sobre todas las cosas lo amaría como el nieto que es y será. Su emoción nos transmitía eso, y que Pedro la acepte así, me emocionaba doblemente.






   Hola! Cómo están? Acá cumpliendo con el capítulo de esta semana. A partir de la siguiente trataré de retomar el ritmo de siempre! Espero que les haya gustado! :)

    Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que subiré en cuanto pueda! :)





    Su pancita se hacía notar cada día un poquito más y estábamos embobados con ella. Era como si tuviera un imán con nuestras manos, ya que cuando estábamos juntos no podíamos hacer otra cosa que acariciarla. La emoción en los ojos de Pau cuando lo hacíamos era mi mejor momento del día…

miércoles, 12 de febrero de 2014

Capítulo 135



Capítulo 135


    Salí al balcón. Necesitaba fumar y tomar aire a la vez. No podía entender cómo de un minuto al otro todo se había dado vuelta… Giré mi cabeza para mirar el interior de la casa y la vi desempacar unas cosas, parecía que estaba llorando y sentí un nudo en el estómago. Tal vez tenía razón, por ahí la estaba agobiando con mis cuidados y es que no me perdonaría que le pase algo a ella o a nuestro bebé con cosas que pueden evitarse… tenía que aprender a negociar si quería que las cosas funcionaran bien

    Para cuando terminé mi cigarrillo ya había entrado en razón y decidí entrar, no la encontré en el living, doblé  a la cocina y nada, en ninguno de los 2 cuartos estaba, cuando la escuché vomitar en el baño… fui corriendo y abrí la puerta para encontrármela descompuesta frente al inodoro.


Pedro: ¡Amor! ¿Estás bien? – Levantó su cabeza sin mirarme, a la vez que tiró de la cadena para levantarse y lavarse la cara. No me decía nada y me sentía culpable por ponerla así… Se sentía bien antes de que discutiéramos.- ¡Pau! ¡Perdoname! ¡Tenés razón!

Paula: ¡Dejame tranquila, Pedro! –Me dijo saliendo del baño, y yo la seguí. La agarré, lo más suave que pude, del brazo, solo para detener su paso firme, y que pudiéramos hablar. Cuando lo logré me paré en frente de ella.

Pedro: ¡Te estoy pidiendo perdón, Pau! ¡Sé que me pongo pesado a veces! -Le hablé mirándola a los ojos, pero ella no lo hacía… -¡Pau! –Noté que comenzaba a llorar de nuevo, y me odiaba por haberla puesto así.

Paula: ¡No entendés nada! –Me dijo levantando la vista, estaba enojada, y no era para menos… yo también estaba enojado conmigo mismo…- ¡No hace ni 10 minutos que llegué a TU casa y ya me dejás hablando sola! ¿Así va a ser de nuevo? ¿Cada vez que haga algo que no te guste te vas a borrar?- Las palabras de Paula me cayeron como un balde de agua fría, tenía razón. Volví a hacer la misma estupidez de antes, esas que nos terminaron alejándola una vez… Las que ella tanto odiaba…

Pedro: ¡Perdón! -Suspiré -No lo voy a volver a hacer… Perdoname- Tratando de ser lo más sincero posible, no podía decir nada más…

Paula. ¡Eso ya lo escuché antes! –Se limpió las lágrimas con bronca y se alejó desapareciendo de mi vista.


    Me quedé parado, sin saber qué hacer… La vi irse al living, donde estaban desparramadas todas sus cosas. No sabía si ir tras de ella y seguir hablando, o si era mejor dejarla sola… no sabía qué era lo que quería que haga. Sentía que si me acercaba iba a ser peor… y si la dejaba sola también iba a molestarle. Sentía que cualquier paso que hacía iba a ser incorrecto. Pero no podía quedarme ahí parado toda la noche. Me fui hasta donde ella estaba y sin decirle nada, empecé a sacar algunas cosas de las cajas que ella también estaba revisando. La vi detenerse y sin mirarme me dijo.


Paula: ¡No tengo ganas de hacer esto, ahora! Me voy a dormir… -Se fue a el cuarto, antes de que pudiera decirle nada.


    Otra vez sin saber qué hacer, no había comido nada y lo poco que había comido durante el día lo había vomitado. No quería que se vaya a dormir así, pero sentía que no podía hacer nada. Dejé las cosas como estaban. Miré la hora, eran casi las 12 de la noche, me fui hasta el cuarto, y la encontré tal cual la imaginaba, dormida, de espaldas a mi lado. Aunque no sabía si realmente estaba dormida…

    Me desvestí y me acosté. Aunque no podía dormirme, me había acostumbrado a dormir con su cabeza en mi pecho, sintiendo sus caricias, mientras yo le acariciaba la panza. Sentí un nudo en mi garganta, junto con la necesidad de abrazarla, de volver a pedirle perdón… pero estaba seguro que iba a rechazarme y eso dolería el doble, aparte no quería molestarla más, ya tuvo suficiente por hoy de mí… Me acosté boca arriba, mirando el techo, a la espera de que el sueño se decida a venir por mí.


Cuenta Paula…


    Me desperté, con la luz que entraba por la ventana, con aroma a tostadas y café con leche que no sabía si eran parte de un sueño o eran reales, y con un fuerte dolor de cabeza. Recordé lo que pasó anoche, y sentí una puntada en el pecho… ¿Qué me pasaba? ¿Por qué reaccionaba así? Sentía que las cosas que antes me molestaban, ahora se habían potenciado… Pedro solo quería cuidarme y yo lo ataqué así. Y lo peor es que sentía que él no sabía qué hacer, anoche moría por un abrazo suyo… por sus besos como siempre cuando lo sentí acostarse a mi lado, pero eso no pasó… ni siquiera me habló, ni intentó arreglar las cosas… Y sabía por qué… yo lo estaba alejando… Cuando lo único que quería es tenerlo cerca… ¡¿Por qué es tan difícil?!

    Me levanté y, después de pasar por el baño, me fui hasta la cocina, a enfrentarlo. Cuando entré, lo vi parado, apoyado en la mesada, con una taza en la mano, y la mirada perdida. Cuando notó mi presencia levantó la vista y me dijo.


Pedro: ¡Buen día! –Forzó una sonrisa, sus ojos estaban tristes y me dolía verlos así.

Paula: ¡Buen día! – Le dije acercándome hasta él, que seguía en el mismo lugar y me paré enfrente suyo… me miró sorprendido, creo que no se lo esperaba.

Pedro: ¡Perdón! ¡Ya sé que hago todo mal! ¡Odio que estemos así! –Me dijo con la voz entrecortada- Odio no poder abrazarte cuando estamos acostados, ni besarte, ni tocar tu panza, ni… -Lo agarré de la nuca y lo callé con un beso. No necesitaba seguir escucharlo decirme qué cosas odiaba, yo también sentía igual.

Paula: ¡Yo también odio todas esas cosas! –le dije casi en sus labios- Y levanté mi mirada para conectar con la suya, sus ojos brillaban tanto que me encandilaban…-No hacés todo mal, solo que yo… estoy un poco revolucionada- Lo vi sonreír y yo hice lo mismo. Luego me abrazó como nunca antes había hecho… su abrazo fue tan fuerte, tan sentido… Parecía como si se estuviera al borde de un precipicio y tenía que aferrarse de mí para no caer… Me dolía pensar qué cosas había estado pensando, tenía cara de no haber dormido. Y otra vez tuve que repetirme: Debo aprender a manejar mis hormonas… faltaban 7 meses por delante, y luego el famoso postparto. Debía aprender a controlarme.


Cuenta Pedro…

2 Semanas después…


    La vuelta a la rutina. Oficialmente habíamos empezado nuestro año laboral. Si bien todavía los productos de Ideas no estaban en el aire, ya estábamos en pleno proceso de pre producción. Este sábado ya empezaríamos con La Cocina, y a la vez estábamos preparando el formato de humor que estaría en Showmatch, alternando con el Bailando, el que, por suerte desistieron en insistir.

    Acá en Ideas ya todos sabían del embarazo de Pau, que íbamos a ser papás. Pero claramente la noticia no iba a salir de ellos. En ellos sí podía confiar, eran mis amigos de años y me lo habían demostrado en más de una ocasión.

   Todavía faltaban más de 2 semanas para confirmar. Y si bien era un secreto a voces, todavía no queríamos decir nada, cosa que se hacía difícil, ya que no había quién no me preguntara si era cierto, y con más insistencia, los periodistas, que habían estado al acecho de la confirmación, cuando días atrás, Pau se tuvo que bajar de un desfile porque se había mareado.

    Ese día fue caótico. El calor de mediados de febrero era insoportable, y había temido por Pau y nuestro bebé. Ella venía sintiéndose bien, y yo no quise transmitirle mis miedos. Cosa que ese día lamenté…

    Y es que desde la última vez que peleamos (Hace 2 semanas), no quise agobiarla más con mis cuidados, sabía que ella sabía cuidarse sola y debía confiar en ello. Ella también estaba mucho más tranquila, sin esos cambios rotundos de estado, lo que hizo que estos días de convivencia sean excelentes. Todo había girado en medio de la paz absoluta… Hasta que ese día me llamó llorando diciendo que se sentía mal, que se había mareado antes de subir a la pasarela. Recuerdo que en ese momento morí de miedo, pensando que tal vez se había caído, y me lo estaba ocultando…Pero en cuanto fui a buscarla, que por suerte estaba cerca, aunque a mí se me había hecho eterno y la vi, ya estaba mejor. Sochi estaba con ella y me contó lo que había pasado: Le había bajado la presión, antes de la segunda pasada, se mareó y se le aflojaron las piernas, pero llegó a sentarse antes de caer, ya la había visto un médico. Así que tomé el mando de la situación y después de escuchar las indicaciones que le había dejado el doctor, salimos del lugar, lo más inadvertidos posibles, cosa que fue difícil. Todos parecían haberse hecho eco del rumor, pero entendían la situación y yo tenía algo mucho más importante que hacer antes que quedarme a dar las explicaciones que nos exigían.

    El médico le dijo que debía hacer reposo, y alimentarse bien. También habíamos pedido cita con Marisa para el día siguiente, no queríamos esperar los 5 días que faltaban para el siguiente control, aunque el médico le dijera que era normal y que hasta las que no estaban embarazadas podían sentirse así con este clima, nosotros preferíamos saber que todo estaba realmente bien.

    Pau se sentía culpable por haber ido, y si bien yo me arrepentí de no haberle dicho que no fuera, traté de calmarla, sabía que era lo que necesitaba. Lo último que haría sería reprocharle, ahora solo tenía que cuidarse y hacer lo que le dijo el médico.

   Ir al control fue otro tema. El esquivar y lidiar con la prensa… Pero no íbamos a dejar de ir por ellos. Ya no nos importaba. La salud de Pau y mi hijo, estaban primero.

   Marisa nos tranquilizó, diciendo que estaba todo en orden, que un poco de reposo no le vendría mal, aunque sea 1 semana, y volvió a hacerle una ecografía. Y mi bebé estaba ahí, creciendo sano y fuerte… Otra vez la emoción de ver plasmado en esa pantalla su imagen, aun cuando todavía no la entendía bien… pero escuchar su corazoncito latiendo y ver esos movimientos raros como diciendo acá estoy cómodo y bien, me hacían sentir el hombre más feliz del mundo. La miré a Pau que me miraba emocionada, no debía imaginar cómo era mi cara, para que prefiera verme a mí que a nuestro bebé, pero duró unos segundos hasta que volvió a mirar unos minutos más a nuestro hijo haciendo sus morisquetas.



   Ahora Pau estaba en casa, y por lo que me dijo cuándo la llamé, aburrida. Por lo que apenas terminaron la sexta reunión que tuvimos en el día, cancelé mi sesión con mi psicólogo y preferí volver a casa. No veía la hora de que me dé el alta, pensé que después de las vacaciones y de que le contara todo lo que estaba viviendo iba a liberarme, pero solamente se rió y me dijo que aunque yo no lo vea, ahora es cuando más lo necesitaba. ¿Ahora que me sentía el hombre más feliz del mundo? Él solo asintió y me dijo, tu cabeza está cambiando al ritmo de tus emociones, tenés que estar preparado para los cambios que vendrán… soltarte ahora es como dejarte a mitad de un camino que no conocés sin una brújula en la mano. Dejar de venir está en vos, cuando decidas regresar también… Y por ahora sentía que debía estar cerca de Pau, ella me necesitaba más a mí, que yo a mi psicólogo. Hoy sentía que debía volver a casa, no tenía más fundamentos que ese.



   Entré a casa y me fui directamente a buscarla. Seguro estaría acostada, aunque le cueste hacerlo, sabía que lo hacía por nuestro bebé.

   Cuando entré a nuestra habitación vi que estaba sentada en la cama llorando y me acerqué corriendo a su lado, ¿Qué le pasaba? Se notaba que había estado haciéndolo hace rato y me angustiaba saberlo. ¿Le había pasado algo?


Paula: ¿Qué hacés acá? ¿No tenías turno con el psicólogo?-Me preguntó queriendo disimular lo obvio.

Pedro: ¡Cancelé! Algo me dijo que debía estar acá… no me equivoqué… -Le dije sin pensar- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? – Dejó caer unas lágrimas y sonrió.

Paula: ¡Gracias! Solo que…- Agachó su mirada y yo lo hice también para ver lo ella miraba, lo que tenía en sus manos… Eran fotos de sus papás, varias, que ya me había mostrado antes… Varias de ellos con Pau de chiquita, otras de ellos solos y otras de su madre. El parecido que tenía con Pau era impresionante, hasta para ella.







   Hola! Cómo están? Y acá vuelvo por un ratito! Les prometí, aunque sea, un capítulo por semana y cumplo.



   Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)



    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que subiré en cuanto pueda! :)






Pedro: ¡Amor! ¡Ellos siempre están con vos! –Traté de calmarla, pero produciendo todo lo contrario…

Paula: ¡Quiero creer en eso! Pero es que… -Tomó aire para poder seguir-¿Cómo voy a ser para ser una buena madre cuando yo apenas recuerdo a la mía?

jueves, 6 de febrero de 2014

Capítulo 134



Capítulo 134


Cuenta Paula…


   Viernes. 2 días después del cumpleaños de Horacio. Me desperté temprano con una noticia que no esperaba, al menos no por ahora. Esta vez fue Luciana la que me avisó por teléfono que, en un programa de actualidad estaban dando la noticia de un embarazo, pero el nombre de los futuros padres aún era una incógnita. El tema era que todas las pistas nos llevaban a Pedro y a mí como los posibles progenitores.

   Lo desperté a mi novio, para contarle, y nos quedamos mirando el programa. Dos minutos antes de que finalice revelaron el misterio y con datos precisos: “De muy buena fuente me informaron que el día lunes, se vio a la pareja ingresar a un sanatorio para los controles de rutina prenatales…” “La pareja muy querida que serán papás, son nada más y nada menos que Paula Chaves y Pedro Alfonso” Finalizó dejándonos felicitaciones, Pedro y yo nos miramos.

   ¿Y ahora? No es que quisiera ocultar mi embarazo por algo en especial. Solo que quería esperar hasta cumplir los 3 meses para confirmárselo a la prensa… Hace unos meses atrás, una actriz muy famosa anunció su embarazo ni bien se enteró, plena y feliz… 2 semanas después, desafortunadamente, el embarazo fue interrumpido, había perdido a su bebé… Con todo el dolor que eso implica, la habían perseguido hasta el cansancio para hurgar en él, exponiéndola demasiado… Desde ese momento supe que era mejor esperar, por lo menos ese tiempo, Marisa me lo había recomendado también. Y aunque Pedro quería gritarlo a los 4 vientos, apoyaba mi decisión y sabía que era lo mejor, lo más conveniente.

   Estaba segura que mi bebé estaba super seguro y agarradito en mi panza, y yo iba a hacer todo lo necesario y más para que salga todo bien, pero a veces pasaban esas cosas que una no puede prever y eso me aterraba, no lo soportaría…


Pedro: ¿Y ahora? –Me dijo mi novio preocupado.

Paula: Y ahora vamos a tener que desmentirlo, encontrar la manera para que nos respeten la decisión que tomamos- Solo llevaba poco más de 7 semanas y quería esperar hasta los 3 meses, serían 5 semanas esquivando a la prensa y entre mejor disipemos sus dudas, mejor.

Pedro: ¡Va a ser difícil! – Protestó.

Paula: ¡Hacelo por mí! ¡Va a ser lo mejor… ya lo hablamos! –Asintió, no muy convencido.

Pedro: Lo voy a hacer… Aunque no me gusta negar a mi hijo… -Remató con un golpe bajo.

Paula: ¡Lo sé amor! Sé que querés como yo gritar que vamos a ser papás, pero esperemos un poquito ¿Sí?-Lo abracé fuerte para sentarme en su regazo y lo besé…

Pedro: ¡No utilices tus armas para convencerme! ¡Ya te dije que sí! –Me dijo divertido y yo reí entre sus labios.

Paula: ¡No sé de qué hablás! Yo solo necesito mimos- Volví a sus labios, para dejarnos llevar, como siempre, por la pasión, que últimamente, se hacía incontrolable en mí.


   Tener a mi novio las 24 horas del día era una perdición. Iba a extrañarlo horrores cuando empezáramos a trabajar, dentro de 1 semana. Pero estos días habíamos salido de la cama muy poco, no precisamente la usábamos para dormir. Aunque tampoco lo hacíamos siempre en la cama… Y sabía que iba a extrañar eso. ¿Será por el embarazo? No lo sabía, así como no sabía si mis cambios constantes de humor, mi emoción extrema, también se debían a la revolución de mis hormonas.

    Nos vimos interrumpidos por nuestros teléfonos empezaron a sonar. Los que ya sabían para avisarnos lo que ya sabíamos, como Gege y Sochi,  quienes ya habían venido a visitarme, y los que no, para confirmar si lo que decían era cierto. Sabíamos a quién se lo confirmaríamos y a quién no, incluso periodistas. Ya que sabíamos de ante mano, quienes serían capaces de guardarnos el secreto y quienes solo querían dar la confirmación. Así que relajados solo decíamos que por ahora no, que solo había ido a hacerme unos controles de rutina normales y que Pedro solo me había acompañado.




   Pasamos varios días de acecho de la prensa en la puerta de mi edificio. Con Pedro habíamos decido que me mudaría la próxima semana. Ya había hablado con mi locador para rescindir mi contrato y debía entregarle las llaves el viernes o sábado. Así que nos dispusimos a empacar para llevar todo a la casa de Pedro, la que compartiríamos hasta que consiguiésemos algún lugar de los 2.

   Al principio me costó entender, era como si me hubiese empecinado en quedarnos solo en lo de Pepe, pero luego entendí que era lo mejor, y ahora no hacía más que pensar en dónde y cómo sería ese lugar, donde recibiríamos a nuestro bebé, en donde debutaríamos como familia.

    El tema de la mudanza no iba a ser más que reforzar la teoría que tenían de mi embarazo. Que a pesar de haberlo negado, tanto Pedro, aunque no tan convincentemente, como yo, seguían empecinados en sostener. Aparte todos veían cambios en mi fisonomía de golpe… Yo los había notado también y no tenía manera de disimularlos. Mi cuerpo estaba cambiando, ya no había pantalones que me cierren, ¡Había comenzado a usar los de Pedro! Solo llevaba 2 meses de embarazo y ya había aumentado como 5 kilos. Estaba mucho más voluptuosa también, cosa que no me molestaba en absoluto, pero que levantaba sospechas.

    Pero a pesar de lo que pudieran seguir confirmándolo, no nos importó, la mudanza ya estaba en pie. Aparte si no nos mudáramos ahora más adelante sería más difícil cuando empezáramos a trabajar. Con mis representantes de Multitalent ya había hablado para darles la noticia hace rato, y les dije que quería seguir trabajando mientras pueda. Sin dudas el embarazo no sería una traba para ellos. No veían la hora de que confirme mi embarazo, desde que se corrió el rumor llovían propuestas para desfiles o campañas de embarazadas, que estaba segura que finalmente terminaría haciendo.

   Por ahora trataría de no desentonar con el resto de las modelos en los desfiles que tenía pautado. Mis medidas habían cambiado, pero yo estaba feliz.



Cuenta Pedro…

Viernes. 1 semana después…



   En plena mudanza de Pau a mi casa… nuestra casa hasta que encontráramos una acorde con lo que andábamos buscando. Esta semana nos ocupamos de empacar todas sus cosas, algunas irían a parar a lo de Zaira, ya que ella nos ofreció espacio para ello. Mi casa iba a quedar chica, y más con los muebles que mi novia había adquirido este último tiempo. En nuestra próxima casa habría lugar de sobra, de eso estaba seguro.

   Zaira y Hernán nos ayudaron con la mudanza. Al principio Pau no quería que pidiésemos ayuda, porque no lo creía necesario. Pero cuando vio que era mucho desistió de su idea. Le había advertido que no quería que esté levantando cajas o moviendo muebles, que para eso íbamos a estar nosotros. A Zaira y a Hernán ni teníamos que pedírselo 2 veces, ellos tampoco iban a dejar que esté haciendo más fuerza de lo debido.

    Finalmente, Pau se tomó la advertencia en serio porque lo único que escuchábamos de su boca era “Pongan eso acá”, “Cuidado que se rompe” “Esto allá” y todo tipo de órdenes.

   Antes del último viaje, entregó las llaves y se despidió del lugar que la alojó durante meses, para luego, darle la bienvenida en mi hogar, el que sería nuestro temporalmente…


Pedro: ¡Llegamos! ¡Bienvenida!-Le dije mientras dejaba en el suelo la última tanda de cajas.


    Hernán y Zaira ya se habían ido. Era tarde y no tenía sentido que se queden. La había convencido a Pau que ordenaríamos mañana. Ya había andado mucho, y la había visto cansada. Era mejor que se acueste.


Paula: ¡Me decís cómo si nunca hubiese venido! –Me dijo sonriendo y yo me acerqué para dejar un beso en sus labios y luego me agaché para dejar otro en su panza, que no veía la hora que empiece a crecer.

Pedro: ¡Lo sé! –Levanté mi mirada y podía notar cómo se emocionaba con lo que había hecho, y no es que no le dedicara tiempo a su panza, es que parecía que no podía acostumbrase nunca… siempre reaccionaba igual- ¡Solo que estoy feliz que estés... que estén acá conmigo!

Paula: ¡Siempre! ¡No lo dudes! –Me abrazó fuerte, con una sonrisa única, y ese brillo en sus ojos que me decían tanto- ¡No me pienso separar nunca más de tu lado!

Pedro: ¿No? ¿Estás segura?- Le dije besando su cuello, y la escuché reír.

Paula: ¡Muy!- Me separé conforme con lo que había escuchado y dejé un rápido beso en sus labios, sin hacerle caso a mis bajos instintos que empezaban a despertarse. Mi novia debía descansar.

Pedro: ¡Muy bien! Pero ahora te vas a acostar. Pedimos algo para comer y…

Paula: ¿Qué? ¿Y todo este lío?-Mirando el desastre que era mi living, a lo que suspiré frustrado.

Pedro: Mañana ordenamos ¡Me lo prometiste! Sé que estás cansada…

Paula: ¿De qué? Si con nuestros amigos no me dejaron hacer nada-me interrumpió.

Pedro: ¡Pero estuviste todo el día parada, yendo y viniendo! ¿Te parece poco? –Le dije indignado.

Paula: ¡Pedro, estoy embarazada, no enferma! –Me dijo parándose enfrente de mí a la defensiva.

Pedro: ¡Yo no dije eso! – Y sentía que iba a ser otra batalla en la que no tendría armas con qué pelear…

Paula: ¡Pero me hacés sentir una inútil! Te acepté lo de que los chicos vengan ayudarnos pero ahora no me voy a ir a dormir con todo este desastre.- Me dijo firme y yo la dejé hablando sola.


    Salí al balcón. Necesitaba fumar y tomar aire a la vez. No podía entender cómo de un minuto al otro todo se había dado vuelta… Giré mi cabeza para mirar el interior de la casa y la vi desempacar unas cosas, parecía que estaba llorando y sentí un nudo en el estómago. Tal vez tenía razón, por ahí la estaba agobiando con mis cuidados… Y es que no me perdonaría que le pase algo a ella o a nuestro bebé con cosas que pueden evitarse… Tenía que aprender a negociar si quería que las cosas funcionaran bien.



    Hola! Cómo están? Y acá vuelvo por un ratito! Les prometí, aunque sea, un capítulo por semana y cumplo. Y sí, son normales estos roces en el embarazo. Pedro siempre fue muy sobreprotector con Pau, y ahora está potenciado. Encima Pau con las hormonas revolucionadas ¡Qué combo!


    Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)


    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que subiré en cuanto pueda! :)


Pedro: ¡Amor! ¿Estás bien? – Levantó su cabeza sin mirarme, a la vez que tiró de la cadena para levantarse y lavarse la cara. No me decía nada y me sentía culpable por ponerla así… Se sentía bien antes de que discutiéramos.

sábado, 1 de febrero de 2014

Capítulo 133



Capítulo 133


Zaira: ¡Van a ser papás! ¡Pau está embarazada! –Dijo casi gritando. Y yo solo asentí por detrás de mi amiga.

    Hernán y Pedro se fundieron en un abrazo eterno…conmovedor. No sé qué cosas se decían porque Zai me hacía mil preguntas al mismo tiempo sin soltarme. Luego su novio pidió permiso, retándola de que se comporte, que si seguía con los gritos se iba a enterar todo el país. Mi amiga se quejó y le dio paso, liberándome para saludar al futuro padre que nos miraba riendo. Hernán me abrazó y me felicito, agradeciéndome sentidamente todo lo que había hecho por su amigo y no pude evitar emocionarme… Todas las emociones que se sentía se potenciaban. Era como si me costara procesar tantas en tan poco tiempo… Tantos cambios en los últimos días… horas y ni hablar de los cambios que vendrán…. Que deberíamos hacer.


Cuenta Pedro…


   Día miércoles… A la noche era el cumpleaños de mi papá y debíamos viajar a Mármol. Me desperté temprano, antes que mi novia, que dormía profundamente en su cama.

   Desde el lunes, que volvimos de la consulta con la doctora no me moví de acá… ni tenía intenciones de hacerlo. Era como si necesitara estar a cada momento al lado suyo, y más aún, cuando no se sentía bien.

    No sabía cómo iba a hacer, cuando dentro de poco más de 1 semana se acabaran mis vacaciones… ¡Sí! Debía volver a trabajar. En Ideas ya estaban preparando el nuevo formato de humor del que formaría parte. La Cocina, que estuvo de vacaciones también volvería en un par de semanas, y toda la vorágine del Bailando dentro de unos meses. También tenía que volver a reunirme con los productores de Polka, como les había prometido.

    De Ideas nos habían convocado a Paula y a mí, para que bailáramos juntos ¡Cómo se les habrá ocurrido! Nos lo plantearon antes de irnos de vacaciones, en una de las tantas reuniones que tuvimos, de manera informal, y nos parecía una locura… y ahora con Pau embarazada ¡Más todavía! No quería que mi novia bailara en su estado, y por suerte, estaba de acuerdo.

   En lo que no estuvo de acuerdo y por lo que anoche dormimos peleados es por el lugar dónde viviríamos de ahora en más… Le había planteado que ya no quería que vivamos en casas separadas y en eso sí estuvo de acuerdo.

   Me dije a mi mismo una vez que no iba a volver a pedirle que vivamos juntos, por nuestra experiencia fallida. Que iba a tener que ser ella la que plantee volver a dar ese paso, cuando quisiera o sintiera que fuera necesario… Pero los últimos acontecimientos cambiaron por completo mis pensamientos, dejé mi orgullo de lado, y le manifesté mis intenciones.


Paula: ¿Alquilar otra casa?- Me preguntó insegura, como si dijera una locura.

Pedro: ¡Sí! Y si nos gusta después la compramos- Le aclaré.

Paula: ¡Pero amor! Tu departamento está bien. El cuarto que tenés de más, lo podemos arreglar para el bebé…

Pedro: ¡Pero necesitamos más espacio! –No la dejé terminar de hablar- Mientras pongo ese en alquiler, así tenemos otro ingreso- Le dije convencido de que era lo mejor. Era algo de lo que venía pensando desde que nos enteramos de nuestro bebe, no entendía qué le parecía descabellado.

Paula: ¡Me gusta tu departamento!- Dijo firme.

Pedro: ¡A mí también! Pero podemos y vamos a necesitar algo más grande…

Paula: ¡No me parece! –Me dijo caprichosa, parecía empecinada en no dar el brazo a torcer… era frustrante.

Pedro: ¡No entiendo qué no te parece!-Le dije elevando la voz, más de lo necesario.

    Note que sus ojos se llenaban de lágrimas y cuando quise arreglarlo, se acostó, tapándose con la sábana hasta la cabeza, dándome la espalda

Paula: ¡Hasta mañana! –Me dijo enojada sin dejarme hablar y creía que no tenía sentido seguir la conversación así. Me acosté y me di vuelta yo también.



   Me levanté para darme una ducha. El aire no estaba andando bien y el calor había sido insoportable.

   Cuando salí del baño, la encontré a Pau en la cocina, preparando el desayuno. No la había escuchado levantarse y no sabía con qué humor estaba, lo que sí sabía es que yo no quería discutir…


Pedro: ¡Buen día! -Le dije mientras acortaba la distancia despacio… con precaución.

Paula: ¡Buen día! –Me miró con una sonrisa, acercándose hasta mí, para dejar un beso en mis labios… que me dejó desencajado.

Pedro: ¿Cómo amaneciste? –Cuando caí en la realidad de nuevo.

Paula: ¡Muy bien! – Dejó lo que estaba haciendo otra vez y me miró- ¡Perdón por lo de anoche! Sé que me puse fastidiosa con el tema… -Me dijo sincera, ¡Que Pau reconozca eso era increíble!

Pedro: Yo también te tengo que pedir perdón por cómo te hablé- Le dije, mientras la abrazaba.

Paula: Me merezco una subida de tono de vez en cuando- Me guiñó el ojo, y sentía que no entendía nada, antes de que tratara de razonar siguió.

Pedro: Sé que querés lo mejor para nosotros y tenés razón, luego que nazca nuestro bebé vamos a necesitar más espacio y en tu casa solo tenemos un cuarto de más- Entró en razón.

Pedro: ¡Me alegra que hayas entendido! –La burlé y reímos, para terminar fundiéndonos en un beso.


    Con Pau llegamos a un acuerdo. Se iría a vivir a mi departamento hasta que consiguiéramos un lugar apto para los 3. Ella rescindiría el contrato de su alquiler, y luego yo alquilaría el mío, una vez que nos mudásemos, para tener otro ingreso extra, como le había dicho.


    Por suerte llegamos bien a Mármol, a la casa de papá. Paula había tomado unas gotitas que le recomendó la doctora para aliviar sus malestares, pero solo de vez en cuando, y nos pareció que iba a necesitarlos con las casi 3 horas de distancia. Y dieron resultado.

    No regresaríamos a Capital esta misma noche. Una porque temía que sea mucho para mi novia. Paula no podría soportar 3 horas más de viaje con tan poca diferencia entre ellos. Y Otra porque mi papá insistió en que fuera así. Casi todos mis hermanos se quedaban. Salvo Lu y los suyos, que se irían a lo de tía, que vivía cerca, y seguro estarían presentes en el cumpleaños.

    Llegamos casi últimos. Fede llegó 10 minutos después que nosotros. Apenas nos recibieron, y después de saludar a mi papá por su cumpleaños, nos empezaron a felicitar por nuestro compromiso. Ya habíamos hablado con todos ellos por teléfono, y estaban felices con la noticia. Luciana se había encargado de contárselos y las llamadas no habían dejado de llegar cuando estábamos, aun, en París. Pero el que más emocionado estaba con el tema era papá ,que casi no podía hablar y solo me dijo que estaba muy orgulloso de mí y que estaba seguro que con Pau formaríamos una hermosa familia. En ese momento estuve a nada de contarle sobre nuestro bebé, pero preferí esperar… Estaba seguro que su cara, cuando sepa que va a volver a ser abuelo, va a ser algo que no voy a olvidar por el resto de mi vida.


    Todos estaban repartidos en distintas tareas. Aunque Pau temía descomponerse, se instaló en la cocina para ayudar a mis hermanas y mi tía. También estaba Inés, que ya parecía una más de la familia.

   Mi papá, mi tío y mi hermano estaban en la parrilla y cuando estuvo todo listo, entramos al living. Los mosquitos y el calor eran insoportables afuera, el aire acondicionado era mucho mejor que estar al aire libre.

   Mientras hablábamos todos juntos. Tanto para contarles sobre nuestro viaje y el compromiso, como para escuchar todas las novedades que había desde que nos fuimos, hace casi un mes.

   Mientras hablábamos no podíamos evitar las sonrisas cómplices con Pau. No veíamos la hora de contárselos. Pero habíamos dicho que sería cuando mi papá soplara las velitas de su cumpleaños.

   Mi papá estaba tan feliz rodeado de todos nosotros, pendiente de cada uno, queriendo hacernos sentir como en casa… ¡Si supiera que no necesita hacer nada! ¡Esta siempre será nuestra casa! También lo veía interactuar con Inés más fluidamente, sin esconder lo que sentían por miedo a los prejuicios, eso no existía. Mis hermanas me contaron que están más que bien, que están casi todos los días juntos y que papá está feliz con ella… es todo lo que necesito saber, si ella le hace bien ¡Bienvenida sea!

   Poco antes de las 12 trajeron la torta y rodeamos a mi papá para cantarle el feliz cumpleaños.

   Después que pidiera sus deseos y soplara las velitas, esperamos que lo saludaran todos. Por último tomé la mano de Pau para acercarnos a mi papá que sonreía contento.


Pedro: ¡Feliz Cumple, pa! –Le dije abrazándolo y dándole un beso.

Paula: ¡Feliz Cumple, suegro! –Le dijo Pau, ya emocionada.

Horacio: ¡Gracias, Hijos! – Nos dijo rodeándonos a ambos en sus brazos.

Pedro: Tenemos otro regalo para vos-Le dije separándome de él un poco.

Horacio: ¡Otro! Con el cuadro de París estoy feliz ¿Qué es?- Dijo ansioso y mi novia saco de su bolsillo un papel, abriéndolo delante de sus ojos, delante de todos…

     En el papel habíamos puesto una de las fotitos de la ecografía de nuestro bebé y abajo escribimos “Feliz Cumple Abuelo”. Los ojos de mi papá se empezaron a llenar de lágrimas, a la vez que empezamos a escuchar el grito y los festejos de todos los que estaban mirándonos.

Horacio: ¿Voy a ser abuelo? –Dijo sin poder creer lo que veía.

Pedro: ¡Sí! ¡Vamos a ser papás! – Mi papá nos abrazó efusivamente.


   Pau y yo también llorábamos emocionados. Después empezamos a sentir todos los abrazos y felicitaciones, sumándose. Mis hermanas lloraban a mares, Delfi y Fran pegaban saltitos alrededor nuestro, a la vez que nos hacían miles de preguntas, no solo ellos… todos.

   Por último se acercó Inés, quién también se la veía conmovida y la abrazó a Pau, sentidamente, y luego a mí. Me dio un abrazo tan afectuoso… tan maternal. No porque quisiera ocupar ese lugar, sino porque estaba en su esencia. Y nos felicitó a ambos.

    Mi familia había recibido la noticia tal cual lo imaginaba. No me arrepentía de haber esperado hasta ahora para tenerlos frente a frente al momento de contárselo. Ver la alegría y la emoción en sus caras, era algo inolvidable. Solo faltaba ella… Sí Ana estuviera acá… Suspiré. Pau tomó me mano para que la siguiera hasta el living, junto con mis hermanas. No era momento de tristezas… hoy era todo felicidad.

---------------

   Con Pau, fuimos los últimos en ir a dormir. Mis tíos con Lu y los suyos, se habían ido hace rato y mis hermanos ya estaban instalados en sus antiguas habitaciones. Nos despedimos de mi papá e Inés, y subimos al que era mi cuarto.

   Entramos y ni bien atravesamos la puerta, luego de cerrarla con llave, rodeé con mis brazos a mi novia.


Pedro: ¡Por fin solos! –Le dije besando su cuello y ella me detuvo en señal de alerta, entendiendo mis intenciones.

Paula: ¡Para, Pepe! ¡Están tus hermanos en las habitaciones del al lado! –Me reí y la miré confundido.

Pedro: ¿Y? –Le dije levantando mis hombros y ella me miró sin poder evitar reírse.

Paula: ¿Cómo, y? ¡Nos pueden escuchar! –Me dijo bajito y yo reí, volviendo al taque sin hacerle caso.

Pedro: ¡Si no hacés ruido, no tienen por qué enterarse! – Río e hizo fuerza para parecer enojada.

Paula: Pero… están todos acá…

Pedro: ¡Pau, sí están todos acá! Ya saben que sos mi novia. ¡Y saben cómo se hacen los bebés! ¿Qué tiene de malo? ¡Sos mi mujer!– Sonrió resignada.

Paula: ¡Me encanta escuchar eso último que dijiste! –Me dijo rodeando sus brazos en mi cuello y besándome apasionadamente.

    A veces no entendía esos cambios repentinos en mi novia, pero no me importaba entenderlos. Supongo que será por el embarazo. Me encantaba.

    Me concentré en sus caricias que me volvían loco, sus besos que me encendían. Y sin esperar ni un segundo más, la guíe hasta la cama.

    Desde que sabíamos que Pau estaba embarazada me costaba saber con qué intensidad podíamos hacerlo, así que ella siempre era la que me marcaba el ritmo. No hacían falta las palabras para entendernos, nuestros cuerpos tenían un idioma propio, que nosotros mismos no podríamos expresarlos en palabras. Se conocían y se entendían a la perfección.

    Me deshice de su remera y me detuve a acariciar suavemente sus pechos, que parecían crecer día a día. Eso la volvía loca, estaba cada vez más sensible con ellos. Ella se sacó su corpiño, a la vez que me ayudaba a mí con mi ropa. La urgencia de Pau me marcó que debía moverme más rápido, y si era eso lo que necesitaba, iba a ser así.

    Una vez que estuvimos los 2 desnudos, me dediqué a acariciar y besar cada centímetro de su cuerpo… Venerándolo, no podía creer tener el honor de estar con ella así el resto de mi vida, y quería que cada momento sea como si fuera el último, que sea especial… Me detuve unos segundos en su panza y en besarla con ternura, a lo que respondió sonriendo, y luego viajé más al sur. Paula gemía con cada beso y caricia en esa parte. Parecía haber olvidado que debíamos ser silenciosos… y sonreí, creo que era demasiado y preferí callarla con besos…

   La deseaba tanto que no podía esperar un segundo más. Poco a poco me fui hundiéndome en ella y perdí la noción de todo. Ya no era dueño de mi razón, nuestros cuerpos hacían el trabajo por si solos… Sus ojos brillaban llenos de pasión… de lujuria, como sabía que también estaban los míos.


Paula: ¡Pedro! -Gritó mi nombre mientras me enterraba aún más en ella una y otra vez, tan profundamente que estaba seguro de que iba a explotar con la intensidad del placer en cualquier momento... y se agarró a mí con fuerza, enredando sus piernas a mi cintura… Mientras seguía empujando en busca de su propio placer, llevándola conmigo hasta el final. Extasiados, agitados… y caí rendido sobre su pecho.

Paula: ¡Wow! –La escuché decir agitada y levanté mi cabeza, que estaba enterrada en su cuello, para mirarla- ¡Fue increíble! –Me dijo sonriendo.

Pedro: ¡Vos sos increíble! ¡Te amo! –Le dije mirándola a los ojos y luego dejé un beso en sus labios.

Paula: Y yo te amo… hasta la eternidad- Me dijo emocionada, y no me iba a cansar jamás de escucharla decírmelo.

    Volvimos a besarnos… cada vez con más intensidad… Demostrándonos con nuestros cuerpos lo que gritaban nuestros corazones… Lo que querían nuestras almas…





    Hola!!! Cómo están? Bueno, con este capítulo me despido hasta no sé, cuando. Espero que les haya gustado! =)

    Como ya les avisé antes durante 3 semanas puede ser que no suba o subiré uno por semana. Yo aviso!

    Te dedico este capítulo a vos Sil (@SilvinaAraceliR) que pediste que sea especial por tu cumple! Jajaja Feliz Cumple Sil! Te quiero mucho!


    Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)


    Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que subiré en cuanto pueda! :)




     Estaba segura que mi bebé estaba super seguro en mi panza, y yo iba a hacer todo lo necesario y más para que salga todo bien, pero a veces pasaban esas cosas que una no puede prever y eso me aterraba, no lo soportaría…