Capítulo 130
Caminamos abrazados los pasos que nos separaban hasta llegar en frente de la Torre. Mi novio frenó de golpe, parándose en frente mío, me tomó de ambas manos y me dijo.
Pedro: ¡No sé por qué esperé tanto! ¡No quiero que piense que esto es de apuro! –Reímos y otra vez sentí que mis lágrimas empezaban a salir… y mis nervios a crecer…- Lo había planeado hace meses… quería que todo sea perfecto…- Me confesó, y lo sabía.
Podía notar que de sus ojos color miel, brotaban lágrimas también, ya que yo no había podido controlar las mías. Tampoco podía hacer que mis manos dejaran de temblar, aunque no podía distinguir si eran las mías o las suyas las que temblaban.
Pedro: Pero amor… vos lo hiciste perfecto… ¡La llegada de nuestro bebé lo hace perfecto! Te amo con mi alma y tenía todo un discurso ensayado pero ahora no me acuerdo nada…- Volví a reír, lo notaba tan nervioso y contento a la vez… me acerqué a dejarle un beso en sus labios- Amor… Pau… -Lo vi poner una de sus rodillas en el suelo, soltó una de mis manos para meterlas en el bolsillo de su saco. Yo era un mar de lágrimas y no me preocupaba…
Sacó de él un estuche de terciopelo rojo y lo abrió delante de mis ojos, dejando relucir un anillo precioso.
Pedro: Amor ¿Querés casarte conmigo? – Ya no cabía en mi cuerpo, tanta felicidad, no habían adjetivos para describir mi estado… Era más de lo que había soñado jamás… ¡No podía creerlo! -¡Estás tardando mucho! –Me dijo ansioso y me di cuenta que él necesitaba que le diera una respuesta, aunque era obvia. Tiré de él para levantarlo y lo abracé.
Paula: ¡Sí, Sí! ¡Quiero! ¡Te amo! ¡Quiero que estemos el resto de nuestras vidas juntos! ¡No tengo dudas de eso! –Le dije emocionada y él solo respondió con una sonrisa de satisfacción, alegría y el amor más grande que podía transmitirme.
Sellamos nuestro compromiso con un beso. Cargado con una emoción que nos embriagaba. El amor que sentía por este hombre, con el que quería pasar el resto de mi vida, superaba toda razón.
Sus ojos que brillaban más que la luna que nos iluminaba, más que todas las luces que iluminaban a esa torre que estaba detrás nuestro, que a esta altura, ni siquiera recordaba el nombre. Cualquier lugar en el mundo dejaba de ser importante porque él (Y ahora, nuestro hijo) eran lo más importante del mundo… no existía nada más…
Cuenta Pedro…
Nunca sentí tanta felicidad en mi vida… ¡Iba a ser papá y estaba comprometido con la mujer que amo! Con la que no tengo dudas, será la madre más maravillosa del mundo.
Después de que Pau, gracias a Dios, me dijera que sí, me sentí aliviado… no porque tuviera dudas, pero escucharla decirme que “Sí” hizo que me relajara.
No la retuve mucho tiempo ahí, la noche estaba fría y no me perdonaría que se enfermera por mi culpa… Si antes era sobreprotector con ella, temía por mí por lo que podía llegar a convertirme, ahora que llevaba a mi hijo en su vientre… ¡Mi hijo! ¡Tenía que repetírmelo para poder creerlo!
Apenas pusimos un pie en nuestra habitación la llevé hasta la cama, sabía que estaba cansada. No había dejado de bostezar en todo el camino desde la Torre hasta el hotel.
La ayudé a desvestirse… no porque tuviera otras intenciones y creo que lo sabía. Me deshice del vestido, que tanto amaba como le había quedado…
Zaira era increíble para estas cosas, sin toda su ayuda no podía haber hecho todo esto solo: El vestido, los zapatos, guiarme con el anillo, lo cual no tenía ni idea que había tantos modelos, medidas y precios. Sin dudas había elegido bien, Pau no dejaba de mirarlo desde que se lo puse en su dedo. ¡Ni hablar a la hora de elegir el lugar! Finalmente fue con Juampi con quién decidí que París era el lugar indicado. En uno de nuestros tantos llamados clandestinos, cuando le conté mis planes y después de felicitarme por la decisión, me dijo que recordaba a su prima diciéndole que le encantaba París, que le parecía el lugar más romántico del mundo y que alguna vez le había dicho que soñaba ir a ese restó de la Torre. Por eso no quería dejar de llevarla. Y menos ahora, que no sabía si íbamos a poder volver, ya no estaríamos solos, seguro elegiríamos otros sitios dónde ir. Y si bien ya le había pedido matrimonio y le había entregado el anillo no quería irme sin llevarla a ese lugar. Por eso, y gracias al conserje del hotel que a estas alturas, ya éramos íntimos, me ayudó a cambiar mi reserva para el día siguiente, o sea hoy, ya era demasiado tarde…
Estábamos acostados. Ella con su cabeza sobre mi pecho, acariciándome los vellos que hay en él. Pensé que iba a dormirse apenas se acostara, pero no, al igual que yo, seguía sin poder conciliar el sueño.
Pedro: ¿No podés dormir? –Levantó su cabeza para mirarme con un brillo único en sus ojos.
Paula: ¡No puedo! Estoy cansada pero mi cabeza no para- Me confesó y dejé un beso en su cabeza.
Pedro: ¡Te entiendo! ¡Yo estoy igual! –Se levantó para sentarse y giró para mirarme.
Paula: ¡Quiero volver lo antes posible a Buenos Aires! Quiero ir a ver a Marisa –Tuve que hacer memoria para recordar que era el nombre de la doctora que la atendió este último tiempo, la que habíamos ido a ver juntos la última vez-quiero que me diga que está todo bien, quiero hacerme una ecografía, quiero…-Me dijo sin respirar ni una sola vez y me senté a su lado.
Pedro: ¡Para, amor! -La frené- Hace menos de 3 horas que nos enteramos de esto. Vamos a hacer todo eso, pero tranquila…
Paula: ¿¡Tranquila!? –Me interrumpió indignada. Reconocí que era una estupidez pedirle a Paula que estuviera tranquila con semejante noticia- ¡Estoy embarazada y me decís que esté tranquila! –Suspiré, sabía que Paula era intensa y sabía también que el embarazo tendía a empeorar estas cosas.
Juampi me lo había contado en estos días que estuvimos en su casa. Él la pasó bravo en el embarazo con Camila. Y eso que su mujer parecía ser mucho más dócil que mi novia.
Pedro: Te propongo algo. Nos quedamos unos días más acá. Tratás de relajarte. Mientras hablás por teléfono con Marisa para que tenga todo preparado para cuando lleguemos y le preguntás todo lo que necesitas saber. ¿Sí? Pero tenés que estar tranquila. –Creo que esto último sonó como una orden y lo notó.
Paula: ¡Es que necesito saber que está todo bien! Me da miedo pensar que algo anda mal.-me confesó apenada, agachando su cabeza. La tomé de la cara para levantarla y que vuelva a mirarme.
Pedro: ¡Es imposible que no esté todo bien! ¡Lo hicimos con todo el amor del mundo! –Sonrió emocionada asintiendo. Me acomodé a la altura de su panza, donde albergaba a nuestro tesoro más preciado y rodeé mis brazos sobre ella dejando mi cabeza, suavemente, apoyada ahí-¿Puedo dormir así hoy? –Sentí, por sus movimientos que estaba llorando, no necesitaba verla para comprobarlo.
Paula: ¡Obvio! –Dijo con la voz entrecortada- ¡Sos el papá! – Escuchar esas palabras de mi mujer hizo que tuvieran un sentido que jamás había notado, era el fruto de nuestro amor… PAPÁ ¡Voy a ser papá! La sentía acariciarme la cabeza y sentía que la vida me había dado todo, ya no podía pedir más… sí, que salga todo bien, entendía a Pau… sus miedos… y los compartía… pero no quería pensar en ellos ahora, yo los cuidaría. Ahora quería disfrutar de estar así… mi hijo y la mujer que amo en un mismo abrazo…
Cuenta Paula…
Me desperté con el olorcito del café con leche y el de todo tipo de cosas dulces en una bandeja que sostenía mi novio. Lo vi parado en la puerta de la habitación, sosteniéndola, y cuando notó que estaba despierta protestó.
Pedro: ¡Quería despertarte yo! –Me dijo apenado, y le sonreí al momento que ya me sentaba en la cama.
Traté de acomodar mi cabeza. Estaba en ese momento del trance en que uno trata de ubicarse en el tiempo y en el espacio… confundida ¿Todo había sido un sueño? ¡No! ¡Estaba embarazada! Miré mi mis manos ¡Y comprometida! ¡Era cierto!
Pedro: ¡Buen día! ¿Cómo amaneciste? –Me dijo con una sonrisa enorme en sus labios, mientras acomodaba la bandeja, repleta de cosas, en la mesita que estaba al lado mío.
Paula: ¡Buen día! ¡Bien! Y con la pinta que tiene eso me di cuenta que con un hambre voraz- Rio con ganas, también era cierto, desde lo que pasó anoche, no había comido nada.
Pedro: ¡Mejor! Anoche no comiste nada… ya sé que no te sentías bien, pero tenés que compensarlo- No pensaba objetar nada, aunque sonara, claramente a una orden.
Comí tanto y con tantas ganas. Pedro me había advertido que lo haga con paciencia, pero era como si todo el apetito del mundo se hubiera despertado de golpe. Y no lo escuché…
Terminé en el baño, abrazada al inodoro vomitando todo lo que con tanto placer había comido. Pedro se arrodilló al lado mío, sosteniendo mi pelo, para no hacer un desastre aun peor. Obviamente sin dejar de repetirme, te lo dije… y lo odiaba por tener que darle la razón…
Después de varios minutos, cuando mi estómago ya estaba vacío y aliviado me sentí mejor… Había sentido malestares otras veces, después de comer, pero como recién, jamás. Tal vez porque era consciente de que era normal y necesitaba hacerlo.
Pedro: ¿Estás mejor? –Asentí, y me levantó para arrastrarme hacia la ducha. Me ayudó a desvestirme, y simplemente lo dejé hacerlo, no tenía fuerzas para nada más.
Pasamos todo el día en la habitación. Pedro no había querido que salgamos, aun cuando le decía que ya me sentía bien.
Me había dicho que, solo si seguía así, a la noche iríamos al Restó de la Torre, que había vuelto a reservar la mesa. Le dije que no era necesario. No quería ni pensar en lo que gastaríamos allí, ya había hecho demasiado. Pero el insistió y aunque le discutí no hubo caso de que lo convenza.
A la noche me sentía genial. Realmente descansar todo el día, estar mimándonos como estuvimos me alivió mucho. También sirvió para que habláramos de muchas cosas, entre ellas habíamos decidido que no le contaríamos nada a nadie hasta que no llegáramos a Buenos Aires y que viera a Marisa. Aunque me moría por levantar el teléfono y contárselo a todos, pero quería primero saber que todo estaba bien, y Pedro estuvo de acuerdo. Él también moría de ganas por contarle a su familia, pero también quería que cuando llegue ese momento sea cara a cara, no quería ni pensar en la cara de su papá cuando se enterase.
También decidimos que solo pasaríamos un par de días más acá, o sea que para el lunes ya estaríamos en Buenos Aires. El mismo día en que ya había reservado una cita con mi doctora. Ya había hablado con Marisa, que hasta ahora, era la única que sabía la novedad. Después de felicitarnos, me dio una serie de indicaciones para poder sobrellevar las náuseas y los vómitos.
Al igual que la noche anterior, volvimos al restó, esta vez mucho más tranquila. Escuché a mi novio darle indicaciones al metre que nos recibió. Íbamos al Restaurante 58 Torre Eiffel que tiene una vista panorámica preciosa y se sitúa en el primer piso de la Torre Eiffel. Era ahí donde había hecho la reserva.
Nos llevó a nuestra mesa, por suerte hablaba español, y no era raro que contraten gente con varios dialectos, acá todos estaban cerca, españoles, italianos, portugueses, etc.
Nos enseñó que, desde sus ventanas, se podía apreciar una vista excepcional en el Sena y el Trocadéro a 100 metros de altitud. El punto de vista panorámico, de las ventanas del restaurante de la Torre Eiffel, de la capital era increíble.
Estábamos maravillados. El ambiente del restaurante era tranquilo y cómodo, decorado con muebles minimalistas que no distraían la fantástica vista sobre las luces de la ciudad. Tenía una atmósfera acogedora con una iluminación baja y apacible.
Mi novio, y futuro esposo, no dejaba de sonreír, creo que estaba tan sorprendido como yo.
Pedro ¿Y? ¿Es como lo imaginabas?-Lo miré confundida.
Paula: ¡No! ¡Sí! ¡No sé! ¿Cómo sabías que quería conocer este lugar? -Lo interrogué.
Pedro: ¡Se dice el pecado pero no el pecador! -Reí al saber que la respuesta era obvia, no necesitaba escuchar de sus labios la repuesta.
Ahora entendía cuando Juampi me dijo: “Él quiere lo mejor para vos”. Solo a él le había contado de mis ganas por conocer un sitio así algún día, y acá estaba…
La cena fue deliciosa. No queríamos pedir nada raro. Temía que mi estómago vuelva a traicionarme. Después del postre, Pedro pidió una botella de champagne, con la advertencia de que solo era para brindar y que me iba a dejar tomar solo un sorbo ¡Qué desperdicio! Aunque era otra cosa en la que no pensaba discutir.
Una vez que el mozo sirvió la bebida en nuestras copas, nos dejó solos de nuevo, y fue cuando mi novio tomó la palabra…
Pedro: Amor… es obvio que era acá donde quería pedirte matrimonio. Pero ayer no podía esperar más… No aguantaba un día más sin decirte que quiero estar el resto de mi vida a tu lado…-Me dijo dejando un beso en mis manos, precisamente en mi dedo donde ahora estaba el símbolo de nuestro compromiso…
Lo veía hablar tan sincero, tan emocionado que no podía evitar emocionarme yo también, claramente el embarazo era lo que me sensibilizaba tanto.
Hola! Cómo están? Siguen contentas? Y sí! Pau está con los síntomas a full! ;) Espero que les haya gustado ¿Qué será lo que le va a decir Pepe? En el próximo lo sabremos!
Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)
Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que trataré de subir el Martes :)
Indescriptibles las emociones que sentí con este cap Lau!!!! Te quedó hermoso!!!!
ResponderEliminarGracias Sil!! y todavía falta vivir más de esas! ;) Beso!
EliminarAyyyyyy cuánto amor que hay en el aire!!! Amo Europa, de verdad no se querrán ir a vivir allá? jajaja con esos escenarios TAN hermosos, relajados, sin el medio encima de ellos... habría que pensarlo ¿no? me encató Lau, hermoso!!!
ResponderEliminarY lo de los síntomas... era obvio! hay uqe ver como la pasa en el vuelo, que taaaaaan largo se hace y más por ser la vuelta...
Ojalá puedan sobrellevar todo bien, sabiendo que el lunes al ir a ver a la doctora probablemente tengan a los medios y toooodos los programas encima, y lo puedan llevar tranquilos y contarlo a su ritmo;)
Sos genial escribiendo, ya te lo dije milll veces! Ojalá no termine más esta nove (pido mucho, lo sé jajajaja)
Beso grande, y espero el próximo a ver qué más tiene para decirle, Pepe está muuuy suelto últimamente y animándose a muchas cosas, espero siga así!
Hola Lu!!! Sí mucho amor en el aire!!! En un momento me planteé q decidieran vivir ahí, pero creo q a Pedro le costaría demasiado alejarse tanto de su familia, por ahora siempre tienen la excusa para volver, y más ahora con Benja ;)
EliminarYa veremos cómo sigue Pau con toooodooos lo síntomas!
Ya decidieron, que por el momento, no querían contarle a nadie. Y a la prensa menos, espero que puedan llevar eso tranquilos y como ellos quieren ;)
Gracias Lu!!! Te juro q a mi también me cuesta darle un final, cuando más me acerco, se me ocurren otras cosas q contar! Todavía no pensé cómo lo haría!!!
Beso enorme! Y sí, Pepe hizo muchos cambios desde hace rato! jajaja
muy bueno me encanto hoy no tengo supociciones de lo que puede llegar a pasar el proximo mas que lo que adelantaste pero me comformo te mando besos y espero el siguiente
ResponderEliminarGracias Iara! Y ahora les toca esperar a ver cómo van llevando tantas novedades juntas! y ya de vuelta a la realidad de Bs. As.
EliminarBeso enorme y hasta el siguiente!