Capítulo 42

Capítulo 42


   Ni bien me abrió la puerta noté el golpe en su nariz, y me dispuse a entrar sin siquiera saludarlo…


Julián: ¡hola! ¿no? Tan rápido se te pegaron los modales de tu novio –y lo miré llena de odio ¿encima se hace el gracioso?

Paula: no estoy para formalidades… ¿qué le dijiste a Pedro? –lo increpé y él no se sorprendió…

Julián: ¡pará Paula! ¡Lo único que falta es que vengas a hacerme reproches vos a mí!

Paula: ¿qué reproches me tenés qué hacer? –y apenas terminé de hacer la pregunta sentí que le estaba dando pie para hacer su descargo…

Julián: ¿me estás cargando, no? No se te ocurrió pensar un segundo en cómo me podía llegar a sentir viéndote con él así hoy –tenía razón, jamás pensé en él, y en parte entendía… -escucharte hablar de cómo era de especial para vos cuando todavía eras mi novia –vi sus ojos llenos de lágrimas y con su semblante lleno de dolor y me obligó a bajar la guardia…

Paula: lo nuestro terminó, yo no te tengo que rendir cuentas de lo que hago o dejo de hacer… -agachó su mirada recibiendo el peso de mis palabras- te entiendo, yo hubiese preferido que sea distinto, pero esta semana fue terrible, necesitábamos blanquearlo…

Julián: es que… todavía me cuesta asimilarlo… verte hoy me destruyó, Pau… -mientras se acercaba y yo retrocedí un paso atrás, no quería prestarme a confusiones, necesitaba ser clara…

Paula: te juro que jamás haría nada solo por hacerte mal, pero ya te expliqué, era lo mejor para nosotros…

Julián: ¿no me hiciste demasiado mal cuando te encamaste con otro siendo mi novia?

Paula: ya tenía decidido contártelo, no lo hice apropósito, con esa intención… ¿por qué volver a esto? Ya no tiene sentido. –tratando de terminar con el tema, yo no vine a que me haga planteos. - ¿por qué le mentiste a Pedro sobre el anillo? ¿le dijiste que estábamos comprometidos? –lo vi agachar su cabeza asintiendo-¿por qué lo hiciste?

Julián: porque lo odio, porque te alejó de mi lado, porque te enamoraste de él ¿necesito alguna razón más?-mirándome a los ojos, se sinceró…

Paula: él no tiene la culpa, enojate conmigo pero él no te robó nada, yo fui la que eligió… -volvió a agachar la mirada- pero… ¿qué más le dijiste? ¡Por favor Julián!

Julián: pregúntaselo a él, se ve que no te debe conocer mucho, te cree capaz de cualquier cosa –y su respuesta me confundió…

Paula: ¿de qué hablás? ¡Decime qué le dijiste! –volví a increparlo, ya se había agotado mi paciencia… lo vi acercarse hasta la puerta indicándome que me vaya…

Julián: ándate Paula –me di cuenta que no me diría más y recordé el anillo, lo saqué del bolso y se lo dí.

Paula: jamás pensé que ibas a usarlo para lastimarme, no quiero tenerlo… -me fui dejando atrás a mi ex que me miraba con los ojos llenos de lágrimas…


Cuenta Pedro…


   Llegué a mi casa, la de mi infancia, la que me vio crecer, la que aun viviendo en la otra punta del mundo sería siempre mi hogar…

   Antes le avise a mi papá que estaba en viaje, que me quedaba hasta mañana. Recordé mi camisa manchada de sangre y busqué en mi bolso una remera para poder cambiarme, mi papá no pasaría por alto el pequeño detalle sin hacerme un cuestionario… no lo soportaría. Fue él mismo el que me recibió…


Horacio: ¡hola hijo! ¿qué sorpresa Pepe! –mientras me abrazaba como hacia siempre y sentí mi cuerpo relajarse después de horas…

Pedro:¡hola viejo! Ni que fuera que no vengo seguido… -y lo miré divertido, nunca era suficiente para él.

Horacio: No, pero me sorprende hoy, vi el programa –e instantáneamente bajé mi cabeza- te imaginé un sábado a la noche con tu novia no visitándome…

Pedro: ¡basta, pa! –y él ya entendió todo…

Horacio: ¿te peleaste con Paula? –me increpó…

Pedro: algo así, pero no tengo ganas de hablar, ya es muy tarde, vos deberías estar acostado y yo quiero hacer lo mismo… -rogué…

Horacio: Bueno, tu cuarto está listo. ¿querés cenar?

Pedro: no, Pa. Si necesito algo ya sé dónde buscar… -él sonrió…

Horacio: mañana vienen Luciana con los chicos, y obvio va a estar Fede también, voy a hacer un asado, te despierto para que me ayudes… -y reí ante la incredulidad de mi padre. Se despidió y yo me fui a mi habitación a tratar de poner mi mente en blanco, necesitaba descansar. Miré mi celular y recordé haberlo apagado después de hablar con Paula y preferí dejarlo así…



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   Sentí una voz que repetía una y mil veces mi nombre, y tardé en reaccionar, y más en recordar en donde estaba. La vi parada ahí en frente a mi hermana Luciana con una sonrisa de par en par…



Luciana: no cambiaste nada hermanito… ¿siempre vas a tratar de evitar las mañanas? –mientras abría las ventanas y dejaba entrar toda la luz del mundo…

Pedro: ¡por Dios Lu! ¡es domingo! –refunfuñé divertido…

Luciana: ¿sí? ¡Qué bueno que me avisaste! Levantate, que papá está con tu cuñado con el asado y está esperando que alguno de sus hijos se haga presente, ya que Fede también duerme, pero él volvió muy tarde así que empecé por vos.

Pedro: ¿te lo tengo que agradecer? –mientras la vi arrojarme un almohadón por la cabeza con la suficiente rapidez como para no poder evitar el golpeé…

Luciana: pero antes de levantarme quiero que me cuentes de mi cuñada… -y mi sonrisa se borró de mi rostro, y ella supo interpretarme… -¿qué? ¿se pelearon?

Pedro: algo así, Lu. No tengo ganas de hablar…

Luciana: ¡qué lástima! Yo tengo muchas ganas de escucharte –y se sentó al lado mío como cuando éramos adolescentes y nos quedábamos horas hablando de nuestras cosas, ella era mi amiga, mi confidente…


   Le conté a Luciana toda mi historia con Paula. Desde el primer día que la vi, que hablamos, todas las cosas que vivimos en tan poco tiempo, la aparición de Julián hasta la última conversación por teléfono con Paula. Terminé y esperé el veredicto de mi hermana…


Luciana: ¿vos de en serio pensás que todo lo que te dijo ese tipo es cierto? –y solo atiné a agachar mi mirada y levantar mis hombros… ¿por qué tendrías que creerle a un tipo que habla por despecho?

Pedro: lo del anillo es cierto, Paula no me lo negó… -la interrumpí.

Luciana: ¡pero no sabés por qué lo aceptó!

Pedro: ¿vos aceptarías un anillo de alguien con el que estás terminando? –y la vi confundida…

Luciana: no, pero tal vez ella tuvo una razón… ¿por qué no la escuchaste?

Pedro: ya te dije Lu, estaba enojado vos sabés que no sé pelear, no sé discutir… lo mejor que podía hacer era irme en el estado en que estaba…

Luciana: si… tal vez era lo mejor en ese momento, no medís tus palabras cuando estás enojado y podés ser la persona más hiriente del mundo… Pero yo sé que lo que más querés es que te dé esas explicaciones que le estás negando… -volví a agachar mi cabeza –se notan que se aman, me morí de amor viéndolos ayer, yo estoy segura que ella no te está usando como dijo el ex…


   En ese momento entraron Delfi y Fran listos para meterse a la pileta, venían a buscarme.

Delfi: ¿vamos tío? ¡Ya estás despierto! –mientras se colgaba de mi cuello y me llenaba de besos…

Fran: ¡sí, yo traje las pistolas de agua que me trajeron los reyes! – como si quisiera convencerme con eso, los amaba, era imposible negarme…

Pedro: bueno: espérenme abajo que ahí voy ¿sí? –y salieron saltando felices de mi habitación… volví mi atención sobre mi hermana que se mantuvo inmóvil en su lugar…

Luciana: Yo sé que vos querés escucharla, porque lo necesitás, porque la amás. Sino no te hubieras ido anoche evitando pelear –suspiré resignado- no dejes pasar tiempo, prendé ese teléfono. No vaya a ser que cuando quieras escuchar las explicaciones, ya sea tarde y ya no quiera dártelas. –mi hermana se levantó, me dio un beso sentido en la frente y salió de mi cuarto…



   Me quedé pensando en todo lo que me había dicho. Y caí en cuenta de que tenía que hablar con ella. Aclarar todo y dejar de pensar en supuestos. Quería esas explicaciones, las necesitaba…





   Hola! Cómo andan? Acá les dejo el capítulo de hoy!!! Y le devolvió el anillo nomás!!! Ya saben que esta semana subo todos los días!!!  pueden dejar sus comentarios. Mi twitter es @LauyValePyP si quieren que les avise cuando suba o para dejarme algún mensaje.

Les dejo el adelanto para mañana!



¿era eso lo que le dijo Julián? ¿Qué yo lo estaba usando? ¿Pedro había creído eso? ¿tan poco me conoce que me cree capaz? ¿núnca me creyó? No podía dejar de llorar, agradecía poder escaparme estos minutos para poder descargarme…