Capítulo 146- Capítulo Final
Sentí sensaciones encontradas, como una especie de desilusión, y creo que fui obvia, ya que Marisa enseguida me recordó que la cesárea siempre estuvo en las posibilidades por el tamaño de Oli, y que debía ser así por el bien de las dos. Pedro seguía aferrado a mi mano, en silencio, como no cayendo a la realidad.
Marisa: ¡Bueno, papis! ¡A preparse! ¡En unas horas van a ser papas! – Pedro me miró y sonrió, sus ojos brillaban y no sabía si eran sus manos o las mías, o ambas pero temblaban y a la vez reímos. Los nervios y miles de sentimientos, hoy finalmente, conoceríamos a Oli, a nuestra princesa
Cuenta Pedro…
¡En unas horas van a ser papás! Trataba de asimilar las palabras de la doctora, ¡No podía creer que el día había llegado! La miré a Pau y si bien estaba tan sorprendida como yo, sonreímos. La abracé y nos besamos.
Pedro: ¿Estás lista? –La vi sonreír nerviosa y asintiendo- ¡Vamos a conocer a Oli!
Paula: ¡No veo la hora! –Me dijo emocionada.
Después de comunicarnos que íbamos a ser papás todo comenzó a pasar muy rápido. Llevaban a Pau de aquí para allá, obviamente yo no me separaba de ella en ningún momento. Me sorprendió verla tan serena, y hasta preocupada por avisarle a la familia. Estaba todo tan tranquilo antes de venir acá que ni siquiera pensé en la opción de poner a cargar mi teléfono, comencé a utilizar mi última reserva de batería, solo quedaba 4 %.
Llamé a Juampi, ellos tenían nuestro otro juego de llaves y debían interrumpir su paseo para traernos el bolso que tantas veces trajimos y justo hoy, no lo habíamos creído necesario. Juampi no lo podía creer, se lo escuchaba tan contento y sorprendido, pero tuve que cortarle para poder seguir hablando. A la siguiente persona que avisé fue a Luciana, y ella era la encargada de avisarles al resto. Mi hermana pegó un grito en el teléfono que casi me deja sordo. Me hizo miles de preguntas, pero debía cortar. Mi última llamada fue a Hernán, mi amigo del alma, no podía olvidarme de él
Cuando terminé de hablar con mi amigo, ya no tenía casi nada de batería y comenzaron entrar llamadas, solo hablé con mi papá.
Horacio: ¡Hijo! ¡Es cierto lo que me contó Luciana! ¡Oli ya va a nacer! –Podía notar a mi padre llorar por el teléfono, y era como si recién estuviera cayendo.
Pedro: ¡Sí! ¡Ya va a nacer! Los quiero acá, quiero que la conozcan- Le dije con la poca voz que tenía, un nudo en mi garganta había aparecido de golpe… Levanté mi cabeza, Paula estaba sentada esperando que la hagan pasar al quirófano, me miró y me sonrió.
Horacio: ¡Ya estamos saliendo! ¡Te quiero hijo! Quedate tranquilo que todo va a estar bien- Después de eso cortó la llamada.
Me acerqué a mi novia y me rodeó la cintura con sus brazos, choqué mi panza con la suya… ¡Cómo iba a extrañarla ahora! y me dio un beso, yo acaricié a mi hija en su nidito, pensando… pronto la tendré en mis brazos…
Paula: ¿Estás bien? –Me dijo apoyando su frente con la mía.
Pedro: ¡Sí! -Ansioso, nervioso, feliz, asustado, todo junto, pero no quería compartir eso ahora- ¡Soy yo el que tiene que preguntarte cómo estás! – Sonrió, sin responderme- ¿Me alcanzás mi cartera?-Miré hacia donde me señalaba y me fui a buscarla.
Vi que revolvía entre sus cosas, seguro que en busca de su celular, pero me sorprendió ver que era un papel, o ¿Una foto?
Paula: ¡Estoy tranquila, estoy en paz! Sé que ella y mis papás me van a cuidar- Me enseñó lo que tenía en sus manos, e inmediatamente comencé a llorar. Era la foto de mi mamá, la que tanto amaba.
Sentí que me acariciaba la mejilla, secando mis lágrimas. Y es que traerla en este momento tan especial con nosotros, demostrarme cuanto la quiere y lo que significaba para ella me hacía tan inmensamente feliz y orgulloso. Juro que no puedo amar más a esta mujer. La volví a abrazar lo más fuerte que pude y la besé, y ella me respondió tan dulcemente, emocionada… Hubiésemos estado así por horas si no nos hubieran interrumpido, teníamos otra cosa más importante que hacer, ver nacer a nuestra hija…
Cuenta Paula…
Creo que no podía sentirme tan feliz y con tanta paz, ni remotamente sentí miedo. Creo que sentir que Ana me acompañaba me fortalecía, así tanto como jamás olvidaba que mis padres me cuidaban desde donde estén. Y justo ahora, en vez de sufrir las ausencias, me sentía más acompañada que nunca por ellos.
Cuando me llevaron hacía el quirófano. A Pedro le pidieron que pase por otra sala a ponerse el ambo para poder presenciar el parto. En ese momento me soltó la mano y sentí un vacío enorme, no quería estar lejos de él, no quería empezar a sentirme nerviosa. Tomé la foto de Ana y la apreté fuerte contra mi pecho, y recordé como nunca las sonrisas de mis padres… ellos estaban conmigo… nada podía salir mal… no estaba sola…todo iba a salir bien.
Y como si fuera un bálsamo la paz volvió a mí, mientras observaba el procedimiento de los médicos, concentrados en su trabajo, a Marisa tranquilizándome. ¡Sí! ¡Todo iba a salir bien!
Ya estaba anestesiada y habían puesto una tela en frente mío, cuando lo veo entrar a Pepe con una cofia y una bata azul con la inscripción que decía “Voy a ser papá” y casi me muero de amor, estaba hermoso. Se acercó tímido hasta estar al lado mío y lo agarré de la mano. Me sonrió, sus ojos brillaban y yo era una bomba de emociones.
Marisa: ¡Bueno! ¡Ya es hora! Vamos a comenzar- Nos avisó y le indicó a otro médico el comienzo.
No sé cuánto tardaron, solo me decían que Oli era enorme y que costaba sacarla. Pedro me sostenía de la mano con fuerza y esperaba, impaciente, igual que yo.
En un momento sentí un tirón fuerte, pero nada de dolor, y entendí que era el momento. Por encima de la tela que separaba la visión, la vi. Tal cual la había soñado… La escuché llorar y me la apoyaron en mi pecho, sentí el amor más puro, inmenso, único, porque de pronto había alguien que iba a necesitar de mí, y entonces… ¡Me largué a llorar!
Por instinto comencé a olerla, fue mi primer impulso para reconocerla, para sentirla totalmente mía, nuestra... Pepe estaba emocionado mirándonos, abrazándonos a ambas, conociendo este sentimiento que nacía dentro nuestro, aunque ya lo veíamos crecer hace tiempo, pero hoy era nuestro sueño hecho realidad. ¡Oli había llegado!
Cuenta Pedro…
¡No podía creer que ya estaba acá! Verla nacer, ver cómo Paula la anidaba en su pecho, era como si de golpe todo mi mundo se redujera en ellas, todo había desaparecido, y no necesitaba nada más. ¡Las amaba con todo lo que era!
La misma doctora que dejó a mi beba en el pecho de su madre nos dijo que era hora de los controles y me invitó a acompañarla. La miré a Pau, no quería dejarla sola… era como si mi corazón se tuviera que dividir en 2 ¡Qué difícil sería esto! Pero Pau me dio una mirada de aliento, y asentí para acompañarla. Tomó a nuestra beba en brazos y me indicó que la siguiera, mis pies pesaban, me costaba caminar, me di cuenta que temblaban también.
Entramos a una habitación y comenzaron a hacerle todo tipo de cosas, metiéndole sonditas, aspirándola, entre otras cosas, a veces mi beba se resistía y la hacían llorar. ¡Juro por mi vida que tenía ganas de matarlos! Y lo hubiese hecho si no hubiese estado lo suficientemente consiente de que lo hacían por su bien. Respiré y me contuve, tratando de calmar mi estado de furia. Vi cómo la medían y la pesaban, mi gordita pesaba casi 4 kilos, era hermosa y estaba sana ¡¿Qué más podía pedir?! Vi cómo le ponían un pañal y la envolvían en una manta rosa. Mi nena respiraba afligida, estaba enojada. ¡Hijita, ya los voy a hacer pagar por esto! pensé dentro mío… y temí por lo que podía llegar a ser como padre.
Enfermera: ¡Papá! ¡Hagase cargo de su hija! –Me dijo con una sonrisa, entregándome a Oli. Iba a ser la primera vez que la sostendría en mis brazos…
La agarré con cuidado y ni bien la acomodé en mi regazo ella me miró a los ojos. Esa conexión que tuvimos fue mágica, ¡Oli era mágica! El amor que tenía por ella no tenía nombre. De golpe me dejaron solo con mi beba y aproveché.
Pedro: ¡Hola princesa! ¡Soy yo! ¡Papá!- Le hablé y sus ojos se abrieron aún más hacía mi ¿Me habrá reconocido? Se comenzó a mover y reconocí esos movimientos raros parecidos a los que hacía en la panza de su mamá. Me acerqué a dejarle besitos por sus hermosos cachetitos rosados- ¡No te das una idea de lo que estábamos esperándote, mi amor! –Me seguía mirando fijo, sus ojos brillaban tanto, tenían una luz que podía iluminar el mundo entero, al menos el mío, el que ella y su madre habían creado… mi mundo. -¡Tenemos que ir con mami, debe estar loca por verte de nuevo!
Caminé el corto tramo hasta llegar a Pau, estaba aún acostada en el quirófano, acaban de terminar con ella y se la notaba ansiosa. Cuando nos vio, una sonrisa iluminó su rostro y yo le respondí de igual modo. Acorté la distancia, para poder entregarle a nuestra hija, cuando sus ojos comenzaron a desprender lágrimas.
Paula: ¡Gracias! ¡No puedo describir en palabras todo lo feliz que me siento! - Me confesó y le sonreí, dejando a nuestra hija en sus brazos.
Pedro: ¡¿Gracias?! Yo tengo que agradecerte y no hace falta que busques palabras, te entiendo, porque siento lo mismo que vos y no hay manera de explicarlo- Pau sonrió emocionada y miró a nuestra hija y lloramos… ¡De felicidad!
Cuenta Paula…
No soportaba más la espera, quería volver a tener a mi hija en brazos, saber que estaba bien. Un vacío desgarrador me acompañaba. No tenerla conmigo, ni en mi panza, ni en mis brazos, y lo único que me tranquilizaba es saber que su papá estaba ahí, cuidándola. Sentía nacer en mí la necesidad de estar con ella, así como lo estuve durante estos casi 9 meses. No era justo el desarraigo ahora. La quería conmigo.
Eché un vistazo a la foto de Ana, y parecía decirme ¡Pau, quédate tranquila! Y sonreí, la acomodé de nuevo entre mis ropas y levanté mi vista y lo vi a él… a ella… a los amores de mi vida…
Pedro la traía en brazos. Parecía iluminado con una sonrisa de puro amor y orgullo, como si la llevara así toda la vida.
Le agradecí porque es lo único que me nació decirle, no tenía palabras para explicarle lo que sentía. La apoyó en mi pecho y sentí la conexión y el amor más grande que jamás sentí antes. La llené de besos, nunca parecían ser suficientes… Y lloré y los ojos de Pedro se llenaron de lágrimas también.
Paula: ¡Los amo tanto! –Dije con necesidad. Mis amores, ellos 2, ahora. ¡Eran mi familia! Ellos 2 iluminarían mis días el resto de mi vida. Pedro levantó la vista al escucharme, estaba embobado mirando a nuestra hija.
Pedro: ¡Y yo las amo a ustedes hasta la eternidad! –Me dijo con sus ojos sinceros, que no mentían. Sonreí y se acercó para besarme, ¡No podía ser más feliz! ¡Mi mundo era perfecto!
FIN…
Hola! Cómo están!!! Y sí, este es el fin de “Veo en ti la Luz”. Gracias a todos los que me acompañaron y me inspiraron para hacer estos 146 capítulos, sin ustedes del otro lado leyendo, no hubiese legado a tanto!
Espero que les haya gustado y me encantaría escuchar sus comentarios hoy más que nunca.
No se olviden que hay un EPILOGO que voy a subir en varias partes el mismo día o días consecutivos. Si puedo lo subo el fin de semana o sino la otra, para terminar de darle un cierre a la historia.
Gracias por leer y les dejo un adelanto del Epílogo que subiré en cuanto lo tenga terminado!
Ayyyyyyy, se me cayeron algunas lágrimas de emoción con este cap. Y esto es lo que logra un buen escritor, que los lectores se emocionen líneas escritas. Fue muy tierna pero además intrigante esta historia y lo mejor es que mechaste hechos de la realidad sin salirte del eje de la historia creada x vos Lau. Felicitaciones y te doy permiso para que descanses un tiempo (no muy largo) hasta que escribas tu próxima novela. Gracias Lau x compartir esta historia tan hermosa!!!!
ResponderEliminarHola Sil! qué lindo que se hayan emocionado! Objetivo logrado!!!
EliminarComo bien decís quise que tenga algo distinto, que pueda poder meter coitas de la realidad, porque sabía que les gustaba y a mi me encantaba hacerlo. Así, como dejarlas con la intriga con algunos finales o adelantos!
Gracias por el permiso y espero poder tomarme mis merecidas vacaciones después de estos más de 10 meses!
Gracias a vos por acompañarme! TQM! :)
Lau: No puedo ni quiero contener las lágrimas que esta historia causo! Desde el principio hasta el final, me enganche con lo que iba pasando y lograste que sea parte de la novela!!
ResponderEliminarMe costo mucho leer este capítulo, hacia tiempo, yo creo que inconscientemente no lo queria leer porque es sentir que se acabo, ya se que falta el epílogo pero esta historia llego a su final y voy a extrañar leerte, muuuchooo!!
Siento que además de leer una linda novela, encontré en vos alguien con quien compartir momentos, situaciones de la vida, que me des consejos y poder darte mi opinión sobre otros temas! Ojalá sigamos hablandonos, o mejor escribiendonos. Por mi parte lo voy a seguir haciendo (no te vas a librar de mi tan fácilmente jaja)
Te quiero y espero que pronto a esa cabecita se le ocurra otra historia!! Sos muy buena escribiendo!!
Espero el epílogo para darle un cierre a esta hermosa novela.
Miles de besos... ;)
Lau: Como le dije a Sil, mi objetivo está más que logrado si logré emocionarlas y por qué no! hacerlas enojar de vez en cuando! ;)
EliminarA vos te habrá costado leerla como a mí escribirla! no te das una idea! y no es porque no supiera que escribir! eso ya lo tenía pensado hace muuuucho! pero me negaba a darle fin! No sé!
No quiero ni tengo intenciones de que te libres de mi tan fácilmente! yo también siento igual! Me pasa tal caul lo describiste! TQM a vos también!
Te confieso que tengo una historia dando vueltas, y me estoy atando las manos para no empezarla! Pero si la subo va a ser dentro de mucho tiempo!
Nos leemos en el epílogo!
Besote!
muy lindo capitulo muy emocionan , hasta las lagrimas pero no de tristeza sino de felicidad , lindo leerlo piel de gallina me encanto y como li dije siempre fue lindo acompañarte en esta novela , gracias por traer los momentos mas hermoso de esta historia de amor que nos uno en fronteras a todas las pauliters temando un besos y un abrazo bien grande
ResponderEliminarGracias Iara! Feliz de hacer que se emocionen!
EliminarY, otra vez, Gracias por acompañarme en esta locura!
Beso enorme para vos también!!!
Ayyy Lau que bello por favor! no puedo creer que esta historia haya llegado a su fin... Me encantó este último capítulo, reviviendo una vez más cosas de la vida real... Tuve piel de gallina todo el capítulo, super emocionante.
ResponderEliminarYa quiero leer el epílogo, YA! estoy más ansiosa que nunca pero a la vez no quiero dejar de leerte! Pero bueno, como venis anunciando hace bastante, todo llega a su fin...
Espero el próximo, y gracias por este bello capítulo, besos!
Hola Lu!!! sí, llegó a su fin! y no te das una idea de lo que me cuesta asimilarlo!
EliminarNo podía no poner esos detalles de ellos, como la forma en q relataron el parto, o lo de la foto de Ana, ¡Son momentos únicos e inolvidables!
Estoy trabajando en el epílogo, me cuesta conectarme, pero lo voy a hacer, ya lo tengo pensado!
Gracias por tus comentarios de siempre y por acompañarme fielmente! Beso enorme Lu!
No puedo no llorar leyendo e imaginando tus relatos.. gracias por compartir esta historia tan linda a la que no le falto nada, lograste engancharnos a todas capitulo a capitulo, voy a extrañar leerte, espero encontrarte nuevamente con una nueva historia porque me encanta tu manera de escribir. GRACIAS solo eso
ResponderEliminarHola Mara! es la primera vez q comentás en el blog! me encantaría saber quién sos!
EliminarMe alegra que se hayan emocionado, esa es mi intención siempre! A veces provocando enojos o frustraciones y otras de felicidad.
Para mi fue un desafió siempre, el mantenerlas enganchadas y es bueno saber q pocas se quedaron en el camino!
Yo también voy a extrañar escribir y no puedo asegurar que no voy a volver hacerlo! simplemente porque amo hacerlo!
Gracias a vos por acompañarme!