martes, 4 de marzo de 2014

Capítulo 140



Capítulo 140


   Me llevaron en una silla de ruedas hasta otra sala donde estaba el ecógrafo, mis manos aferradas a las de mi novio… mi cuerpo temblando… el terror apoderándose de cada fibra de mi ser…


Marisa: ¡Bueno! ¡Ahora vamos a ver cómo está todo! – Dijo tranquila y serena, como queriendo transmitir esa calma en nosotros, pero era en vano.


   El ecógrafo que estaba en su puesto colocó el gel y comenzó a pasar el transductor por mi panza. Todos mirando el monitor… el silencio… todos esperando…


Marisa: ¡Ahí estás! –Los latidos de mi bebé llenaron la habitación, mis ojos se llenaron de lágrimas, mi corazón latía tan fuerte como el de él…- ¡Está excelente! ¡Me parece que lo despertamos! ¡Ni se enteró del susto que te hizo pasar!

Pedro: ¿Mi hijo está bien? –Dijo con una sonrisa en su rostro, la paz volvía en sus ojos.

Marisa: ¡Sí, papá! ¡Está perfecto!- Podíamos ver como se movía, podía sentir sus movimientos dentro de mí. Pedro besó mi cabeza.

Doctor: Ahora sí, puedo ver que hay una pequeña fisura en la bolsa… pero tranquilos… nada que un reposo absoluto no pueda solucionar.

Paula: ¡Pero no hice nada! ¿Por qué?-Dije pidiendo explicaciones.

Marisa: Estas cosas suelen pasar… tuviste unas perdidas pero tu embarazo sigue su curso. No sin que tengas mucho cuidado, por lo menos un mes o 2. Vamos a ir controlando. –Asentimos.

Pedro: ¿Entonces todavía corre riesgos? –Dijo preocupado de nuevo.

Marisa: ¡Hay que estar atentos! Esto fue una llamada de alerta y requiere un cuidado especial… ¿Sí?- Volvimos a asentir.

Doctor: Ahora… ¿Quieren saber qué es?- Nos miramos con Pepe.

P y P: ¡Sí! –dijimos al unísono y él miró a su compañera, guiñándole el ojo.

Doctor: Su bebé es...


Cuenta Pedro…


    Los minutos pasaban y nadie salía por esa maldita puerta a decirme nada… No sé cuánto tiempo había pasado desde que la perdí de vista… desde que no sabía nada...

    Mi papá, Inés y mis hermanos permanecieron en silencio, acompañándome… de vez en cuando papá se acercaba a ofrecerme algo de tomar o a preguntarme si necesitaba algo, pero rechazaba cualquier cosa que podía ofrecerme, solo quería saber qué pasaba detrás de esas puertas…

     Cuando sentía que ya no iba a soportarlo más la puerta se abrió, un médico venía por mí… mis piernas temblaban…Mi mente en blanco...

     Me hizo un resumen de todo lo que le habían hecho todo este tiempo a Pau, y que la hemorragia se había detenido, que sus dolores iban desapareciendo y que al no notar movimientos de mi bebé debían hacer una ecografía… (No quería leer entre líneas lo que acababa de decirme) Marisa estaba en camino y estaban preparando el ecógrafo. Pedí para verla y me advirtió que debía mantener la calma, que ella necesitaba estar tranquila.

    Tomé aire y entré a la habitación que me indicaron… ahí estaban mi mujer y mi hijo. Luché para no quebrarme y la abracé con la poca fuerza que tenía, para sentirla desmoronarse en mis brazos. Debía mantener la calma… debía ser fuerte…



    Sentí el momento en que el alma me volvía al cuerpo en el momento que escuchamos los latidos de nuestro bebé. Sin embargo no fue hasta que nos dijeron que era lo que había pasado que me sentí más relajado. Era como si me sintiera en estado de alerta ya que aún podía volver a suceder, Paula debía estar en reposo por un largo tiempo.

   En un momento, el médico que hacía la ecografía nos preguntó…


Doctor: Ahora… ¿Quieren saber qué es?- Nos miramos con Pau, no había duda de la respuesta.

P y P: ¡Sí! –dijimos y esperamos.

Doctor: Su bebé es... ¡Una nena! - ¡No lo podía creer! Paula daba por seguro que sería un varón, pero algo en mí decía que era una nena. ¡No me había equivocado! ¡Mi princesa! Saqué mi mirada del monitor a los ojos de Pau.

Paula: ¡Acertaste, papá! –Me dijo emocionada, y la besé.

Pedro: ¡Tenemos una princesita! –Le dije, cuando noté que Pau secaba mis lágrimas.

Marisa: ¡Felicitaciones, chicos! La beba está perfecta, gracias a Dios lo que pasó no la afecto para nada, pero no olviden que debés guardar reposo absoluto, ¿Sí? Vamos a considerar tu embarazo de alto riesgo por las pérdidas que tuviste. Esos dolores que tuviste, fueron contracciones y tuviste riesgo de parto prematuro. No puede volver a ocurrir. –Nos hablaba con claridad, sacándonos de la burbuja donde estábamos. Y es que la felicidad que minutos… horas atrás se habían vuelto cenizas, ahora volvía a sentirse en mi pecho. Mi princesa estaba bien.



   Paula quedaría en observación las siguientes 72 horas, solo por prevención. Y eso nos dejaba tranquilos. Nos quedamos en una habitación. Ya que yo no pensaba moverme de acá, tenía que acompañarla, estar junto a ellas, cuidarlas.

    Solo salí para informarles a todos cómo estaban ellas, la sala de espera se había llenado de nuestra gente querida, a los que ya estaban se les habían sumado Zaira, Hernán, Gege con su novio y Sochi. Varios otros amigos que se habían enterado en cadena. Les conté lo que pasaba y después de un breve interrogatorio, decidieron irse. Mis hermanas y papá querían quedarse, pero los tranquilicé y les dije que era mejor que vayan a descansar, ya eran altas horas de la madrugada, todos estábamos cansados. Había pedido... en realidad había exigido que quería quedarme en la misma habitación con Pau, y por suerte no tuve complicaciones para conseguirlo.

   Los despedí, Luciana era la encargada de alcanzarme varias cosas de casa que necesitaría en nuestra estadía acá, por lo que le entregué mis llaves.

    Camino a la habitación mi teléfono no dejaba de sonar. Se habían enterado, no sé cómo de lo que habíamos pasado, entre ellos Mariano, Gustavo y otros amigos,  mi batería estaba al 4 % y decidí apagar el teléfono antes de agotarla por completo, ya no quería hablar con nadie más por hoy. Lo prendería recién mañana cuando mi hermana me alcanzara el cargador, o mejor dicho hoy, ya eran más de las 3 de la mañana de este domingo.

    Para cuando llegué al cuarto encontré a Pau profundamente dormida, con sus manos en su panza. Me acomodé en el sillón que había al lado de su cama que parecía muy confortable, aunque dudaba que sea ideal para dormir, pero no me importaba yo velaría su sueño. 
   Me acomodé lo más cerca de su cama posible y apoyé una de mis manos en su panza, aprovechando que ella había sacado las suyas, pude notar los pequeños movimientos de mi princesa en su interior, y suspiré sin poder evitar que las lágrimas cayeran nuevamente… Trataba de no pensar en todo lo que había pasado y en el susto enorme que nos había dado, pero era inevitable... ¿Qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido distintas? ¡No podría superarlo! Estaba seguro de ello.


Cuenta Paula…


   Me desperté cuando escuché la puerta abrirse, una de las enfermeras me alcanzaba mi desayuno. Le agradecí y volvió a salir enseguida avisándome que enseguida vendría un médico para revisarme. Observé a Pedro que dormía incómodo al lado mío en un sillón y me lamenté por haberme dormido así, la cama era lo suficientemente grande para que él se acomodara al lado mío. Tenía una carita de cansado terrible, amaba verlo dormir, tenía una de sus manos en mi panza y me pregunté si había estado en esa posición toda la noche.

   Me moví para sentarme y tomar mi desayuno, el apetito era algo que no parecía ceder nunca, fue cuando mi novio despertó asustado.



Pedro: ¿Estás bien? –Me dijo reincorporándose de golpe.

Paula: ¡Sí, amor! ¡Tranquilo! Solo me sentaba para desayunar.-Le respondí con una sonrisa.

Pedro: ¡Me dormí! ¿Estás bien en serio? –La mirada de preocupación no se borraba de su rostro.

Paula: ¡Sí! –Lo miré a los ojos para tratar de tranquilizarlo y acaricié una de sus mejillas. Ahora que estaba despierto podía notar que no había descansado bien tampoco- Vos… ¿Estás bien?

Pedro: Sí, si ustedes están bien, yo estoy- Lo hice acercarse para besarlo… acomodé con mis manos sus pelos alborotados, no me gustaba verlo así, la preocupación seguía ahí, en sus ojos y quería que desapareciera. Pero se había asustado tanto como yo, llevaría tiempo recuperarnos de esto.


Cuenta Pedro…


    Mi noche fue fatal, primero no podía dormir porque mi cabeza no dejaba de traer flashes de lo que ocurrió anoche y luego, dormido, las pesadillas no dejaban de atacarme… Pesadillas horribles de cosas, que gracias a Dios no pasaron y que me despertaban aterrado y confundido, para recordarme después que solo eran eso, pesadillas.

    En la mañana, después de que el médico revisara a Paula y nos dijera que estaba todo bien, vino Luciana,  junto con Inés y Sonia, para alcanzarme las cosas que le había pedido. Apenas puse a cargar mi teléfono y lo encendí me empezaron a llegar todos los mensajes y llamadas que no atendí. Algunas de las que me vi obligado a responder, Pau hizo lo mismo con el suyo, que había dejado olvidado en casa, por obvias razones. No hubo tiempo de pensar en ello cuando salimos.

   Una de las llamadas que respondí me avisaron que en los medios ya sabían de lo sucedido con Paula, y que estaba internada. No había reparado en ello hasta ahora, no tenía ganas de lidiar con la prensa. Contesté otra llamada que era de Mariano, que llamaba para preguntar cómo habíamos pasado la noche, después de un breve resumen, me informó lo que acababa de enterarme y le pregunté cómo debía manejarlo, ya que con Pau nos sentíamos en la deriva. Mi amigo se ofreció a ser nuestro vocero, a manejar a la prensa, él tenía una vasta experiencia en ello y ponía las manos en el fuego por él, sabría hacerlo. Yo no pensaba salir de la clínica para dar notas ni nada de eso. No tenía energías para hacerlo, debía estar con mi mujer y mi hija. Una vez que le encomendé la tarea a Mariano, me olvidé del problema, confiaba en él.


Paula: ¿Todo bien? –Me dijo, acariciándome la cara, tomé su mano y la besé.

Pedro: ¡Sí! Mariano se va a encargar de todo. No me pienso mover un minuto de al lado de ustedes.- Sonrió y me dio un beso.

Luciana: Pepe, deberías ir a comer algo, nosotras nos quedamos con Pau. –Dijo mirando a Sonia y a Inés que asintieron.

Paula: ¡Sí, amor! ¡Andá! –Y Pau tenía esa cara con la que lograba convencerme de todo. No tuve más alternativa que hacer lo que me decían.


    Y es que me costaba horrores separarme de ellas, sabía que estaba todo bien, pero el miedo no quería irse… Parecía que permanecería allí por siempre… ¿Será realmente así o podré superarlo?





     Hola! Cómo están? Y sí, las hice sufrir un poquito pero finalmente fue un susto nada más, ahora a cuidarse mucho y a tratar de superar los miedos… cosa que no es fácil! Espero que les haya gustado!

   Ya saben que pueden dejar sus comentarios y a la que quiera que le avise cada vez que suba mi twitter es @LauyValenPyP pueden dejar sus comentarios ahí también. Si es en el Blog mejor ;)

   Les dejo el adelanto para el próximo capítulo que subiré en cuanto pueda! :) Semana complicada, por eso este fue larguito!




    Pedro no se movió de mi lado en todo este tiempo, se había instalado conmigo en la habitación, cuidándonos, acompañándonos. Varias veces le insinué que fuera aunque sea unas horas a casa para descansar bien, pero no hubo caso, no se movió jamás de la Clínica.

6 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyy, Lau, no paro de llorar de emoción x este cap tan tierno!!! Sos una genia haciendo mover las sensaciones de cada uno de los que te leemos. Gracias x tan hermoso cap!!!!!!!!!!!

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    1. Ay! Gracias Sil!!! Aunque a veces parezcan maldades, mi objetivo es ese, que puedan emocionarse! Objetivo logrado entonces! Gracias Sil! Besote!

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  2. Aaaaaaaaaay m habia reee asuustadoo! Asdfghjk, m encanto! Reee emocionante! Soi @meli_pauliters

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    1. Hola Meli! sí, fue un re susto! Pero por suerte todo va a estar bien! Beso!

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  3. que bueno por suerte no paso nada y esta bien me encanto te mando besos y espero el siguiente

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    1. Hola Iara! sí, fue solo un susto! Beso enorme! =)

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