Capítulo 40

Capítulo 40


Pedro: ¿qué hacés Julián? –mientras me reponía del golpe y le hacía señas a las chicas de que se fueran, a lo que respondieron alejándose, pero aun observando todo, eran adolescentes en su mayoría…

Julián: te estoy dando lo que te merecés, hijo de puta por meterte donde no debías… -estaba totalmente sacado y era imposible que yo siguiera tratando de mantener la calma, en cuanto vi que nuevamente se acercaba para volver a golpearme reaccioné y fui yo que con fuerza impacté mis puños en su cara, más precisamente su nariz, que empezó a sangrar…

Pedro: No tiene sentido que sigamos con esto –queriendo dar por terminada la pelea, entendía su enfado, yo actué mal y me lo merecía pero no iba a dejar pegarme…

Julián: sos un pelotudo que no se da cuenta de nada –sentenció mientras se reponía y trataba de limpiar la sangre que caía por su rostro.

Pedro: ¡basta Julián! ¿de qué no me doy cuenta? me parece que el que no quiere ver las cosas sos vos…-lo increpé, la paciencia que me caracteriza había desaparecido, estaba más alterado que él…

Julián: que te metiste con una mujer comprometida, que estás de paso –me tiró sin anestesia…

Pedro: ¿qué decís? –mientras me acercaba y él daba un paso atrás…

Julián: lo que escuchaste, Paula te está usando y en cuanto tenga la popularidad que quiera te va a dejar y vamos a concretar nuestros planes… -no podía creer lo que escuchaba, lo decía para lastimarme, no podía ser cierto…

Pedro: estás mintiendo, Paula no es así, jamás haría eso…

Julián: ¡Veo que no la conocés! Pregúntale por el anillo que aceptó el mismo día que volvió de Uruguay –me interrumpió y veía en sus ojos satisfacción al verme confundido- ¡pregúntaselo y vas a saber quién miente!-mientras lo veía alejarse por la calle…


    Entré en shock y lo veía alejarse como si fuese en cámara lenta, su última frase quedó resonando en mi cabeza como si fuera en ecos, una y otra vez. Escuché voces que me hablaban, eran las chicas que habían observado todo, volvieron apenas él se fue para preguntarme si estaba bien. Les respondí que sí, que se quedan tranquilas y que por favor no dijeran nada. Por suerte eran las únicas testigos de lo ocurrido y podía confiar en ellas.

   Les agradecí y seguí camino a mi auto, del que jamás tendría que haber bajado… o sí. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas y sin haber pensado el destino, ya estaba más que claro, estacioné en frente del departamento de Paula.

   Necesitaba escucharla, que me diga que son todas mentiras de Julián, que no existe ningún compromiso, que no existe ningún anillo…

   El ascensor no venía más, mi ansiedad era extrema y subí corriendo los 5 pisos que me alejaban de ella. Golpee su puerta y esperé…



Paula: ¡amor llegaste! –sentí su abrazo como si mi cuerpo no fuera parte mío, estaba totalmente desconectado de todo, ella intentó un beso al que no respondí y la sentí alejarse- ¿qué te pasa Pepe? –me observó detenidamente… -¿qué te pasó? ¿esto es sangre? –alterada, asustada, noté por primera vez que mi camisa blanca se había manchado…

Pedro: sí, no te preocupes, no es mía… -respondí fríamente.

Paula: no te entiendo ¿qué pasó? ¿me podés responder algo?

Pedro: es de Julián –y su semblante cambió, la notaba confundida… - sí, él, me estaba esperando a la salida del canal, vino a prepotearme, a llenarme de insultos y a pegarme…

Paula: no lo puedo creer… -¿qué? ¿No daba fe a lo que decía? –él no es una persona violenta… -y esa frase me terminó de sacar…

Pedro: ah! ¿y yo sí? –creo que en ese momento ella sintió el peso de sus palabras y me negaba con la cabeza que hubiese querido decir eso…- y tampoco es un mentiroso seguro -sentencié

Paula: no entiendo, ¿Qué te dijo? ¿por qué me hablás así? –fue cuando caí en cuenta de mi tono de voz desde que puse un pie en el departamento…

Pedro: muchas cosas me dijo… pero lo más importante es sobre un anillo y un compromiso… - y vi abrir sus ojos para luego cerrarlos y agachar su cabeza…

Paula: yo te puedo explicar, no es lo que pensás… -tratando de acercarse a mí, yo todavía seguía apoyado en la puerta de entrada, la frené indicándole que se aleje…

Pedro: ¿querés que te diga lo que pienso? –mil cosas se me pasaron por la cabeza, una peor que otras, cosas de las que después no hay marcha atrás y preferí callar…

Paula: amor, por favor… -sus lágrimas se hicieron presentes y si en otro momento yo hubiese sentido la necesidad sobrehumana de calmarla esa no era mi intención ahora…- déjame que te explique, estás pensando mal…

Pedro: ¿y cómo querés que piense? ¡Te comprometés el mismo día que empezamos lo nuestro! Ya está Paula, no soy tan pelotudo como para esperar explicaciones –acercándome a ella desafiante mientras ella sostenía su rostro llorando- solo espero que no todo lo que me dijo haya sido cierto… -abrí la puerta, ella seguía hablando, trataba de retenerme y me pedía que no me vaya pero por mi enojo y mi furia no podía, ni quería escucharla…



     Salí del departamento de Paula y subí a mi auto. No podía creer como todo cambió de un segundo a otro. Me quedé pensando en qué hacer, no quería volver a mi casa, no quería estar solo… recordé que Hernán no estaba en su casa por un viaje de trabajo y sin pensarlo más y poniendo mi estéreo al máximo emprendí camino hacia Mármol, necesitaba alejarme, que me contengan, sabía que era una bomba de tiempo, mis manos ya empezaban a temblar y ese no era un buen síntoma…





    Hola!!! Buen día! domingo tempranito!!! es que salgo y no sé a que hora vuelvo y lo prometido es deuda!!! Yo avisé que se venían cosas difíciles. Espero que a pesar de todo les haya gustado. Ya saben pueden dejar sus comentarios y aviso ya tengo varios capítulos adelantados y no los pienso cambiar, yo estoy conforme y espero que ustedes también lo estén cuando los lean! Por aquellas que quieren persuadirme digo!

   Pueden dejarlos por twitter también y si quieren que les avise cuando suba el mío es @LauyValenPyP soy Lau y les dejo el adelantito para el MARTES!

   Me paré en frente de su puerta y golpeé mil veces y nada. Un miedo sobrenatural me invadió, sentía que el corazón iba a salir de mi pecho, no dejaba de llorar y con mis manos temblando busqué mi teléfono. Llamé a su celular de nuevo sin tener respuesta, una y otra vez, sentía que mi peso era demasiado para mis piernas y tuve que dejarme caer… Levanté mi cabeza apoyándola en la puerta que jamás se abrió y le rogué a Dios que no le haya pasado nada…